Agresiones sexuales

Los datos sobre agresiones sexuales que ofrece la Fiscal¨ªa General del Estado nos sit¨²an ante la evidencia de que, pese a los esfuerzos que se hacen en el ¨¢mbito educativo y de prevenci¨®n social, los delitos contra la libertad sexual siguen aumentando. El n¨²mero de delitos denunciados creci¨® en 2018 un 23,2%, confirmando as¨ª la l¨ªnea ascendente de los ¨²ltimos a?os. El informe constata adem¨¢s la emergencia de tendencias muy preocupantes. La principal es el aumento de las agresiones sexuales entre menores. Aunque en n¨²meros absolutos son cifras relativamente bajas ¡ª648 casos¡ª lo relevante es la tendencia, con un incremento del 43% con respecto al a?o anterior. Es de presumir que, al tratarse de una edad con menos recursos que la adulta, el n¨²mero de denuncias no refleje fielmente la realidad y el fen¨®meno sea mayor de lo que esas cifras indican.?

Este dato debe relacionarse con otro tambi¨¦n inquietante: el aumento de las violaciones en grupo. La progresi¨®n de ejemplos excede el efecto contagio que pudiera haber tenido el caso de La Manada, tanto en la comisi¨®n de delitos similares como en la mayor sensibilidad social para denunciarlos. Todo indica que se extienden entre algunos j¨®venes patrones de conducta sexual violenta, muy alejados de los valores que promueve el sistema educativo. Los expertos se?alan el f¨¢cil acceso de los menores a la pornograf¨ªa que se difunde por Internet como la principal causa. As¨ª lo cree tambi¨¦n la Fiscal¨ªa.

Sendos estudios realizados en las Universidades de Salamanca y de las islas Baleares muestran el alto grado de exposici¨®n de los ni?os y adolescentes a la pornograf¨ªa, hasta el punto de que para muchos es la primera imagen que se hacen de las relaciones sexuales. Seg¨²n estos estudios, el 63% de los chicos y el 30% de las chicas presenciaron pornograf¨ªa online. El promedio de edad a la que los menores llegan a la pornograf¨ªa es de 14 a?os, pero uno de cada cuatro la ha consumido antes de los 13.

Se trata adem¨¢s de un nuevo tipo de pornograf¨ªa, de formas cada vez m¨¢s violentas, basada en pr¨¢cticas de dominaci¨®n que incluyen relaciones con peque?os y la violaci¨®n. Este tipo de contenidos, que a veces tienen una difusi¨®n viral, familiariza a los ni?os con pr¨¢cticas de riesgo y presenta como normales conductas basadas en la agresividad, la satisfacci¨®n inmediata de los deseos y la simplificaci¨®n de las relaciones interpersonales.

Estos datos plantean la necesidad de reforzar los programas de educaci¨®n sexual para contrarrestar esta nociva influencia y de emprender medidas de prevenci¨®n. Debe estudiarse si el uso de c¨¢maras en lugares de ocio y centros educativos puede ayudar a prevenir, pero lo fundamental es que las familias tomen conciencia de estos peligros y ejerzan su responsabilidad en la vigilancia de los contenidos que sus hijos consumen en Internet.