Cinco hombres de 45 a 50 a?os abusan de una mujer en una playa nudista de Cullera; un chaval de 14 a?os y su amigo de 22 violan a una chica de 14 en una fiesta ilegal en la localidad madrile?a de San Fernando de Henares; seis j¨®venes, tres de ellos menores, violan a una ni?a de 12 a?os en una residencia de ancianos abandonada en Azuqueca de Henares, en Guadalajara¡ La lista podr¨ªa seguir hasta completar las 104 agresiones sexuales en grupo que contabiliza el portal Geoviolencia Sexual desde 2016, cuando se produjo la violaci¨®n de La Manada a una joven de 18 a?os en San Ferm¨ªn.
?Hay m¨¢s manadas o solo son m¨¢s visibles? ?Por qu¨¦ se producen las violaciones en grupo? Lo primero a lo que apuntan las expertas es al elevado y creciente consumo de pornograf¨ªa cada vez a edades m¨¢s tempranas, pero no solo. Hablan tambi¨¦n de la ausencia del sentimiento de riesgo y la impulsividad propias de la adolescencia, la normalizaci¨®n de la violencia y el erotismo caracter¨ªstica de la industria del sexo, la necesidad de aprobaci¨®n del grupo, la intolerancia a la frustraci¨®n, la legitimidad que sienten al estar acompa?ados o las carencias educativas en este sentido. Y todo, recuerdan, "amplificado por una sociedad machista".
En cuanto a las cifras, es imposible saberlo. En Espa?a no existen datos oficiales espec¨ªficos sobre delitos sexuales cometidos en grupo, por eso, el proyecto de Feminicidio.net hace el recuento a partir de los casos que aparecen en prensa. Registr¨® 17 en 2016, 14 en 2017, 59 en 2018 y 14 en lo que va de 2019. En los ¨²ltimos a?os han contado, al menos, 356 agresores sexuales, y de ellos, alrededor de 87 eran menores de edad, un 24,4%. "Y muy acostumbrados al porno", apunta Llu¨ªs Ballester, profesor titular de M¨¦todos de Investigaci¨®n en Educaci¨®n de la Universidad de las Islas Baleares y codirector de un reciente estudio sobre la relaci¨®n entre la pornograf¨ªa y las relaciones interpersonales de los adolescentes que fija la edad media de inicio en el porno en los 14 a?os para ellos y 16 para ellas y recoge visualizaciones a los ocho a?os.
"Cada vez m¨¢s pornograf¨ªa, antes y m¨¢s violenta. Esto produce una desconexi¨®n moral en algunos de ellos, un apagado producido por la insensibilizaci¨®n de una pr¨¢ctica [la violaci¨®n grupal] que permite recuperar el v¨ªnculo tribal m¨¢s primitivo, caracter¨ªstico de la sexualidad exhibicionista: hay que mostrar lo que se hace", dice Ballester. Esta caracter¨ªstica es relativamente nueva en las agresiones sexuales m¨²ltiples y est¨¢ relacionada de forma directa con el uso extendido de los m¨®viles.
Para la periodista, escritora y experta en g¨¦nero y sexualidad Martha Zein hay un nuevo modelo "que ha pasado de indios y vaqueros a La Manada". Los j¨®venes, explica la coautora de Te puedo: la fantas¨ªa del poder en la cama (Catarata, 2019), se imaginan que est¨¢n en una pel¨ªcula porno y se comportan como tal, "pero el fondo es una manifestaci¨®n de poder mal entendido, una ausencia total de empat¨ªa". Dice que, si a eso se a?ade una alta intolerancia a la frustraci¨®n y un continuo discurso sobre el deseo como motor de vida y la importancia de satisfacerlo, aparece una bomba de relojer¨ªa. Ahora, uno de los v¨ªdeos m¨¢s vistos de Internet en el mundo, con m¨¢s de 220 millones de visualizaciones, es una violaci¨®n grupal con una carga de violencia extrema en la que la joven llora, grita y pide repetidamente que la dejen marcharse. Nadie le hace caso. Los hombres la zarandean, la arrastran y la empujan como si fuese un trozo de carne que amasar.
Relata B¨¢rbara Zorrilla, psic¨®loga experta en violencia de g¨¦nero, que "en grupo la responsabilidad se diluye y ellos se sienten legitimados para someter a trav¨¦s del da?o, eso les refuerza la autoestima, se sienten aplaudidos por sus compa?eros y creen que est¨¢n haciendo una haza?a". Y recuerda que hay que tener en cuenta tambi¨¦n las caracter¨ªsticas propias del desarrollo evolutivo de los adolescentes ¡ªcomo la poca conciencia de riesgo, la impulsividad y el sentimiento de invulnerabilidad¡ª y la socializaci¨®n diferencial de g¨¦nero: "La educaci¨®n sexual existente se limita a las diferencias biol¨®gicas y al uso del preservativo, pero no hay nada sobre el sexo. ?C¨®mo se educan en eso? Con el porno, y vuelta a empezar...".?
Insiste en eso N¨²ria Gonz¨¢lez, abogada y presidenta de la asociaci¨®n feminista L'Escola, y habla de la normalizaci¨®n de la violencia, la desvalorizaci¨®n de la mujer y su tratamiento como "cosa", como elementos "naturalizados" que difuminan el componente delictivo: "Esto acaba por parecer normal en un mundo, adem¨¢s, en el que la familia tradicional est¨¢ desapareciendo y no hemos sabido trasladar los valores positivos que tiene a otros espacios. Buscan su reafirmaci¨®n mientras consumen violencia a todas horas y no hay una educaci¨®n que contrarreste esa aberraci¨®n". El porno es, seg¨²n esta experta, una escuela para la violaci¨®n. "Y lo de alrededor no ayuda. No hay m¨¢s que un vac¨ªo pol¨ªtico y social. Hace falta voluntad pol¨ªtica, inversi¨®n en educaci¨®n igualitaria y conciencia social. Es lo de siempre".
Crecen los delitos sexuales
Las agresiones sexuales con penetraci¨®n en Espa?a aumentaron un 22,7% durante 2018 ¡ªhubo 1.702 delitos de violaci¨®n denunciados el a?o pasado, frente a los 1.387 de 2017¡ª y tambi¨¦n lo hicieron el resto de agresiones y abusos sin penetraci¨®n en un 17,5% ¡ª12.109 frente a los 10.305 de 2017¡ª.
Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual supusieron la mayor subida en el balance de criminalidad del pasado a?o, publicado por el Ministerio del Interior, con un 18,1% ¡ªpor delante de los secuestros (17,4%) y el tr¨¢fico de drogas (un 9%)¡ª, que tiene el n¨²mero m¨¢s alto de agresiones y abusos denunciados en Catalu?a (2.598), Andaluc¨ªa (2.348) y Madrid (2.017).