Rev¨¦s para Johnson
El Alto Tribunal de Escocia declara ilegal el cierre de Westminster
La resoluci¨®n del Alto Tribunal de Escocia que ayer declar¨® ilegal la decisi¨®n de Boris Johnson de suspender durante cinco semanas el Parlamento supone un nuevo rev¨¦s de las instituciones del Reino Unido a la aspiraci¨®n del primer ministro brit¨¢nico de pilotar completamente al margen de ellas un proceso tan complejo y trascendental para el pa¨ªs como la salida de la Uni¨®n Europea.
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Aunque la decisi¨®n ser¨¢ recurrida por el Gobierno de Johnson y pasar¨¢ a un tribunal de mayor rango en Londres, constata c¨®mo el primer ministro ha retorcido el esp¨ªritu de la ley para aplicar una medida como la suspensi¨®n del periodo de sesiones en un sentido para el que jam¨¢s fue dise?ada. Los jueces no han ca¨ªdo en la trampa de los asesores gubernamentales, que pretend¨ªan defender la legalidad de la medida al margen de cu¨¢l fuera su verdadero objetivo.
Aunque la resoluci¨®n completa ser¨¢ publicada ma?ana viernes, los magistrados escoceses ya han adelantado algunas conclusiones demoledoras, entre las que destaca que Johnson ten¨ªa como objetivo ¡°obstaculizar la tarea del Parlamento¡±, un verdadero sinsentido en la democracia parlamentaria m¨¢s antigua del mundo. Como afirma el escritor Ian McEwan hoy en este peri¨®dico, Boris Johnson, a pesar de ser un hombre cultivado y, como tal, con un conocimiento de lo que es la historia, ¡°ha mostrado una profunda ignorancia sobre el funcionamiento de la democracia¡±.
El cierre de Westminster entra por tanto en un embrollo judicial en un momento en el que cuenta cada d¨ªa hasta el 31 de octubre, fecha en la que expira la pr¨®rroga dada por la Uni¨®n Europea para alcanzar un acuerdo. La ¨²ltima sesi¨®n antes de que los miembros de la C¨¢mara de los Comunes regresaran a sus circunscripciones volvi¨® a significar una derrota del Gobierno, con el rechazo de una nueva moci¨®n para adelantar las elecciones. Pero el primer ministro contin¨²a sordo a las instituciones m¨¢s importantes de la democracia brit¨¢nica, que por activa y por pasiva siguen rechazando su estrategia. La amenaza del actual inquilino del 10 de Downing Street de que no tiene intenci¨®n de cumplir el mandato del Parlamento y solicitar una nueva pr¨®rroga a la UE no deber¨ªa caer en saco roto. Johnson ya ha demostrado la poca consideraci¨®n que tiene por Westminster. De llevar adelante sus palabras, desencadenar¨ªa una crisis institucional sin precedentes.
Toda la situaci¨®n confirma que en una democracia los problemas no se solucionan salt¨¢ndose las reglas ni gracias a frases efectivas en las redes sociales pero vac¨ªas sobre el terreno. Boris Johnson ha llevado a su pa¨ªs a una situaci¨®n impensable hace apenas unos meses, ante una Europa que espera perpleja un desenlace.
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