Iglesias a la desesperada
El l¨ªder de Podemos busca evitar la carga de la culpa y la sombra de su propia liquidaci¨®n
Pablo Iglesias pidi¨® un cara a cara como quien pide un salvavidas homologado en medio del mar. Tiene l¨®gica, pero evidentemente lo ve mal, sin demasiadas esperanzas. A Iglesias no le faltan motivos para verlo as¨ª, casi irreparablemente. Reclamar el cara a cara, con todo, tambi¨¦n tiene algo de gesto con cierto arrojo; a su modo, es un ¡°eso me lo dices en la calle¡±, o m¨¢s bien ¡°eso me lo dices a la cara¡±. Adriana Lastra, despu¨¦s de la sesi¨®n, le replic¨®: ¡°Esto no es una cuesti¨®n de machos alfa reuni¨¦ndose; somos dos organizaciones pol¨ªticas¡±. Iv¨¢n Redondo sabe lo que se hace. Hay cierta desesperaci¨®n porque en definitiva que se salve la investidura no est¨¢ f¨¢cil, pero que se salve Iglesias tampoco. En seis meses, el hombre que le hizo el trabajo duro a S¨¢nchez en la moci¨®n de censura, habr¨¢ pasado de frisar 70 esca?os a caer hasta a ?31-35 como apunta el an¨¢lisis de Kiko Llaneras? Menos de la mitad. Kaputt.
El cara a cara es una reivindicaci¨®n del liderazgo, pero tambi¨¦n remite a esa verdad del viejo w¨¦stern: llega un punto en que ya solo dependes de ti mismo y de tus balas. Iglesias debe de estar viendo las cosas realmente mal. Sabe que est¨¢ arrinconado, y seguramente siente, aplicando aquello que dec¨ªa el viejo pistolero William Manny en Sin perd¨®n de que ¡°cuando matas a alguien no solo le quitas todo lo que tiene, sino tambi¨¦n lo que podr¨ªa tener¡±, que a ¨¦l le est¨¢n quitando la vicepresidencia del Gobierno que vio cerca tras las elecciones de 2015, en plena efervescencia, y a¨²n m¨¢s cerca tras las elecciones de 2019. Pero de momento el principal problema para ¨¦l es el liderazgo de Podemos.
Mencionar a Salvini, sin ser descartable que ir a elecciones tenga un efecto bumer¨¢n para el presidente, es un error, porque ?c¨®mo se remata el paralelismo? A Salvini se le torcieron sus planes por la aritm¨¦tica parlamentaria, pero aqu¨ª no cabe que S¨¢nchez quede fuera en ninguna operaci¨®n en la que sumen PP, Cs y Podemos con otras fuerzas regionalistas/nacionalistas, algo impensable para la derecha y para ¨¦l mismo. M¨¢s que un Salvini, lo que S¨¢nchez podr¨ªa hacerse es un Chirac. Pero de momento lo que se ve con claridad es que quien plante¨® un mal ¨®rdago fue el propio Iglesias. A ¨¦l y a los suyos les quedar¨¢ la sensaci¨®n, quiz¨¢ para siempre, de que una vicepresidencia y tres ministerios era un buen acuerdo. Ya pasaron una legislatura con la melancol¨ªa de ¡°y si¡¡±. Desde luego no parece que con Salvini vaya a intimidar mucho a S¨¢nchez.
Mientras la derecha cuestiona a S¨¢nchez, cuestiona el pacto, cuestiona la oferta de que abstengan y cuestiona ir a elecciones ¡ªno hay que preguntarse qu¨¦ demonios quieren, porque lo que querr¨ªan es el pacto de S¨¢nchez con Podemos y los indepes, y tanto m¨¢s en el fragor de la Diada con Torra muy deslenguado, todo eso que S¨¢nchez precisamente trata de evitar¡ª, Iglesias busca evitar la carga de la culpa y la sombra de su propia liquidaci¨®n. No es dif¨ªcil imaginar a alguno de los suyos ante su cad¨¢ver dici¨¦ndole, como Wyatt Earp en My Darling Clementine, ¡°No tuviste la m¨¢s m¨ªnima oportunidad, ?verdad, Pablo?¡±. Tampoco a S¨¢nchez como el John Wayne de Hondo comentando con Iv¨¢n Redondo: ¡°Todo el mundo muere. Ahora era su turno¡±.
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