Generaci¨®n Greta. As¨ª son los j¨®venes que han dicho basta a la destrucci¨®n del planeta
Inspirados por la adolescente sueca Greta Thunberg, los m¨¢s j¨®venes lideran hoy la lucha contra el calentamiento global
UNA TARDE soleada del final del verano, Roger Pall¨¤s, un universitario catal¨¢n de 22 a?os, melena rubia y cuerpo nudoso, va al volante de su furgoneta de camino a la Costa Brava mientras tararea: ¡°The people gonna rise like the waters, we¡¯re gonna face this crisis now¡ [el pueblo se va a alzar como el agua / vamos a enfrentarnos a esta crisis ya]¡±; uno de los himnos que ha tratado de propagar en las huelgas por el clima de Girona. Lo pasaron por el kilom¨¦trico grupo de WhatsApp, pero cuesta que la gente se lo aprenda, dice Roger, y poco despu¨¦s se detiene y recoge a Lucas Barrero, compa?ero de clase y de batallas clim¨¢ticas, un andaluz de 22 a?os y discurso s¨®lido. Cuando prosiguen la ruta hacia el mar, Barrero habla del libro que acaba de publicar, El mundo que nos dej¨¢is (Destino), que es m¨¢s bien un ¡°manifiesto¡±, asegura, con el que espera ¡°remover un poco las conciencias¡±. En ¨¦l escribe cosas como esta: ¡°Somos la primera generaci¨®n que sufrir¨¢, o, m¨¢s bien, que ya sufre, los efectos de la crisis ecol¨®gica y clim¨¢tica. Sin embargo, somos la ¨²ltima que puede hacer algo para detener este desastre¡±.?
Luego, a medida que va asomando el Mediterr¨¢neo tras los pinos, la conversaci¨®n discurre por el veganismo ¡ªRoger, que ha crecido en una comarca dedicada masivamente a la industria porcina, lo es¡ª y por la Ley de Cambio Clim¨¢tico ¡ª¡°naci¨® muerta¡±, dispara Lucas¡ª y tambi¨¦n hablan de la ministra belga de Medio Ambiente, a la que se le ocurri¨® sugerir que las huelgas de estudiantes por el clima que han sacudido el mundo en los ¨²ltimos meses no eran un ¡°movimiento espont¨¢neo¡±, sino una campa?a orquestada (asegur¨® poseer informaci¨®n de los servicios secretos sobre el asunto). Se vio obligada a dimitir. Barrero aporta entonces un dato clave de unas concentraciones iniciadas por la adolescente sueca Greta Thunberg hace un a?o: las protagonizan ni?os y j¨®venes, cierto; pero por cada uno de ellos hay, potencialmente, dos padres y cuatro abuelos. Es decir: cada mill¨®n de estudiantes sumar¨ªa hasta seis millones de adultos detr¨¢s. Lo cual lo convierte en un movimiento juvenil, pero de influencia exponencial; y en eso anda la charla cuando Roger maniobra y se adentra en un sendero y se detiene a las puertas de una escuela de buceo junto a la playa de Sant Pere Pescador, donde trabaja el tercero de los amigos que importaron el movimiento de Greta a Espa?a. De entre neoprenos surge Ander Congil, vasco de 22 a?os y sonrisa expansiva, y los tres se abrazan porque, debido al verano, hace un tiempo que no se ven.
La semilla de Girona
Ander Congil, Roger Pall¨¤s y Lucas Barrero (de izquierda a derecha), en la playa de Sant Pere Pescador (Girona). Tienen 22 a?os y fueron los primeros en organizar este enero una huelga por el clima en Espa?a, emulando a Greta Thunberg. Barrero creci¨® en la sierra de Aracena (Huelva), Congil en Tolosa (Gipuzkoa) y Pall¨¤s en Folgueroles (Barcelona). Apasionados de la naturaleza, se conocieron como alumnos del doble grado en Ciencias Ambientales y Biolog¨ªa de la Universidad de Girona. ¡°Cuando vimos el movimiento en Europa, dijimos, bua, tenemos que coger esto y trasladarlo aqu¨ª porque esto es muy potente¡±, recuerda Pall¨¤s. ¡°Nos plantamos enfrente de la Generalitat de Girona, ¨¦ramos tres amigos, llegaron dos amigas m¨¢s, se pararon dos personas¡, hasta que lo sacamos en redes y esto explota¡±, a?ade Congil. ¡°Hemos sido los j¨®venes los que hemos salido a la calle porque somos los m¨¢s perjudicados¡±, explica Barrero. ¡°Reclamamos nuestro futuro porque si no nos abocamos a un colapso¡±.
Les uni¨® su pasi¨®n por la naturaleza: se conocieron en el doble grado de Ciencias Ambientales y Biolog¨ªa, un programa con pocos alumnos y que solo ofrece la Universidad de Girona (de las p¨²blicas). Han compartido piso, caminatas por el monte, viajes. A los tres les noque¨® la protesta de aquella sueca y su discurso ¡°impactante¡± pronunciado ante los l¨ªderes mundiales en Katowice (Polonia) durante la conferencia de la ONU sobre cambio clim¨¢tico a finales de 2018: ¡°A ustedes se les han acabado las excusas¡±, les rega?¨® Thunberg, ¡°y a nosotros se nos est¨¢ acabando el tiempo¡±.
Y as¨ª fue c¨®mo un viernes del pasado enero, v¨ªspera de San Canuto, un andaluz, un vasco y un catal¨¢n decidieron sentarse frente al edificio de la Generalitat de Girona con un cartel que dec¨ªa: ¡°Vaga pel clima¡±. La primera huelga en este pa¨ªs. Ese d¨ªa se les unieron dos amigas y pararon dos curiosos. A las pocas semanas, les estaban llamando de otras ciudades, preguntando c¨®mo sumarse al movimiento Fridays for Future (viernes por el futuro). A medida que la ola verde iba ti?endo el globo, participaron en reuniones de coordinaci¨®n regionales, estatales, internacionales, se encontraron con cient¨ªficos, viajaron al Parlamento Europeo y lograron sacar a la calle en Girona a centenares de personas, a los que trataron de ense?ar ese himno: ¡°The people gonna rise like the waters¡¡±. Como resume Roger Pall¨¤s, sentado en las dunas de la playa, mientras se esconde el sol tras las colinas y una bruma p¨²rpura se dibuja sobre el mar oscuro: ¡°Hubo un boom que no esper¨¢bamos. Nos dio mucha fuerza y a partir de ah¨ª fue un no parar¡±.
Puede que nunca antes un movimiento de masas se haya extendido de forma tan r¨¢pida. La activista sueca hizo su primera sentada el 20 de agosto de 2018. Empez¨® sola. Siete meses m¨¢s tarde, en la primera huelga mundial por el clima, el 15 de marzo, salieron a la calle 1,4 millones de personas, seg¨²n los organizadores. Se sumaron m¨¢s de dos millares de ciudades de 128 pa¨ªses y Thunberg se consolid¨® como el s¨ªmbolo de una generaci¨®n muy internacional, cosida por el ingl¨¦s y las redes sociales y tambi¨¦n, seg¨²n la mayor¨ªa de entrevistados para este reportaje, por la frustraci¨®n acumulada ante la pasividad de los adultos y los l¨ªderes pol¨ªticos frente a un planeta amenazado. Greta ha aglutinado a los m¨¢s j¨®venes con un mensaje y una misi¨®n. Su visi¨®n del mundo ha traspasado fronteras. Viaja de Ocean¨ªa a Am¨¦rica. De Nueva York a Tomelloso (Ciudad Real). En palabras de Hugo Abad, un universitario de 19 a?os originario de esta localidad agr¨ªcola y manchega: ¡°Cuando vi a Greta sent¨ª esperanza. Esperanza porque somos muchas m¨¢s Gretas por el mundo, movi¨¦ndonos con una sola voz y una ¨²nica demanda: dejar un planeta habitable¡±. Se sum¨® al movimiento en Madrid, donde estudia. Y este verano, cuando volvi¨® a casa por vacaciones, lanz¨® a trav¨¦s de Instagram las semillas de una movilizaci¨®n en este municipio de unos 36.000 habitantes. En agosto se concentraron decenas de chavales en Tomelloso y solicitaron al Ayuntamiento la declaraci¨®n de ¡°emergencia clim¨¢tica¡±, una petici¨®n habitual del movimiento.
Fridays rurales
El efecto Greta no conoce fronteras y se ha trasladado de las capitales a los entornos rurales. Arriba, miembros de Juventud por el Clima de Tomelloso, un municipio agr¨ªcola de unos 36.000 habitantes en Ciudad Real. Los j¨®venes posan sobre campos cosechados a las afueras de la localidad manchega. Hace unas semanas registraron en el Ayuntamiento una solicitud de declaraci¨®n de emergencia clim¨¢tica, una de las iniciativas promovidas por Greta Thunberg. ¡°Es inspirador que alguien tan peque?o pueda mover a tanta gente en el mundo¡±, dice Alicia Serna, de 20 a?os. Este colectivo tambi¨¦n est¨¢ elaborando un listado de propuestas concretas. Entre ellas, recuperar el mercado de abastos para poder comprar g¨¦nero local. ¡°En las grandes superficies no podemos acceder a estos productos que est¨¢n siendo cultivados a unos pocos kil¨®metros¡±, se queja Hugo Abad, de 19 a?os.
Adela?de Charlier, una belga de 19 a?os, cabeza visible de las huelgas en Bruselas, ha marchado por la capital europea junto a Thunberg y ha sido recibida, entre otros, por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron. Le marc¨® el primer v¨ªdeo de Thunberg que vio en Facebook, ese en el que exhortaba a pol¨ªticos, banqueros y empresarios del Foro Econ¨®mico Mundial de Davos: ¡°Nuestra casa est¨¢ en llamas (¡) quiero que entr¨¦is en p¨¢nico¡±, y les recordaba que, seg¨²n el IPCC, el panel cient¨ªfico de la ONU que aglutina a m¨¢s de 700 expertos en cambio clim¨¢tico, ¡°nos quedan menos de 12 a?os para ser capaces de enmendar nuestros errores¡±. ¡°?Es tan potente lo que dice!¡±, cuenta al tel¨¦fono la belga. ¡°Todas esas frases¡ Cuando las escuchas en una chica tan joven, quieres hacer lo mismo, unirte a ella, y piensas que todo el mundo deber¨ªa hacerlo. Creo que este discurso cambi¨® la mentalidad de los j¨®venes. Ya ¨¦ramos conscientes del problema, pero no ve¨ªamos la urgencia. Es importante darse cuenta de que es una crisis, una emergencia. Y la ¨²nica f¨®rmula para ser escuchados y presionar a los adultos es por medio de la huelga¡±.
El movimiento sigue extendi¨¦ndose. Este verano, 400 chavales de Fridays for Future de 38 pa¨ªses se juntaron en Lausana (Suiza) para tratar de encontrar puntos en com¨²n y coordinar acciones inminentes como la pr¨®xima huelga mundial por el clima del 27 de septiembre. En la declaraci¨®n acordada en este encuentro, piden mantener el incremento de la temperatura global ¡°por debajo de 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales¡±. Y lanzan un grito de alerta generacional: ¡°El colapso de nuestra sociedad y nuestros ecosistemas se encuentra en el horizonte y el tiempo se agota. Lo que ocurra en los pr¨®ximos meses y a?os determinar¨¢ el aspecto de la humanidad en el futuro. Nuestra extinci¨®n colectiva es una posible consecuencia. (¡) Nos hemos juntado en Lausana porque nos unen nuestros miedos comunes y los objetivos y porque el momento de actuar es ahora¡±.
Kelmy Martinez, suizo de 21 a?os, uno de los organizadores de la cumbre, cree que hay elementos comunes que definen su generaci¨®n: ¡°Nuestros padres crecieron en un mundo en el que todo iba bien; era el final de la Guerra Fr¨ªa, la econom¨ªa sub¨ªa. Nosotros hemos visto otra cara. El 11-S, los atentados de Madrid y Londres, la crisis econ¨®mica de 2008, la crisis de deuda de 2011¡±, enumera. ¡°Hemos empezado a hacernos preguntas: ?es esta la forma correcta de vivir y de hacer negocios? Y a darnos cuenta de que hay una crisis humana y medioambiental. De que algo falla en el sistema, porque esto no pasa en uno que funciona¡±. Y sobre la ni?a sueca y lo que supuso su aparici¨®n: ¡°Greta lleg¨® en un momento clave. La gente estaba lista para unirse y salir a la calle¡±.
Salto a M¨¦xico
Clara Mart¨ªnez, Camila Gonz¨¢lez, Jorge Mart¨ªnez y Valeria Cruz, en un parque de Ciudad de M¨¦xico. Pertenecen al movimiento Fridays for Future de este pa¨ªs, uno de los m¨¢s activos de Am¨¦rica Latina, con presencia en 60 ciudades.
Camila Gonz¨¢lez, por ejemplo, no hab¨ªa ido a ninguna marcha en su vida, pero decidi¨® sumarse a este movimiento gestado a casi 10.000 kil¨®metros de su hogar en Ciudad de M¨¦xico. Con 15 a?os, estaba harta de sentir que su opini¨®n no contaba y el hecho de que fuera una chica de su edad la que alzara la voz, a?ade, hizo que abriera los ojos. ¡°Antes estaba mal visto que un ni?o reclamara a un adulto, pero se est¨¢n invirtiendo los papeles¡±, afirma Gonz¨¢lez, que se ha convertido en una de las participantes m¨¢s activas de Fridays for Future en M¨¦xico. ¡°Hoy, nuestra generaci¨®n tiene la voz y el poder para mejorar las cosas¡±. Y las chicas esta vez han tomado el liderazgo. Hay unas tres mujeres por cada hombre en la coordinaci¨®n mexicana del movimiento. ¡°Es toda una revoluci¨®n¡±, dice Clara Mart¨ªnez, de 24 a?os, una de las organizadoras de la protesta mundial de marzo. Todo se prepar¨® en menos de un mes, sobre la marcha, en chats de Whats?App, publicaciones de Instagram y videollamadas. ¡°Mi coraz¨®n lat¨ªa muy r¨¢pido, no sab¨ªamos qu¨¦ esperar¡±, recuerda Mart¨ªnez emocionada.
La representaci¨®n mexicana se ha afianzado como la m¨¢s activa en Latinoam¨¦rica, con 220 actividades realizadas y presencia en 60 ciudades. Pero M¨¦xico no es Suecia e importar Fridays for Future implica reconocer una realidad muy diversa en este pa¨ªs en el que viven 52 millones de pobres, donde la corrupci¨®n ha permitido abusos atroces y la violencia se cobra decenas de miles de vidas al a?o; 21 ambientalistas fueron asesinados en 2018, seg¨²n documenta el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. Am¨¦rica Latina es la regi¨®n en la que resulta m¨¢s letal defender el medio ambiente: en ella se producen m¨¢s de la mitad de los homicidios contra activistas medioambientales en el mundo, advierte Global Witness.
El continente cuenta con una larga tradici¨®n de lucha por la defensa del clima, los ecosistemas, los recursos. De hecho, antes de que Greta fuera Greta, los m¨¢s peque?os tambi¨¦n plantaron cara a los adultos en Colombia con la intenci¨®n de preservar el pulm¨®n del mundo. En 2017, 25 ni?os y j¨®venes presentaron en este pa¨ªs una acci¨®n jur¨ªdica colectiva ¡ªconocida como tutela¡ª para proteger el Amazonas. Animados por DeJusticia, un centro de estudios jur¨ªdicos y sociales, plantearon un caso visionario: demandaron al Estado por no garantizar sus derechos a la vida y el medio ambiente en el futuro. Para sorpresa de todos, el a?o pasado la Corte Suprema de Justicia les dio la raz¨®n.
Pacto por la Amazonia
De izquierda a derecha y de arriba abajo, Yurshell Rodr¨ªguez, de 24 a?os; Aymara Cuevas, de 10; Laura Jim¨¦nez, de 23, y Pablo Cavanzo, de 14. Los cuatro forman parte de un grupo de 25 ni?os y j¨®venes colombianos que, ante el avance de la deforestaci¨®n de la Amazonia, plantearon en 2017 una acci¨®n jur¨ªdica colectiva contra el Estado exigiendo que garantice su derecho futuro a disfrutar del medio ambiente. La Corte Suprema de Justicia les dio la raz¨®n en esta demanda revolucionaria, ha exigido al Gobierno que construya ¡°un pacto intergeneracional¡± y advierte del ¡°perjuicio inminente y grave para todos los colombianos, para las generaciones presentes y futuras¡± si no se toman medidas para frenar la destrucci¨®n del pulm¨®n del mundo. Tras la victoria, los demandantes se han convertido en s¨ªmbolos de una juventud activa frente a la pasividad de los mayores. Pablo Cavanzo, uno de los m¨¢s peque?os, explica sus motivos: ¡°Los mayores no est¨¢n abriendo los ojos. Somos nuestra generaci¨®n pele¨¢ndole a los adultos para que tomen decisiones razonables, pues cuando nosotros tengamos la posici¨®n para cambiarlo ya va a ser muy tarde. Estamos a tiempo¡±.
Gracias a ellos, hoy la Amazonia colombiana es reconocida como sujeto de derechos; el Estado tiene la obligaci¨®n de construir un ¡°pacto intergeneracional¡± y se le advierte al Gobierno que la deforestaci¨®n provoca ¡°un perjuicio inminente y grave para todos los colombianos, para las generaciones presentes y futuras, pues desboca incontroladamente la emisi¨®n de di¨®xido de carbono hacia la atm¨®sfera¡±.
Los 25 demandantes, en mayor o menor grado, se han convertido en s¨ªmbolos de la causa verde. La peque?a Aymara Cuevas, de 10 a?os, que vive en Itag¨¹¨ª, cerca de Medell¨ªn, es hoy la voz del comit¨¦ ambiental de su colegio y se pone en primera fila de las marchas a las que asiste con otros ni?os. Yurshell Rodr¨ªguez, de 24, naci¨® en medio del Caribe, en el archipi¨¦lago de San Andr¨¦s y Providencia. Hace unas semanas aseguraba ante m¨¢s de 1.000 empresarios y acad¨¦micos en una cumbre de sostenibilidad en un coliseo de Bogot¨¢: ¡°Los pron¨®sticos dicen que en 2070, el 17% de mi isla va a estar cubierta de agua. Es decir, que las playas en las que he estado y, probablemente, mi cultura raizal [pueblo ind¨ªgena de San Andr¨¦s] pueden desaparecer. No lo podemos permitir¡±. El hurac¨¢n Greta lleg¨® a Colombia para sumar fuerzas, seg¨²n Laura Jim¨¦nez, de 23 a?os, otra de las demandantes: ¡°Cuando Greta apareci¨® entendimos que hay muchas formas de movilizarse. A m¨ª, por ejemplo, no me gusta estar en primera l¨ªnea, mi forma de manifestarme ha sido la tutela. En realidad, no importa si no eres un ambientalista puro. No necesitamos 100 activistas perfectos, sino que todos seamos activistas imperfectos conscientes de que cada uno desde su posici¨®n, en su hogar, puede hacer algo¡±.
Thunberg ha logrado que el discurso se vuelva s¨®lido y homog¨¦neo. Da igual el rinc¨®n del mundo, todos piden por igual que se escuche a los cient¨ªficos y hablan con urgencia. ¡°Este no es un problema del futuro. Ya estamos viviendo la emergencia clim¨¢tica¡±, sostiene, por ejemplo, la brasile?a Nayara Almeida, de 21 a?os, que ha ayudado a promover en R¨ªo de Janeiro un grupo similar al de la sueca. Participaron en la huelga mundial del 15 de marzo; las protestas se extendieron a 24 urbes del pa¨ªs. ¡°Organizamos todo en cuatro d¨ªas, hablando con amigos y conocidos. Hoy, el movimiento tiene alrededor de 2.000 j¨®venes en 50 ciudades¡±, cuenta Almeida. Son los d¨ªas en los que arde la Amazonia y las agrupaciones de Fridays for Future de todo el globo convocan manifestaciones frente a las embajadas brasile?as y la marea verde exhibe su capacidad de movilizaci¨®n en tiempo r¨¦cord.
Las voces de Brasil
Miembros del movimiento Fridays for Future de R¨ªo de Janeiro (Brasil). De izquierda a derecha, Juliana de Araujo, de 23 a?os; Nayara Almeida, de 21; Ana Gil, de 24; Tua Frank, de 26, y Manu Amaral, de 24. En Brasil, el movimiento suma unas 2.000 personas. Y las retratadas explican por qu¨¦ Greta ha sido clave en la creaci¨®n de un movimiento global: ¡°Su mensaje tiene mucho poder. Es la narrativa de toda la juventud del mundo¡±.
¡°Para 2050 el planeta va a ser inhabitable¡±, advierte una pancarta ante la legaci¨®n de Brasil en Buenos Aires. Es 23 de agosto y viernes, por supuesto, el d¨ªa en que se han promovido protestas en ciudades de medio mundo. Entre los congregados se encuentra Bruno Rodr¨ªguez, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas y Derecho de 18 a?os. Viste una camiseta de J¨®venes por el Clima, la agrupaci¨®n a la que pertenece y a la que representa en la Cumbre de la Juventud sobre Acci¨®n Clim¨¢tica de Naciones Unidas (celebrada el 21 de septiembre en Nueva York). Del centenar de participantes becados por la ONU, 13 son latinoamericanos y Rodr¨ªguez el ¨²nico argentino. ¡°La idea es llevar una propuesta como regi¨®n para que se entienda qu¨¦ pasa en nuestros pa¨ªses¡±, responde.
Este encuentro juvenil precede al oficial, que empieza el lunes 23 de septiembre: la cumbre de Acci¨®n Clim¨¢tica de la ONU en Nueva York, el foro que motiv¨® la odisea atl¨¢ntica de Greta. La adolescente, por coherencia, evita el avi¨®n para reducir su huella de emisiones, de modo que para arribar a Manhattan naveg¨® dos semanas en velero. La revista The Economist aprovech¨® la traves¨ªa para publicar un art¨ªculo titulado ¡®El efecto Greta¡¯, en el que se explicaba c¨®mo desde su ascenso medi¨¢tico en Suecia se ha extendido el flygskam: una palabra que resume la ¡°verg¨¹enza de volar¡± en avi¨®n y que, seg¨²n la gr¨¢fica que ilustraba el escrito, ha provocado considerables descensos en el n¨²mero de viajeros a¨¦reos en su pa¨ªs.
Huelga clim¨¢tica en Buenos Aires
A la izquierda, Julieta Itzcovich, de 17 a?os, una de las decenas de j¨®venes que salen a la calle en Buenos Aires (Argentina) cada viernes replicando las huelgas por el clima iniciadas en Suecia hace un a?o. ¡°Somos la generaci¨®n a la que m¨¢s nos va a afectar¡±, dice. ¡°Si no se hace nada, para 2030 vamos a llegar al punto de no retorno¡±. A la derecha, Bruno Rodr¨ªguez, de 18 a?os, cofundador de la organizaci¨®n Juventudes por el Clima de Buenos Aires y representante de Argentina en la Cumbre de la Juventud sobre Acci¨®n Clim¨¢tica de la ONU, celebrada el 21 de septiembre en Nueva York.
El efecto Greta quiz¨¢ explique en parte el resultado hist¨®rico de Los Verdes en las ¨²ltimas elecciones europeas: los sondeos a pie de urna indicaron que los ecologistas fueron la primera opci¨®n para los j¨®venes en Alemania, Austria y Francia. Pero no se trat¨® solo de una chispa generacional. Una encuesta poselectoral del Parlamento Europeo reflej¨® que ¡°combatir el cambio clim¨¢tico y proteger el medio ambiente¡± fue la principal motivaci¨®n para ir a votar en siete pa¨ªses: Dinamarca, Suecia, Holanda, Alemania, Luxemburgo, Austria y Francia. Y en un a?o ha pasado de ser la quinta a la segunda preocupaci¨®n ciudadana en la UE.
El concepto Fridays for Future ya no es una cuesti¨®n juvenil. Se ha extendido a todo tipo de colectivos. Seg¨²n Miriam Leir¨®s, una maestra de 42 a?os que encabeza Teachers for Future (profesores por el futuro) en Espa?a, el movimiento le ha provocado ¡°esperanza y verg¨¹enza¡± a partes iguales: ¡°Esperanza porque ves que las generaciones no est¨¢n dormidas y son capaces de luchar. Y verg¨¹enza porque han tenido que ser los j¨®venes quienes vengan a tirarnos de las orejas¡±.
Cambio y esperanza en Madrid
Un grupo del movimiento Fridays for Future de Madrid, inspirado en las huelgas de los viernes por el clima de Greta Thunberg. De pie, empezando por la izquierda: Manuela Mart¨ªn, de 16 a?os; Mat¨ªas Spatz, de 17; Jos¨¦ Ferreras, de 23, y Koro L¨®pez de Uralde, de 23. Sentados, Alejandro Mart¨ªnez, de 25; Marta Mac¨ªas, de 20, y Pablo Sallabera, de 23. Los siete posan el d¨ªa de la protesta convocada a finales de agosto frente a la Embajada de Brasil en Madrid para denunciar la quema descontrolada de la Amazonia. Mart¨ªn, la m¨¢s joven, cuenta que es ¡°relativamente nueva¡± en el movimiento. ¡°Me met¨ª de cabeza en cuanto lo conoc¨ª, me pareci¨® algo muy necesario y llevo cuatro meses d¨¢ndolo todo¡±. Ferreras, representante de Madrid en el ¨¢mbito estatal, a?ade: ¡°Lo esencial es la esperanza en que puede haber un cambio. Somos much¨ªsimas personas y esto va creciendo¡±. Mac¨ªas reflexiona sobre su impacto: ¡°Gracias a la difusi¨®n de lo que hacemos, estamos poniendo el tema del cambio clim¨¢tico, de la emergencia clim¨¢tica, en el orden del d¨ªa¡±.
A mediod¨ªa del 23 de agosto, en el centro de Madrid, j¨®venes activistas preparan ese tir¨®n de orejas a un paso de la Embajada brasile?a. Sa¨²l Flores, poeta y estudiante universitario, instruye a un grupo de novatos en el arte del die-in, algo as¨ª como una muerte simulada que deja al manifestante tirado en la calle, obstaculizando de forma pac¨ªfica las labores de la polic¨ªa. Esta defunci¨®n se ha convertido en una de las se?as de identidad de Extinction Rebellion, otro movimiento ecologista nacido en Londres en 2018. No tan juvenil. Y de m¨¦todos m¨¢s contundentes: en abril paralizaron el centro de la capital brit¨¢nica durante d¨ªas y m¨¢s de 1.000 activistas fueron detenidos. En Madrid han comenzado a organizar talleres de introducci¨®n a la desobediencia civil, en los que, entre otras cosas, uno juega a tumbarse en el suelo mientras el compa?ero, a modo de polic¨ªa, trata de voltearlo.
¡°?Rebeli¨®n o extinci¨®n!¡±, corean los convocados ante la embajada. Tres adolescentes acuden a la llamada, se sientan y se aprenden himnos con ojos encendidos; en ellos se intuye el romanticismo de las primeras manifestaciones. ¡°?No es fuego, es capitalismo!¡±, exclaman. Una mujer ha acudido con sus hijas, de 12 y 16 a?os. ¡°Greta es un modelo a seguir, una persona muy valiente¡±, dicen las ni?as. Y la progenitora: ¡°Soy fan absoluta. Pero me da miedo lo que la sobrexposici¨®n medi¨¢tica le puede acarrear¡±.
Al d¨ªa siguiente, en el Centro Social Okupado La Ingobernable, convertido en cuartel general de los activistas por el clima, se re¨²nen en asamblea un nutrido grupo de Fridays for Future de Madrid. No permiten el acceso, pero en el receso para la comida (de t¨¢per) varios de ellos acceden a ser entrevistados en un aula presidida por el grafiti de un inmenso rat¨®n Mickey con ojos de haber ingerido LSD. Despliegan sobre la mesa gazpacho, ensalada de garbanzos, pasta con verduras. Todos se est¨¢n esforzando en cambiar su estilo de vida.
Alejandro Mart¨ªnez, de 25 a?os, explica por qu¨¦ cree que han sido los m¨¢s j¨®venes quienes se han rebelado: ¡°Hasta ahora, los mensajes de las generaciones anteriores siempre eran esperanzadores. Pero la emergencia clim¨¢tica es real. Seg¨²n el IPCC, tenemos solo 10 a?os para evitar que la temperatura global ascienda por encima de 1,5 grados. Hemos crecido siendo conscientes del peligro y viendo c¨®mo no se hac¨ªa nada¡±. Koro L¨®pez de Uralde, de 23 a?os, curtida en ecologismo desde la cuna (es hija del l¨ªder de Equo y exdirector de Greenpeace Espa?a Juantxo L¨®pez de Uralde), a?ade: ¡°Hab¨ªa mucha gente a la que este tema le preocupaba, pero no sab¨ªa c¨®mo aportar. Ha sido una manera de canalizar toda esa energ¨ªa¡±. Y Manuela Mart¨ªn, que con 16 a?os es la m¨¢s joven y comparte edad con la ni?a que lo empez¨® todo, resume ese sentimiento generacional en una palabra: ¡°Rabia¡±.
EL PA?S forma parte de Covering Climate Now, una iniciativa global de m¨¢s de 220 medios de comunicaci¨®n, enfocada a poner atenci¨®n en la crisis clim¨¢tica.
Archivado En
- Protecci¨®n ambiental
- Greta Thunberg
- Movimiento "Fridays For Future"
- Ecologistas
- Activismo
- Organizaciones medioambientales
- Movimiento "Extinction Rebellion"
- Emergencia clim¨¢tica
- Protestas sociales
- Alertas ambientales
- Movimientos sociales
- Malestar social
- Cambio clim¨¢tico
- Problemas ambientales
- Problemas sociales
- Sociedad
- Medio ambiente
- Especial Clima EPS
- Reportajes
- Planeta Futuro