No es un crimen de honor, es un asesinato
La violencia contra las mujeres en los Territorios Ocupados Palestinos no es una prioridad para el Gobierno, pero a veces un caso como el de Israa Ghraeeb puede ser la gota que colme el vaso

¡°No me mand¨¦is mensajes dici¨¦ndome que sea fuerte. Soy fuerte. Que Dios sea el juez de los que me oprimieron y me lastimaron¡±. Con esta publicaci¨®n en sus redes sociales, acompa?ada de una foto desde el hospital, Israa Ghraeeb, de 21 a?os, palestina, mandaba un claro mensaje. Apenas unos d¨ªas m¨¢s tarde, muri¨® ¡°en extra?as circunstancias¡± en casa. Aunque su fallecimiento se produjo el 22 de agosto, ha sido ahora cuando, impulsada por las redes sociales, ha saltado la noticia a los medios ya la opini¨®n p¨²blica, y se han convocado concentraciones para denunciar lo que ser¨ªa un nuevo ¡°crimen de honor¡±, el n¨²mero 19 en lo que va de a?o seg¨²n las organizaciones de mujeres palestinas.
La violencia contra las mujeres en los Territorios Ocupados Palestinos no es una prioridad para un Gobierno disfuncional en el que el Parlamento est¨¢ congelado y sin actividad, y bajo una ocupaci¨®n que deteriora las condiciones de vida y erosiona los derechos humanos. Pero, a veces, un caso como este puede ser la gota que colme el vaso, y haga que por fin sean atendidas las peticiones de una reforma del marco legal para proteger a las mujeres de la violencia de g¨¦nero.
Las mujeres y hombres que participaron en las protestas en muchas ciudades de Cisjordania, como Bel¨¦n, Ramallah o Jerusal¨¦n, no solo ped¨ªan justicia para Israa, sino que lo hac¨ªan desde el convencimiento de que un caso como este tiene implicaciones en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, y en la perpetuidad de la impunidad que rodea estos casos. Que el caso de Israa no caiga en el olvido es una de las demandas de las protestas: que se haga p¨²blica la investigaci¨®n, que se d¨¦ seguimiento, que se condene a los perpetradores. En definitiva, que no caiga en saco roto como pasa constantemente y se apliquen de verdad las penas.
A pesar de la reforma del art¨ªculo 99 del C¨®digo Penal, vigente en Palestina desde 1960 y que otorgaba a los jueces ¡°la capacidad de reducir dr¨¢sticamente las sentencias" cuando est¨¢n presentes "circunstancias atenuantes",? la legislaci¨®n actual a¨²n mantiene lagunas y es discriminatoria e incompatible con acuerdos internacionales sobre Derechos Humanos como la CEDAW (Comit¨¦ para la eliminaci¨®n de la discriminaci¨®n hacia las mujeres) que Palestina ratific¨® en 2014. Desafortunadamente, las costumbres y tradiciones siguen desempe?ando un papel clave en la perpetuaci¨®n de la violencia contra las mujeres bajo justificaciones como el "honor familiar¡±. Hasta ahora, no ha existido una clara voluntad pol¨ªtica sobre la reforma de leyes que tratan espec¨ªficamente sobre la violencia contra las mujeres, pero esperamos que el nuevo Gobierno que entr¨® en abril de este a?o s¨ª la tenga: sacar adelante lo que ser¨ªa el equivalente a la ley espa?ola contra la violencia de g¨¦nero es uno de los retos. Las organizaciones de mujeres y la nueva ministra palestina de Asuntos de la Mujer han demostrado que dar¨¢n la batalla por ello. Veremos el resultado.
Cuando el caso de Israa sali¨® a la luz, tanto el fiscal del distrito de Bel¨¦n como el fiscal general del Estado, Akram Al Khatib, insistieron en que el suceso se investigar¨ªa hasta el final. A finales de la semana pasada, el Al Khatib anunciaba en una conferencia de prensa lo que da idea de la dimensi¨®n social de este suceso: la detenci¨®n de tres familiares de Israa. Pero lo cierto es que hasta que las redes sociales no se hicieron eco y #WeAreAllIsraa se convirti¨® en tendencia, no se hab¨ªa llevado a cabo ninguna actuaci¨®n para esclarecer los hechos.
Seg¨²n un informe de Naciones Unidas, en el mundo se registran anualmente unos 50.000 muertes de mujeres asesinadas a manos de familiares. En Palestina, en 2016, 23 palestinas murieron en circunstancias sospechosas; en 2017 hubo 29 casos, y en 2018 hubo 20 muertes de mujeres en las que se sospecha que los familiares podr¨ªan estar involucrados. De los 18 decesos que confirman las organizaciones este a?o, excluyendo a Israa Ghrayeb, algunos se encuentran en juicio, pero la mayor¨ªa ser¨¢n archivados. Sin embargo, de vez en cuando hay juicios como el de Suha Al-Deek, en el que solo sentenciaron a cinco a?os de prisi¨®n a su marido tras asesinarla ¡°por honor¡±. Luego la familia de Suha pidi¨® revisar los hechos y gracias a la presi¨®n social y de las organizaciones de mujeres, finalmente en abril de 2017 aumentaron la pena a 10 a?os por asesinato.
La legislaci¨®n actual palestina es discriminatoria e incompatible con acuerdos internacionales sobre Derechos Humanos
La violencia contra las mujeres no se reduce a los cr¨ªmenes de honor, sino que tiene m¨²ltiples versiones: el matrimonio infantil, el acoso sexual, la violencia f¨ªsica y verbal, la restricci¨®n de libertades, la desigualdad legal y un largo etc¨¦tera. Hay que a?adir una ocupaci¨®n que refuerza los conceptos de la cultura patriarcal y que hace de la vida diaria de miles de mujeres palestinas un obstinado ejercicio de supervivencia que, como organizaciones, debemos combatir. Israa Ghraeeb y el resto de las mujeres se lo merecen.
Eva Anad¨®n es jefa de misi¨®n en Palestina de la ONG Alianza por la Solidaridad. Soraida Hussein es directora de Woman Technical Affairs Comitee.
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