Las sanciones son la v¨ªa pac¨ªfica
Una negociaci¨®n en Venezuela implica que las concesiones debe hacerlas el Gobierno, porque los opositores no tienen armas que deponer y no pueden ceder en libertades
En los a?os 80, en Centroam¨¦rica, la opci¨®n militar no estaba sobre la mesa sino en el terreno. En esa ¨¦poca Estados Unidos toler¨® un genocidio de miles de ind¨ªgenas en Guatemala; dirigi¨® la guerra en El Salvador donde, en una sola matanza, un batall¨®n entrenado por sus asesores masacr¨® a 500 ni?os, de estos 260 eran menores de 6 a?os; ocup¨® Honduras con bases militares para armar y entrenar a miles de contrarrevolucionarios que combatieron al gobierno sandinista de Nicaragua y en 1989 invadi¨® Panam¨¢ y derroc¨® al dictador Manuel Noriega. Por esos mismos a?os, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ten¨ªa en El Salvador una unidad destinada permanentemente a eliminarme, puedo escribir este art¨ªculo porque no tuvieron ¨¦xito.
Lo descrito es intervenci¨®n militar en serio, ahora es un gran progreso que Estados Unidos postule la defensa de los derechos humanos, persiga la corrupci¨®n y sea prudente en el uso de su fuerza militar. Las amenazas verbales de funcionarios estadounidenses sobre el uso de la fuerza contra Maduro son esencialmente guerra sicol¨®gica. Esta tiene un valor pol¨ªtico propagand¨ªstico y sirve para afectar la moral del adversario sin emplear medios de combate. Sin embargo, esta propaganda ha sido utilizada para establecer que en Venezuela existe un dilema entre v¨ªa pac¨ªfica y v¨ªa violenta.
En los conflictos de Centroam¨¦rica todas las partes estaban armadas, En Venezuela solo Maduro est¨¢ armado y presume tener m¨¢s de un mill¨®n de hombres entre militares, guardias, polic¨ªas, milicianos y paramilitares, dirigidos por miles de oficiales cubanos. Todo esto para enfrentar a partidos pol¨ªticos integrados por civiles sin armas organizados para competir en elecciones. Que militares venezolanos se rebelen contra la dictadura y la intervenci¨®n cubana es pol¨ªticamente leg¨ªtimo. Que la oposici¨®n aproveche la guerra sicol¨®gica de Estados Unidos hablando de ¡°todas las opciones¡±; que invoque el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR) o que algunos j¨®venes enfrenten la represi¨®n con piedras y botellas con gasolina es comprensible. Pero nada de esto sustenta que exista un conflicto violento en Venezuela, la ¨²nica violencia es la del gobierno contra una oposici¨®n totalmente pac¨ªfica.
Que Maduro y Cabello est¨¦n paranoicos por la guerra sicol¨®gica no implica que una intervenci¨®n militar sea inminente. Eso no es tan f¨¢cil, las democracias act¨²an al l¨ªmite que les permiten la opini¨®n p¨²blica, las instituciones y sus fuerzas pol¨ªticas. En Ruanda mataron 800,000 personas y nadie intervino y en los Balcanes hubo actos genocidas frente a los cascos azules. Para que un gobierno env¨ªe a sus j¨®venes a combatir a otro pa¨ªs es indispensable que sus ciudadanos perciban que existe un peligro inminente para su propia seguridad.
La falsa premisa del conflicto violento ha confundido a gobiernos democr¨¢ticos y distorsionado los intentos de negociaci¨®n al establecer que se necesita una soluci¨®n pac¨ªfica, donde no existe una guerra. Una negociaci¨®n en Venezuela debe ser para restablecer la democracia. Esto implica que las concesiones debe hacerlas el gobierno, porque los opositores no tienen armas que deponer y no pueden hacer concesiones en derechos humanos y libertades. Esto implicar¨ªa que aceptan fraudes electorales, torturas, presos y ejecuciones. El reciente anuncio del gobierno sobre un acuerdo no fue una negociaci¨®n, sino una operaci¨®n pol¨ªtica para integrar a partidos minoritarios al r¨¦gimen dictatorial; mantener a Maduro gobernando y disolver a una Asamblea Nacional que tiene m¨¢s del 60% de los diputados opositores divididos entre presos, perseguidos judicialmente, exiliados, asilados y uno asesinado por los militares.
Maduro aprovecha la falsa premisa del conflicto violento para hablar de guerra econ¨®mica cuando ha sido el robo de 300,000 millones de d¨®lares la causa principal de la tragedia humanitaria y posiblemente el caso de corrupci¨®n m¨¢s grande en la historia del mundo. La comunidad internacional ha agotado sus declaraciones. Los venezolanos han protagonizado las protestas pac¨ªficas m¨¢s grandes de la historia latinoamericana. Sin embargo, Maduro ha transitado de dictador local a amenaza regional.
En el mes de julio en Caracas el Foro de Sao Paulo acord¨® p¨²blicamente movilizar a todos los extremistas del continente para que defiendan a los reg¨ªmenes de Cuba y Venezuela. Esto implica que financiar¨¢n y hasta armar¨¢n extremistas. La declaraci¨®n de los disidentes de las FARC, los ataques terroristas del ELN, las protestas violentas en Honduras, Per¨² y otros pa¨ªses son parte de este acuerdo. Maduro es la primera l¨ªnea de defensa de la dictadura cubana y ya no es solo un problema para Venezuela, sino tambi¨¦n para Colombia, Ecuador, Per¨², Panam¨¢, Brasil, Chile, Guatemala y todo el continente. No solo se est¨¢n agravando los problemas sociales en todas partes por los millones de emigrantes, sino que ahora regresa la vieja estrategia cubana de desestabilizar y crear conflictos en otros pa¨ªses para protegerse.
En Venezuela no hay ni habr¨¢ conflicto violento, la oposici¨®n tiene una s¨®lida vocaci¨®n pac¨ªfica y las Fuerzas Armadas est¨¢n moralmente descompuestas por la corrupci¨®n y subordinadas totalmente a Cuba. El peligro no es una guerra entre venezolanos, sino que la desintegraci¨®n social del r¨¦gimen de Maduro y la estrategia cubano-venezolana de desestabilizar otros pa¨ªses, agote la paciencia de estos y eso conduzca a un conflicto militar internacional. Esto no es un peligro presente, pero s¨ª un peligro futuro que empieza a percibirse. Frente a esto, las sanciones econ¨®micas y el aislamiento a las dictaduras de Cuba y Venezuela son el mejor medio pac¨ªfico de presi¨®n con que cuenta la Comunidad Internacional.
Las sanciones no funcionaron con Cuba porque, durante 30 a?os, la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica mantuvo a los Castro en el poder y luego el petr¨®leo venezolano relev¨® a los sovi¨¦ticos. Ahora no existe nadie en el mundo que subsidie a ambas dictaduras. Los rusos quisieran, pero son pobres y los chinos son ricos, pero no regalan dinero. Hay condiciones ¨®ptimas para que las sanciones conduzcan a la implosi¨®n pol¨ªtica de estos reg¨ªmenes. El aumento de las sanciones y la aplicaci¨®n rigurosa de estas por parte de Estados Unidos, Europa y Latinoam¨¦rica son el instrumento m¨¢s eficaz para acortar el sufrimiento de la gente, lograr un cambio democr¨¢tico y evitar un verdadero conflicto violento.
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