Apuntando al centro

Si se repiten elecciones por bloqueo de la gobernabilidad, suceder¨¢ como con el federalismo: no llegar¨¢n porque la mayor¨ªa de los ciudadanos lo prefiera sino porque las otras alternativas han resultado inviables para los dirigentes pol¨ªticos.

A estas alturas, cinco meses despu¨¦s, se entienden un poco mejor las preferencias y prioridades manejadas por los partidos: son reacios a f¨®rmulas de Gobiernos fr¨¢giles ante unos tiempos inciertos inminentes, en los que la competencia pol¨ªtica, tras cinco a?os de cierta desorientaci¨®n, volver¨¢ a estar genuinamente orientada al electorado de centro. El retorno de la competencia centr¨ªpeta en tiempos de polarizaci¨®n.

Y esta renovada disputa por el centro explica, parad¨®jicamente, por qu¨¦ no ha funcionado la ¨²nica f¨®rmula de gobierno estable que depararon las urnas en abril pasado: la coalici¨®n PSOE-Ciudadanos. Aunque Ciudadanos contuvo el embate del plebiscito planteado por Pedro S¨¢nchez en primavera, su aparentemente favorable posici¨®n de centralidad desde entonces ha dejado al descubierto definitivamente sus contradicciones acumuladas en los ¨²ltimos dos a?os: sumar electorados moderados con preferencias opuestas. Cs esperaba que su estrategia polarizadora, orientada a aglutinar votantes de centro-izquierda y centro-derecha bajo las mismas siglas, pudiera mantenerse si S¨¢nchez se met¨ªa en el laberinto virtuoso de las izquierdas dispersas. Parece que S¨¢nchez lo ha evitado. Y ahora veremos las consecuencias.

Si se reeditan las elecciones en noviembre, hay resultados descontados. El previsible retorno del voto estrat¨¦gico ¡ª¨²til¡ª a derecha e izquierda sugiere que Podemos y Vox podr¨ªan desangrarse ante votantes decepcionados con el partidismo instrumental de la pol¨ªtica tradicional pero a¨²n m¨¢s movilizados por la aversi¨®n al Gobierno del bloque opuesto. Cuando las din¨¢micas centr¨ªfugas de voto se disipan, los extremos tiemblan.

Por eso, la inc¨®gnita, y la arena principal de confrontaci¨®n de esas elecciones, se ubica en torno a la inestable suma de opuestos representada por Cs. No est¨¢ claro qu¨¦ har¨¢n sus votantes de centroderecha, a los que el partido ha fiado su supervivencia: no son favorables a la actual inestabilidad pol¨ªtica, pero menos a¨²n al Gobierno de las izquierdas plurinacionales. Con ellos Cs ha cumplido, y es posible que para muchos el PP actual siga siendo una opci¨®n menos preferible.

La clave estar¨¢ en el mill¨®n de votantes de centro-izquierda que antes de 2011 habr¨ªan votado indudablemente al PSOE pero que, bajo la representaci¨®n naranja, han quedado encuadrados de facto en las t¨¢cticas de la derecha. Si las encuestas pronostican que muchos de ellos abandonar¨¢n a Rivera, queda menos claro hacia d¨®nde: ?premiar¨¢n ¡ªcon la nariz tapada¡ª la tenacidad/temeridad de S¨¢nchez, o castigar¨¢n a todos qued¨¢ndose en casa? De esa decisi¨®n depender¨¢ que el escenario de inestabilidad persista o que, por el contrario, S¨¢nchez (con la ayuda silente de Casado) entierre la nueva pol¨ªtica definitivamente con un ¨²ltimo sarcasmo: la renuncia del PSOE a una coalici¨®n con Podemos ahora probablemente impida hacerlo con Cs despu¨¦s del 10-N.

Juan Rodr¨ªguez Teruel es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S