?spero
Hay sociedades a las que le vendr¨ªa muy bien un ansiol¨ªtico, un relajante muscular, no s¨¦, un sedante que las arrancara de la estupefacci¨®n
La realidad se altera cuando dormimos mal. Sale uno de la cama con un embotamiento de car¨¢cter an¨ªmico que lo acompa?a durante todo el d¨ªa. La vigilia adquiere entonces las calidades alucinatorias del sue?o. Hay pa¨ªses insomnes que se parecen a este inmigrante que va dando cabezadas delante de m¨ª, en un vag¨®n de la l¨ªnea 5 del metro de Madrid. Pobre. Se queda dormido unos segundos, acunado por los balanceos del convoy, y de repente abre los ojos y mira con espanto a su alrededor, tratando de averiguar qui¨¦n es, d¨®nde se encuentra, qu¨¦ es lo ¨²ltimo que recuerda de su vida anterior a este episodio de sonambulismo.
Espa?a lleva una temporada larga sin pegar ojo. Viaja en uno de los vagones del tren de Europa como una expatriada de s¨ª misma a la que explotan sin piedad en el lugar de acogida. Tan pronto se le desbordan los pantanos como se le secan los ¨²nicos acuerdos pol¨ªticos de los que podr¨ªa obtener alg¨²n sosiego. Su actividad diurna es err¨¢tica y la nocturna es un dar vueltas agotadoramente entre las s¨¢banas (por lo general, sucias). Todo ello se traduce en trastornos de car¨¢cter que la conducen, por ejemplo, a convocar elecciones de forma compulsiva. Hay sociedades a las que les vendr¨ªa muy bien un ansiol¨ªtico, un relajante muscular, un hipn¨®tico, no s¨¦, un sedante que las arrancara de la estupefacci¨®n que observo en el inmigrante citado m¨¢s arriba y que quiz¨¢ sea el reflejo de mi propia extra?eza, pues tambi¨¦n yo acabo de dar una cabezada que en cuesti¨®n de segundos me ha lanzado, desde los despe?aderos on¨ªricos, a las luces artificiales de esta l¨ªnea del subterr¨¢neo por cuyos t¨²neles me dirijo a no s¨¦ d¨®nde. En esto, en no saber ad¨®nde vamos, coincidimos mi pa¨ªs y yo este viernes del ¨¢spero septiembre.
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