Demos las luces largas
Sin pensar ni reflexionar sobre los grandes problemas, se act¨²a por impulsos, por emociones, sin darle tiempo al tiempo
Todo lo que nos sucede: la incapacidad de entendimiento entre opuestos, de concertar reformas de calado, de ver solo ¨¢rboles y no el horizonte, con la consiguiente erosi¨®n de la democracia, responde a que hace tiempo apagamos las luces largas. En Espa?a es palmario, pero tambi¨¦n en el ¨¢mbito internacional, donde caminamos son¨¢mbulos a la b¨²squeda de un orden perdido tras la dimisi¨®n global de los Estados Unidos de Donald Trump. Sin pensar ni reflexionar sobre los grandes problemas, actuando por impulsos, por emociones, sin darle tiempo al tiempo.
La naturaleza, enfadada, ha introducido en este inicio del oto?o el Gran Asunto: el cambio clim¨¢tico y la urgencia de orillar la ret¨®rica y ponerse manos a la obra con acciones concretas para que las generaciones futuras hereden un mundo vivible. Este es el gran reto e impregna todo lo dem¨¢s. La opini¨®n p¨²blica mundial ha desatado una ola verde. Un extraordinario movimiento juvenil mundial lo ha llevado a las calles aprovechando la reuni¨®n anual de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
El hurac¨¢n Dorian que ha arrasado Bahamas, la gota fr¨ªa catastr¨®fica en el sureste de Espa?a, con la garant¨ªa de los expertos de que todo ello se ir¨¢ repitiendo, a peor: estamos inmersos ya en una emergencia clim¨¢tica. Pero solo declararla no basta. La humanidad no est¨¢ en peligro de extinci¨®n, pero la naturaleza nos adelanta una visi¨®n del futuro. The Economist en su ¨²ltimo n¨²mero concluye que la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa no es una simple resta, requiere casi una completa revisi¨®n del sistema: una refundaci¨®n del capitalismo.
Sobre este tel¨®n de fondo, en el polvor¨ªn de Oriente Medio, apunta el miedo a una guerra por el petr¨®leo, tras la destrucci¨®n parcial por los enanos de Gulliver (huth¨ªes o iran¨ªes en la trastienda) mediante la guerra asim¨¦trica, de la mayor refiner¨ªa del mundo en Arabia Saud¨ª, utilizando drones y posiblemente misiles de crucero. Los gigantes, EE?UU y la podrida autocracia saud¨ª, ya no lo son tanto. El bombero pir¨®mano que preside desde la Casa Blanca ha tenido que envainarse su primer reflejo de atacar a Ir¨¢n militarmente para hacerle pagar su supuesto acto de guerra.
La vulnerabilidad de la mayor gasolinera mundial, rearmada por la m¨¢s alta tecnolog¨ªa militar suministrada por Washington, ha quedado patente, as¨ª como el bluff de Trump, que solo puede empeorar la crisis con Teher¨¢n. Ir¨¢n, asfixiado econ¨®micamente por el cerco de EE?UU que no le deja exportar su petr¨®leo, no tiene nada que perder y se atreve a provocar a la superpotencia. El problema de Trump es que ya no se lo toman en serio ni sus aliados ni sus adversarios, sus err¨¢ticas pol¨ªticas anulan su fiabilidad.
Extra?os tiempos cuando hay que recurrir a los novelistas para contar la historia. El brit¨¢nico Ian McEwan, en declaraciones a EL PA?S: ¡°Estamos en el umbral de un cambio de civilizaci¨®n, a punto de crear inteligencias superiores a la nuestra, algo m¨¢s importante que la invenci¨®n de la escritura o que la revoluci¨®n industrial¡±. Cuanto antes, demos las luces largas.
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