¡°La p¨¦rdida de las aves refleja el declive de todo el entorno natural¡±
El investigador brit¨¢nico expone en su libro ¡®Los sentidos de las aves¡¯ la compleja percepci¨®n del mundo que tienen los p¨¢jaros
¡°Una de las cosas que m¨¢s me gustan de Espa?a es ver las aves que antes eran comunes en Reino Unido¡±, cuenta el ornit¨®logo brit¨¢nico Tim Birkhead (Leeds, 1950) desde la azotea de un hotel en Barcelona. ¡°Me encanta despertar y o¨ªr el trino de mil gorriones; eso ha desaparecido en pr¨¢cticamente todo el Reino Unido¡±. El catedr¨¢tico de la Universidad de Sheffield y miembro de la Royal Society brit¨¢nica est¨¢ de paso en la ciudad por la publicaci¨®n en castellano de su libro Los sentidos de las aves: Qu¨¦ se siente al ser un p¨¢jaro (editado por Capit¨¢n Swing), pero ya lleva una semana en Espa?a, participando en el Festival Internacional de Ornitolog¨ªa del Delta del Ebro.
¡°Rara vez he visto tantas aves¡±, dice sobre su estancia all¨ª: ¡°Flamencos, moritos, ostreros¡ ha sido espectacular, es un lugar muy especial¡±. A pesar de su entusiasmo, la conversaci¨®n es agridulce. Birkhead afirma sentir una ¡°desesperanza monumental¡± por el estado del entorno natural. Todav¨ªa perduran santuarios para la fauna como el Delta del Ebro, pero las cifras no enga?an: este mes, un an¨¢lisis en la revista Science anunciaba la p¨¦rdida de 3.000 millones de p¨¢jaros norteamericanos desde 1970, un tercio de toda la avifauna de la regi¨®n. Es el s¨ªntoma de una tendencia mundial, y la p¨¦rdida no afecta solo a especies amenazadas, sino tambi¨¦n a aquellas consideradas comunes, como los gorriones que Birkhead echa de menos en su pa¨ªs.
Para el ornit¨®logo, pesimista confeso, las manifestaciones por el clima de los ¨²ltimos meses son ¡°lo m¨¢s esperanzador que ha pasado en mucho tiempo¡±. ¡°Nos deslizamos hacia un mundo empobrecido¡±, dice sobre la crisis de biodiversidad. ¡°La p¨¦rdida de aves es solo uno de los aspectos m¨¢s evidentes, pero refleja el declive de todo lo dem¨¢s que alberga la naturaleza. Las aves deber¨ªan ser la alarma para empezar a implementar pol¨ªticas que salven el entorno natural¡±.
Los p¨¢jaros fueron la obsesi¨®n de Birkhead mucho antes de convertirse en su profesi¨®n. ¡°Mi padre era pajarero y me lo inculc¨®. Luego me empec¨¦ a saltar d¨ªas de colegio para ir a ver aves, y ¨¦l se comenz¨® a frustrar¡±, relata. A pesar de las advertencias de su familia, que le aseguraba que no conseguir¨ªa trabajo as¨ª, Birkhead acab¨® labr¨¢ndose una carrera acad¨¦mica como ornit¨®logo. Adem¨¢s de haber viajado por todo el planeta para sus investigaciones, ha dedicado casi medio siglo al estudio de los araos, unas aves marinas longevas y muy sociables, de aspecto similar a un ping¨¹ino, pero capaces de volar. Cada a?o, Birkhead visita las colonias de araos que anidan en Skomer, una peque?a isla de Gales que para ¨¦l es ¡°uno de los sitios m¨¢s preciosos del mundo¡±.
All¨ª surgi¨® la idea para su libro: un d¨ªa observ¨® a un arao hembra realizar el ritual de bienvenida para su pareja (son mon¨®gamos) cuando el macho se aproximaba volando desde el mar, todav¨ªa una mota casi imperceptible en el horizonte. ¡°Las dos aves pasaron a saludarse mutuamente con evidente entusiasmo. Apenas pod¨ªa creer que el ave que estaba incubando pareciese haber visto ¡ªy reconocido¡ª a su pareja a varios cientos de metros en mar abierto¡±, escribe el investigador en un cap¨ªtulo del libro dedicado al sentido de la vista.
Sin caer en la trampa de retratar a los animales como personas, Birkhead describe c¨®mo los cinco sentidos humanos han servido a los bi¨®logos de punto de partida para comprender la percepci¨®n del resto de animales. Pero tambi¨¦n explica c¨®mo ha sido necesario abandonar esta visi¨®n antropoc¨¦ntrica para descubrir, por ejemplo, que algunas aves pueden ver la luz ultravioleta o que otras perciben el campo magn¨¦tico de la Tierra.
Dedica el ¨²ltimo cap¨ªtulo a las emociones, argumentando que los p¨¢jaros viven muchas experiencias sociales de manera similar a las personas. ¡°Siento que se subestima el universo cognitivo y sensorial que ocupan las aves¡±, justifica Birkhead. ¡°Quiero concienciar a la gente de que las aves son m¨¢s listas de lo que se cree, y de que sienten de forma compleja. Siento que si convenzo a la gente de lo que ocurre en el cerebro de las aves, se valorar¨¢ m¨¢s a estos animales y eso ayudar¨¢ a los esfuerzos de conservaci¨®n¡±.
?tica y filosof¨ªa
Aunque Birkhead est¨¢ m¨¢s c¨®modo divulgando sobre anatom¨ªa y comportamiento animal, no huye de la ¨¦tica y la filosof¨ªa: ¡°Supe cuando empec¨¦ a escribir que tendr¨ªa que hablar de temas como la consciencia y el sufrimiento. Lo he intentado hacer de forma emp¨¢tica pero cient¨ªfica¡±, explica. Intentar ponerse en el lugar de otro ser, armado solo con informaci¨®n sobre el funcionamiento de su cuerpo, es un aut¨¦ntico reto ¡ªadem¨¢s de un polvor¨ªn ¨¦tico y cient¨ªfico¡ª, pero Birkhead sostiene que la ciencia proporciona herramientas para la empat¨ªa.
¡°De peque?o le¨ª en alg¨²n sitio que los perros solo ven en blanco y negro, y se lo cont¨¦ a mi madre. Ella me dijo que no fuera rid¨ªculo, que no podemos ver por los ojos de un perro¡±, recuerda. ¡°Pero lo bonito de la ciencia es que nos motiva y nos entrena para encontrar las formas de responder justamente a esas preguntas. Nunca sabr¨¦ exactamente c¨®mo es ser un p¨¢jaro, pero s¨ª podemos progresar mucho m¨¢s de lo que mi madre y otra gente pensaba¡±. Investigando para su libro, Birkhead encontr¨®, por ejemplo, estudios que constatan el sufrimiento de las gallinas enjauladas en bater¨ªa y su capacidad para sentir dolor cuando se las corta el pico. ¡°Me alegr¨® leer todo eso, averiguar que se est¨¢ tomando conciencia de ello para implementar cambios¡±, dice.
A trav¨¦s de sus publicaciones, de sus clases en la universidad y de su trabajo de divulgaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n (ha colaborado con el eminente presentador brit¨¢nico David Attenborough), Birkhead trata de contagiar su entusiasmo por el mundo silvestre para salvarlo. Tambi¨¦n lleva 30 a?os visitando Andaluc¨ªa para ver p¨¢jaros. ¡°Si vas a Tarifa cuando migran las aves por el Estrecho de Gibraltar, en oto?o o en primavera, ver¨¢s cantidades ingentes de abejarucos, de vencejos, de golondrinas, de cig¨¹e?as y cig¨¹e?as negras, de ¨¢guilas perdiceras, de ¨¢guilas calzadas, de halcones¡ Es maravilloso¡±, afirma sonriente. ¡°No hay mejor espect¨¢culo pajarero en el mundo¡±.
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