Comunismo a los 70
China celebra el septuag¨¦simo de la Revoluci¨®n. Est¨¢ cerca de superar en longevidad a la URSS, ?padece achaques similares a los que hicieron caer a Gorbachov?
Rep¨²blica Popular China celebra el 1 de octubre su 70? aniversario con la mosca detr¨¢s de la oreja. En el imaginario cultural oriental tal efem¨¦ride no tiene una significaci¨®n sustancial, de la importancia del sexag¨¦simo, por ejemplo, que s¨ª cierra un c¨ªrculo. No obstante, su relevancia puntual deviene de hallarse a menos de un lustro de superar la longevidad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en tiempos pasados su m¨¢s directo rival en el liderazgo comunista. Al igual que la ?URSS, ?China ha alcanzado su fecha de vencimiento a los 70 a?os?
Es sabido que los dirigentes chinos comparten cierta inquietud por llegar a enfrentar un destino similar al de la extinta URSS aun siendo tantas las diferencias que a priori distancian a una y otra.
El estado general que presenta China a la misma edad pol¨ªtica que la URSS en 1987 tiene poco que ver
Los 70 a?os de la URSS y de la Rep¨²blica Popular presentan similitudes y contradicciones evidentes. En 1987, Mija¨ªl Gorbachov, al mando de la perestroika y la gl¨¢snost, reconoc¨ªa las enormes dificultades encontradas para implementar su proyecto regenerador tanto en el plano interno como externo. Fue aquel un a?o marcado por la evaluaci¨®n hist¨®rica, de Stalin a Br¨¦znev, pero tambi¨¦n de los primeros resultados efectivos en materia de derechos humanos, de libertad de expresi¨®n, de toma de conciencia del deterioro ambiental y, sobre todo, de las primeras muestras de tensiones pol¨ªticas profundas que, a la postre, resultar¨ªan determinantes para el final precipitado de la ?URSS: el irredentismo nacionalista y la fractura en el PCUS de la mano del enfrentamiento entre Gorbachov y el primer secretario de Mosc¨², Bor¨ªs Yeltsin.
El estado general que presenta China a la misma edad pol¨ªtica tiene poco que ver con aquello. Para empezar, la experiencia de reforma no es un hecho extraordinario, sino que representa un estado permanente desde hace d¨¦cadas. Adem¨¢s, aun reconociendo las dificultades, Pek¨ªn ofrece un balance de los cambios que globalmente puede considerarse mucho m¨¢s exitoso. El colapso que amenazaba el proyecto gorbachoviano y la propia URSS no es equiparable al estado general de China hoy. Mientras Mosc¨² se abonaba al adjetivo ¡°radical¡± para impulsar los cambios, en Pek¨ªn se sigue apostando por una transformaci¨®n progresiva y sin aspavientos.
Una econom¨ªa desigual
La decrepitud y el caos de la econom¨ªa sovi¨¦tica tampoco guardan parecido con la econom¨ªa china actual, la segunda a nivel mundial. La reforma de Mosc¨² se concentraba en el fomento de las empresas mixtas, una etapa que ya ha sido ampliamente superada en China. El gran acierto de las autoridades orientales fue incorporar el mercado de manera progresiva y aceptar la diversificaci¨®n controlada de las formas de propiedad. Y adem¨¢s apuestan por la innovaci¨®n. Este a?o, China avanz¨® tres plazas en el ranking de pa¨ªses m¨¢s innovadores del mundo, situ¨¢ndose en la posici¨®n 14? de un total de 129. Nada que ver, pues, con el panorama decepcionante que nos ofrec¨ªa la econom¨ªa sovi¨¦tica. Aun as¨ª, en ambos casos, los cambios en el modelo de desarrollo excluyen las reformas del sistema. A Gorbachov se le fue de las manos el proceso. Xi Jinping tiene esto muy presente cuando promueve campa?as ideol¨®gicas como la de ¡°permanecer fiel a la misi¨®n fundacional¡±.
El tal¨®n de Aquiles territorial
Los nacionalismos perif¨¦ricos desempe?aron un papel muy relevante en la crisis de la URSS. Las complejas entra?as del ¡°pueblo sovi¨¦tico¡± abarcaban desde algunas minor¨ªas, como los t¨¢rtaros de Crimea, hasta los pueblos b¨¢lticos o la guerra armenio-azer¨ª por el control de Nagorno Karabaj. En China, las tensiones que detectamos en T¨ªbet, en Xinjiang o, en otro marco, en Hong Kong o, m¨¢s all¨¢, en relaci¨®n con Taiw¨¢n nos indican una similar intensidad del problema nacional-territorial que como en la URSS es perif¨¦rico y a la vez central. Una diferencia sustancial, no obstante, es que estas crisis pillaron a la URSS con un nacionalismo ruso en decadencia, que tuvo que ser en buena medida reconstruido tras la disoluci¨®n sovi¨¦tica. Por el contrario, el nacionalismo Han, apoy¨¢ndose en una demograf¨ªa abrumadora, desempe?a una funci¨®n catalizadora esencial. Pero sin duda la trayectoria de la URSS representa una advertencia que en China se toman muy en serio, especialmente a la vista de que su modelo auton¨®mico fue importado de all¨ª.
El mundo exterior
Es igualmente asim¨¦trica la realidad china y la sovi¨¦tica. La apertura exterior de China se encuentra a a?os luz del limitado marco de interdependencia establecido con el exterior e incluso con los dem¨¢s pa¨ªses socialistas. Es m¨¢s, Pek¨ªn se apunta a liderar la globalizaci¨®n cuando su principal rival estrat¨¦gico, Estados Unidos, se adhiere al proteccionismo. A la inversa, en lo pol¨ªtico, los compromisos internacionales de China y su papel en la gobernanza global le confieren una dimensi¨®n notablemente inferior a la que desempe?aba la URSS, a¨²n entonces referente inexcusable de la bipolaridad mundial.
La defensa y la seguridad
Gorbachov viv¨ªa como una pesadilla la situaci¨®n de confrontaci¨®n con los pa¨ªses occidentales. La firma del Tratado INF (fuerzas nucleares de alcance intermedio) en 1987 supuso para Mosc¨² un alivio, como el propio l¨ªder sovi¨¦tico lleg¨® a confesar en sus memorias. La importancia del complejo militar-industrial en la URSS y China tampoco admite comparaci¨®n. Aunque hoy d¨ªa China ya supera a Rusia en gasto militar. La defensa constituye un ¨¢mbito de atenci¨®n preferente, pero Pek¨ªn descarta inter¨¦s alguno en una carrera armament¨ªstica como la que, a la postre, dilapid¨® ingentes recursos de la econom¨ªa sovi¨¦tica hasta determinar en parte su ruina.
Y el partido
?Puede entrar China en una espiral de deterioro similar a la vivida en la URSS a partir de 1987? Hay factores de crisis en China nada desde?ables, desde los problemas econ¨®micos hasta los territoriales, pero por el momento no revisten la gravedad sist¨¦mica que presentaban en la ?URSS de 1987, cuando el r¨¦gimen cumpli¨® 70 a?os.
La clave final del desenlace reside en la salud pol¨ªtica del partido. Se comprende por ello la insistencia china en preservar la unidad de ese ¡°pa¨ªs interno¡± que constituyen sus m¨¢s de 90 millones de militantes, revisti¨¦ndose obsesivamente de lealtad y disciplina.
Gorbachov quer¨ªa salvar el socialismo y la URSS y fracas¨® en sus dos empe?os. Xi Jinping quiere perennizar el mandato del PCCh y proyectar a China como la potencia central del sistema internacional en el siglo XXI, sin abdicar de su peculiar socialismo. La v¨ªa asi¨¢tica tiene, no obstante, m¨¢s envergadura como proyecto nacional, a diferencia de la ambici¨®n global que proyectaba la URSS.
En este aniversario en ¨¢mbar persiste, no obstante, el reto que el l¨ªder chino Zhao Ziyang y Gorbachov debatieron en un encuentro en el Jard¨ªn de la Alegr¨ªa General de Zhonanghai: ?es posible desarrollar la democracia en un sistema unipartidista? Una cuesti¨®n central que entonces un¨ªa las preocupaciones de los dirigentes sovi¨¦ticos y chinos y que hoy, desaparecida ya la URSS, tambi¨¦n se esfum¨® de la agenda china.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China.
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