El partido del pacto
Si la aspiraci¨®n de M¨¢s Pa¨ªs es convertirse en un partido de ¨¢mbito nacional que sirva para algo m¨¢s que para facilitar los gobiernos del PSOE debe de pensar en grande.Ya desde el principio
Como era esperable, el partido de ??igo Errej¨®n, M¨¢s Pa¨ªs, va a sumarse a la pr¨®xima convocatoria electoral. Y lo hace con el campo expedito. Es tanto el hartazgo que ha producido el largo sainete de los pactos frustrados, que aparece como un partido sin estigma. No est¨¢ marcado por ninguna de las m¨¢culas que arrastran el resto de las formaciones pol¨ªticas. De hecho, apenas precisa enhebrar un programa. Le basta con presentarse como partido de single issue, el ¡°partido del pacto¡±, del pacto dirigido a facilitar un gobierno de izquierdas. O sea, que su gran virtud es la flexibilidad y la predisposici¨®n a entrar en consensos, algo que, por contraste, saca a la luz la demencia en la que est¨¢bamos instalados.
Solo por eso aparece ya como un partido ¡°anti-sistema¡± o, mejor, como recreaci¨®n de la ya olvidada ¡°nueva pol¨ªtica¡±. Apartado enseguida de la direcci¨®n de Podemos y arrojado a las tinieblas de la pol¨ªtica regional, Errej¨®n puede reivindicar como suyas muchas de las expectativas frustradas por el posterior devenir de su formaci¨®n originaria. Y es desde aqu¨ª desde donde puede hacerle m¨¢s da?o a Iglesias, como recuerdo de lo que pudo haber sido y se perdi¨® despu¨¦s en los sinuosos laberintos de la pol¨ªtica real. Pero en esto debe de ser cauto, este pa¨ªs est¨¢ poblado por ciudadanos cada vez m¨¢s esc¨¦pticos y poco propensos a dejarse llevar por cantos de sirenas ideol¨®gicos.
Precisamente por eso, porque hemos reducido la utop¨ªa a ser proclives a pactar y a fomentar la transversalidad, una recuperaci¨®n de su viejo discurso populista a lo Mouffe/Melanchon ya no se la cree nadie. El hueco ideol¨®gico en Espa?a est¨¢ en tratar de edificar un partido verde capaz de subirse a la ola ecologista que acabar¨¢ por inundarlo todo. Aunque solo sea por el efecto imitaci¨®n con el resto de Europa. Sin embargo, por la propia naturaleza del problema a resolver, una de las principales caracter¨ªsticas de estos partidos es su car¨¢cter cosmopolita, el pensar en sinton¨ªa con los problemas globales. Y aqu¨ª es donde M¨¢s Pa¨ªs se encontrar¨¢ con las mayores dificultades.
Una de las caracter¨ªsticas de las formaciones a la izquierda del PSOE es su car¨¢cter territorializado. Lo hemos visto con claridad en los aprietos en los que las confluencias met¨ªan a la direcci¨®n central de Podemos y pueden acabar desgarrando tambi¨¦n al partido de Errej¨®n. Si su aspiraci¨®n es convertirse en un partido de ¨¢mbito nacional que sirva para algo m¨¢s que para facilitar los gobiernos del PSOE debe de pensar en grande. Ya desde el principio. Lo tiene dif¨ªcil, como hemos visto en la propia elecci¨®n del nombre. Ha elegido el menos lesivo para las sensibilidades subnacionales. Lo que era M¨¢s Madrid ¡ªno M¨¢s Ciudad¡ª, recurre ahora al t¨¦rmino ¡°pa¨ªs¡±, porque Espa?a es innombrable para sus potenciales votantes y se superpone al Espa?a Suma. No le pedir¨ªa que lo cambiara, pero s¨ª que contribuyera a generalizar en el ¨¢mbito de la izquierda la necesidad de pensar m¨¢s all¨¢ del campanario. Que el viejo ¡°internacionalismo proletario¡± no siga empecin¨¢ndose en aparecer como ¡°regionalismo proletario¡±; abandonar la confederaci¨®n ib¨¦rica para aspirar a una confederaci¨®n europea. Verde, por supuesto.
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