?C¨®mo se atreven?
Greta Thunberg y ?gatha F¨¦lix: las infancias mueren junto con las democracias
De forma deliberada, con m¨¦todo, Jair Bolsonaro mostr¨®, en la abertura de la Asamblea General de la ONU, que es capaz de todo. La Amazonia ardi¨® ante el mundo y el presidente contra Brasil le dice al planeta: ¡°Nuestra Amazonia permanece pr¨¢cticamente intacta¡±. Y su mentira se traduce a todas las lenguas. Despu¨¦s, cita un vers¨ªculo de la Biblia: ¡°Y conocer¨¦is la verdad, y la verdad os har¨¢ libres¡±. Bolsonaro goza pudiendo decir cualquier cosa en una tribuna global. Es as¨ª como defeca por la boca, s¨ª, pero defeca sobre la ONU. No est¨¢ all¨ª descalific¨¢ndose a s¨ª mismo, sino a todos los que est¨¢n obligados a escucharlo mentir como quien respira. No est¨¢ all¨ª demostrando su ineptitud, sino volviendo ineptos todos los principios que la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas representa. Abri¨® la reuni¨®n m¨¢s importante del a?o defendiendo una dictadura que secuestr¨®, tortur¨® y ejecut¨® a ciudadanos en nombre del Estado. Bolsonaro sab¨ªa lo que hac¨ªa, hace e hizo lo que dijo que har¨ªa, hace e hizo lo que fue elegido para hacer. Brasil no tiene poder at¨®mico. Sin embargo, es urgente entender que el pa¨ªs tiene el mayor poder que ha tenido en su historia: el poder de destruir la Amazonia. La mayor selva tropical del mundo le concede poder al pa¨ªs que, de otra forma, ser¨ªa perif¨¦rico. Es un gran poder en tiempos de emergencia clim¨¢tica, ya que la selva es esencial para regular el clima del planeta. Y Bolsonaro lo est¨¢ ejerciendo, al cumplir de manera acelerada la primera etapa, que es la de desprotegerla, mientras prepara el terreno para la siguiente, que es permitir la explotaci¨®n de ¨¢reas protegidas. Este es su objetivo al atacar a Raoni, el l¨ªder ind¨ªgena que ha recorrido Europa para denunciar el proyecto de exterminio, y tambi¨¦n al afirmar que no demarcar¨¢ m¨¢s tierras ind¨ªgenas. No hay un modo m¨¢s eficaz de faltarle al respeto a una casa que decir, en ella, en un lugar de honor, que la desprecia. Es cuando Bolsonaro alcanza el cl¨ªmax: afirma que las llamas que todo el mundo vio no existieron. La ONU, una criatura parida por el mundo de la posguerra, representante de las democracias liberales hoy en crisis, no est¨¢ preparada para lidiar con d¨¦spotas elegidos. No fue Bolsonaro quien pas¨® verg¨¹enza. Fue la ONU. Bolsonaro no tiene verg¨¹enza.
Ni l¨ªmites. Si las im¨¢genes de la selva en llamas no fueron suficientes para que Bolsonaro reconociera que est¨¢ en deuda con la verdad, intentad imaginar hasta d¨®nde puede llegar. Y pensad, porque es urgente pensar: ?c¨®mo se puede parar a alguien que lleva la mentira al nivel de la perversi¨®n, cuando las instituciones brasile?as fracasan y fracasan y fracasan otra vez? Lo que Bolsonaro hizo el 24 de septiembre fue una demostraci¨®n de fuerza a nivel global. Sabe para qui¨¦n habla y con qui¨¦n habla.
Bolsonaro demostr¨® en la ONU que es un falsificador de pasados, al defender la dictadura asesina como salvadora y su ascensi¨®n al poder como una victoria contra un socialismo que nunca ha existido en Brasil. Y anunci¨® en la ONU, al mentir sobre la Amazonia, que ser¨¢ el creador de un futuro hostil. Es lo que suceder¨¢ si no se puede controlar el sobrecalentamiento global. Y, sin la selva en pie, no ser¨¢ posible. Brasil est¨¢ en manos de un perverso. Pero no es solo Brasil, todo el planeta est¨¢ amenazado.
El antipresidente de Brasil amenaza el futuro y la infancia que vivir¨¢ en el futuro. Y es de infancia y de futuro que quiero hablar aqu¨ª. Mostrar c¨®mo el concepto de infancia se manipula para destruir a los ni?os. Quiero hablar de la sueca Greta Thunberg, de 16 a?os, y de la brasile?a ?gatha F¨¦lix, de 8 a?os. Una acus¨® a los adultos de hoy de haberle robado la infancia a su generaci¨®n. A la otra le exterminaron la infancia a balazos, posiblemente de la Polic¨ªa Militar de R¨ªo de Janeiro. Por la espalda, en el transporte p¨²blico, cuando volv¨ªa con su madre a casa, en el complejo de favelas del Alem?o.
¡°Me han robado los sue?os y la infancia con sus palabras vac¨ªas"
Desde que se dio a conocer en todo el mundo, con una huelga solitaria en nombre de la emergencia clim¨¢tica ante el parlamento sueco, en agosto de 2018, Greta Thunberg hace discursos memorables. El que hizo en la Cumbre del Clima de la ONU, en Nueva York, adonde lleg¨® en barco de vela, fue el mejor. ¡°Ven¨ªs a nosotros, los j¨®venes, en busca de esperanza. ?C¨®mo os atrev¨¦is? Me hab¨¦is robado los sue?os y la infancia con vuestras palabras vac¨ªas. ?C¨®mo os atrev¨¦is?¡±.
Y sigue: ¡°Todo esto est¨¢ mal. Yo no deber¨ªa estar aqu¨ª arriba. Deber¨ªa estar en la escuela, al otro lado del oc¨¦ano. Y yo soy uno de los [ni?os, adolescentes] afortunados. La gente est¨¢ sufriendo. La gente se est¨¢ muriendo. Ecosistemas enteros se est¨¢n colapsando. Estamos en el comienzo de una extinci¨®n masiva. Y de lo ¨²nico que pod¨¦is hablar es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento econ¨®mico eterno. ?C¨®mo os atrev¨¦is?¡±.
Son muchas infancias. ?Cu¨¢l es la de Greta?
S¨ª, Greta deber¨ªa estar en la escuela. En vez de eso, est¨¢ liderando huelgas escolares por el clima. ?Y por qu¨¦?
Porque la irresponsabilidad de los gobernantes y de las generaciones anteriores ha obligado a su generaci¨®n a intentar salvar la vida de nuestra especie en el planeta que se est¨¢ sobrecalentando. No es solo su vida ¡ªes importante destacarlo¡ª, sino la de todos, incluso la de los adultos. Greta tambi¨¦n acierta cuando dice que es uno de los ni?os afortunados. S¨ª, porque Greta naci¨® en Suecia, uno de los pa¨ªses con mejor calidad de vida, tiene acceso a las mejores oportunidades y a la mejor educaci¨®n, tiene padres que han entendido el Asperger como una diferencia ¡ªy no como una deficiencia o una enfermedad¡ª y que la escucharon y pudieron apoyarla cuando comprendi¨® la dimensi¨®n de la cat¨¢strofe clim¨¢tica en curso y quiso luchar.
Greta lleg¨® a los 15 a?os, edad en que inicia su movimiento global, con sus derechos infantiles asegurados. Por haber vivido en un pa¨ªs que tiene pol¨ªticas p¨²blicas capaces de garantizar derechos, Greta es capaz de ver que su generaci¨®n est¨¢ amenazada. Inteligente, se da cuenta de la urgencia y la se?ala. Por eso afirma que es uno de los ni?os ¡°afortunados¡±. La cat¨¢strofe clim¨¢tica ya ha empezado para los ni?os de partes del mundo donde las pol¨ªticas p¨²blicas nunca han garantizado los derechos de la infancia.
Greta se refer¨ªa a las cat¨¢strofes, a las sequ¨ªas, a las inundaciones, a los ¨¦xodos, a los conflictos que ya se han iniciado. Como el periodista Jonathan Watts se?al¨® en el diario brit¨¢nico The Guardian, lo que vivimos hoy ¡ªy viviremos con m¨¢s intensidad¡ª es un ¡°apartheid clim¨¢tico¡±: los que menos han contribuido al sobrecalentamiento global, los pa¨ªses pobres y las partes pobres de los pa¨ªses ricos, son los primeros que est¨¢n pagando, muchas veces con la vida, las consecuencias de la destrucci¨®n del planeta debido al consumismo desmedido y al uso de combustibles f¨®siles como el petr¨®leo y el carb¨®n.
Otras infancias est¨¢n sufriendo primero la irresponsabilidad criminal de las generaciones que hoy est¨¢n al mando. Algunos dicen que Greta ha tenido una infancia privilegiada. No es verdad. Greta ha tenido una infancia con derechos garantizados. Y derechos no son privilegios. Greta utiliza su infancia en un pa¨ªs que garantiza los derechos de la infancia para denunciar la destrucci¨®n del futuro de todas las infancias, y denunciar que las infancias sin derechos ya las est¨¢n destruyendo la acci¨®n u omisi¨®n ¡ªun tipo terrible de acci¨®n¡ª de los adultos responsables de tomar medidas p¨²blicas para estancar el sobrecalentamiento global.
Negar la voz de los ni?os es una violencia contra la infancia
Greta tambi¨¦n molesta por esto. Grupos e individuos han puesto en marcha un proceso de descalificaci¨®n de la activista que ha conseguido lo que cient¨ªficos del clima han intentado durante m¨¢s de tres d¨¦cadas sin ¨¦xito: popularizar la emergencia clim¨¢tica. Dicen que a Greta ¡°la dirigen¡± o que ¡°la explotan sus padres¡±. Adem¨¢s de expresar su propia crueldad, ?qu¨¦ es lo que estos adultos est¨¢n diciendo?
Que los ni?os y adolescentes no tienen voz. Silenciar la infancia es una forma de destruirla: decir que un ni?o o adolescente no puede hablar por s¨ª mismo o, si habla, que no sabe lo que dice o solo est¨¢ reproduciendo lo que sus padres u otros adultos le mandan decir. Negarles la autonom¨ªa y capacidad de hablar de su propia experiencia es una violencia contra las infancias. Esta manipulaci¨®n de lo que ser¨ªa la infancia ¡ªuna ¨¦poca de la vida sin derecho a tener voz propia¡ª es de una precariedad asquerosa.
Esta arma de descalificaci¨®n se traviste de protecci¨®n de la infancia, lo que la vuelve todav¨ªa m¨¢s abyecta. Primero, acusaban a Greta de parecer un ¡°robot¡± cuando hablaba en p¨²blico. En su discurso antol¨®gico en la Cumbre del Clima de la ONU, el 23 de septiembre, su cuerpo menudo estaba afectado por la urgencia y la indignaci¨®n. Fue suficiente para que algunos adultos, los mismos a los que ella llama infantilizados, hicieran comentarios pretendidamente preocupados con las expresiones cristalizadas por las c¨¢maras, supuestamente ¡°alarmados¡± con el exceso de exposici¨®n de la ¡°pobre¡± ni?a ¡°explotada¡±. Estos adultos saltarines se han acostumbrado tanto a publicar sus caritas sonrientes y photoshopeadas en el ¡°Face¡± y el ¡°Insta¡± que se han olvidado de la intensidad de las expresiones humanas.
Hasta entonces, Greta era la ni?a ¡°manipulada¡± con cara de mu?eca. Despu¨¦s, la ni?a con la cara afectada por el sentimiento de indignaci¨®n se convirti¨® en la ni?a ¡°explotada¡±. Greta no tiene voluntad propia en ning¨²n caso, como puede verse. Utilizan la imagen de la infancia para atacarla, la infancia como una cara bonita, incapaz de tener sentimientos humanos como la indignaci¨®n o la rabia. Utilizan una infancia de postal para decir que es una ni?a perturbada. La infancia solo es infancia si sirve para dar gozo a los adultos, la imagen del ni?o feliz. A Greta tampoco le perdonan que haya roto esta idealizaci¨®n. La infancia feliz inventada por esta ¨¦poca es la infancia amordazada. Solo hay felicidad absoluta si se proh¨ªbe a los ni?os decir lo que sienten.
Llaman a Greta ¡°enferma mental¡± para asociarla a los prejuicios odiosos que sufre esta parte de la poblaci¨®n
Pero es todav¨ªa peor. Como Greta asume y declara ser Asperger, una condici¨®n del espectro autista, empezaron a asociar fotograf¨ªas con su cara distorsionada, difundidas a prop¨®sito, a los prejuicios odiosos contra las enfermedades mentales. Como se sabe, los que tienen una enfermedad mental sufren la misma violencia, la de que no saben lo que dicen y que por eso no se les puede tomar en serio. La infancia y la enfermedad mental se ponen en el mismo lugar simb¨®lico, el de no poder hablar. O el de hablar y no poder ser escuchado porque, supuestamente, ni un ni?o ni una persona con una enfermedad mental saben lo que dicen.
El objetivo de llamar a Greta ¡°enferma mental¡± es, de nuevo, silenciarla. Y, as¨ª, silenciar el contenido de lo que dice. Lo que molesta de Greta, como est¨¢ claro, es este dedo que nos se?ala. Y que se?ala con mucha justicia. Lo urgente, entonces, no es el clima, la extinci¨®n masiva de especies que ya est¨¢ en curso. Es urgente descalificar a la adolescente que ha conseguido lo que parec¨ªa imposible: romper la par¨¢lisis global ante la cat¨¢strofe clim¨¢tica.
Greta se afecta. Y, por afectarse, ha inspirado a millones de ni?os, adolescentes y tambi¨¦n adultos a ocupar las calles del mundo en nombre de la emergencia clim¨¢tica. Sugiero a los adultos del sal¨®n, a estos ¡°preocupados¡± con la ¡°sobreexposici¨®n¡± de Greta, que se preocupen de levantar el culo del sof¨¢ y moverse. El tiempo para conversaciones educadas de sal¨®n ha terminado. La Amazonia ardi¨® de verdad, a pesar de que el mentiroso patol¨®gico que gobierna Brasil diga lo contrario.
En serio. ?C¨®mo se atreven?
Se atreven porque Greta amenaza intereses poderosos. Como los de la industria del petr¨®leo en el mundo, como la agroindustria predatoria y las corporaciones transnacionales de extracci¨®n minera que tienen en su punto de mira la Amazonia en Brasil. La fuerza del proceso de descalificaci¨®n de Greta es proporcional a la fuerza de su voz. Y es imperioso silenciarla precisamente porque sabe lo que dice y porque ha hecho que el mundo la escuche. Parte de este ataque es extremamente organizado y profesional. Otra parte proviene de esos individuos que quieren conseguir fama y seguidores, lo que significa dinero, convirti¨¦ndose en portavoces de la derecha m¨¢s despreciable. Otra parte la llevan adelante los idiotas in¨²tiles de siempre, que rebuznan en las redes sociales.
Estas son las infancias atacadas de Greta. No es Greta, la adolescente, la que est¨¢ siendo manipulada. Son los conceptos de infancia los que est¨¢n siendo manipulados para silenciar su voz y neutralizar la potencia del contenido de lo que dice. Se est¨¢n utilizando los conceptos de infancia contra la ni?a.
Determinados ni?os, generalmente negros, se interpretan en el paisaje urbano como matables
Pero de infancia no hay solo una. Hay varias. Es lo que la psicoanalista Ilana Katz se?al¨® en un programa de CPFL Cultura. En determinadas condiciones, los ni?os no son vistos como ni?os. En los sem¨¢foros, vendiendo caramelos o haciendo juegos malabares, son pordioseros. Cuando son negros adoptados por padres blancos, como sucedi¨® en el centro comercial de Higien¨®polis, en S?o Paulo, el guardia de seguridad viene a preguntar al adulto si lo est¨¢n molestando. Son indeseables. Si son negros y est¨¢n solos en los centros comerciales, los guardias de seguridad los sacan y la polic¨ªa los detiene porque son delincuentes. Si son negros y est¨¢n delante de tiendas de marca, los sacan porque ¡°ensucian¡± los escaparates, como sucedi¨® en la calle Oscar Freire, la m¨¢s rica de la capital paulista. Determinados ni?os se interpretan en el paisaje urbano como restos. Determinados ni?os, generalmente negros, son incluso amenazadores para otros ni?os, los ¡°verdaderos¡±, generalmente blancos. Y hay que proteger a la sociedad, cerrando todas las ventanas y levantando muros alrededor de las escuelas privadas y los edificios residenciales.
A estos ni?os se les niegan los derechos de la infancia legalmente garantizados. No solo los silencian, los invisibilizan como ni?os, destituidos de s¨ª mismos. Ser ni?o en Brasil, como indic¨® el periodista Fausto Salvadori, en un texto esencial publicado en Ponte Jornalismo, es una cuesti¨®n de color. Pero eso no significa que los ni?os pobres y negros no tengan infancia. Afirmarlo tambi¨¦n ser¨ªa una violencia contra ellos. Lo que no tienen son los derechos de la infancia garantizados. Negarles estos derechos garantizados por ley y por tratados internacionales ratificados por Brasil es un crimen de Estado. Y el Estado debe ser responsabilizado.
Y as¨ª llegamos a ?gatha. Asesinada. La quinta ni?a muerta en R¨ªo de Janeiro por una ¡°bala perdida¡± solo este a?o. Antes de que una bala la silenciara a los 8 a?os, una bala posiblemente disparada por un polic¨ªa militar, ?gatha tuvo una infancia. Rota por el dolor, su familia se empe?¨® mucho en mostrar que tuvo la mejor infancia que pod¨ªan darle, que recibi¨® sus mejores esfuerzos. ¡°Mi nieta hac¨ªa bal¨¦, clases de ingl¨¦s, clases de todo. Era estudiosa¡±, dijo su abuelo a la prensa. La violencia contra ¨¦l contenida en esta declaraci¨®n es el reconocimiento introyectado de que existen infancias m¨¢s matables que la de ?gatha. La violencia contra ¨¦l es el reconocimiento de que incluso con una infancia m¨¢s parecida a la de los ni?os blancos de clase media, ¡°a pesar de¡± ser negra y vivir en una favela, a ?gatha la trataron como a los ni?os que las balas encuentran. ?gatha muri¨® contra todos los esfuerzos de la familia de hacer de ella una ni?a no matable.
?gatha tuvo una infancia. La importancia que se da a este hecho est¨¢ en la foto que se escogi¨® para difundir la noticia, la de una ?gatha sonriente disfrazada de Mujer Maravilla. Los ni?os de las favelas juegan, fantasean, imaginan, inventan. Las favelas y las periferias est¨¢n entre los lugares de Brasil donde m¨¢s resiste la imaginaci¨®n, la inventiva, la alegr¨ªa. Si no fuera por esta enorme fuerza de vida, se producir¨ªa un suicidio colectivo, dada la violencia que el Estado, las milicias compuestas por agentes del Estado y el tr¨¢fico infligen en el d¨ªa a d¨ªa de la poblaci¨®n.
Lo que les falta a los ni?os de las favelas y periferias, como ?gatha, la mayor¨ªa negros, como ?gatha, son los derechos de la infancia garantizados por ley. Lo que los sit¨²a en el lugar de los restos, de los matables, es la negaci¨®n de los derechos. Es la polic¨ªa, el brazo armado del Estado, la que explicita esta condici¨®n. Saben qu¨¦ ni?os y qu¨¦ infancias deben proteger. ?O alguien cree que un polic¨ªa disparar¨ªa contra un coche en un barrio de clase alta de R¨ªo, como Leblon o Ipanema, corriendo el riesgo de darle a un ni?o blanco y rico? El polic¨ªa refleja la ideolog¨ªa de quien gobierna, y gobierna para una parte de la sociedad que determina qui¨¦n puede vivir. Actualmente, en R¨ªo, el gobernador contra R¨ªo, Wilson Witzel. En Brasil, el presidente contra Brasil, Jair Bolsonaro.
Cuando los diputados y el presidente defienden la reducci¨®n de la mayor¨ªa de edad penal, lo que hacen es escoger qu¨¦ infancia puede ser encarcelada. Cuando defienden la pol¨ªtica fallida de la ¡°guerra a las drogas¡±, que solo aumenta las ganancias de muchos de sus patrocinadores, est¨¢n determinando qui¨¦nes son los matables. Cuando el ministro contra la Justicia, Sergio Moro, env¨ªa al Congreso un proyecto que absuelve a los polic¨ªas que maten ¡°bajo una violenta emoci¨®n¡±, est¨¢ determinando qui¨¦nes son los matables.
En las declaraciones, normalizan que hay una categor¨ªa de personas matables, y que en Brasil la mayor¨ªa son negros. ¡°La polic¨ªa apuntar¨¢ a la cabeza... y fuego¡±, ya declar¨® Witzel tras ser elegido gobernador de R¨ªo. ¡°Cambia esta pol¨ªtica de disparar¡±, claman los padres de ?gatha. ¡°Parad de matarnos¡±, reivindican los habitantes de las favelas. ?C¨®mo puede existir una ¡°pol¨ªtica de disparar¡±? ?C¨®mo es posible que las personas tengan que pedir al Estado que pare de matarlas? ?Qu¨¦ tipo de normalidad es esta?
Una sociedad que permite que el Estado determine que hay ni?os ¡°matables¡± est¨¢ muy cerca del punto sin retorno
Una sociedad que permite que el Estado determine que hay ni?os que pueden morir, infancias a las que se les pueden denegar todos los derechos, est¨¢ muy cerca del punto sin retorno. Si Brasil no estuviera profundamente enfermo, habr¨ªa parado por ?gatha. Nuestro presidente no tiene verg¨¹enza. Nosotros tampoco. Por eso, es nuestro presidente.
De nuevo, el ejemplo viene de Greta y los ni?os y adolescentes que luchan por el clima. Ella y otros 15 j¨®venes activistas de diferentes pa¨ªses presentaron el 23 de septiembre una queja en el Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o de las Naciones Unidas. Han denunciado a cinco pa¨ªses, entre los que se encuentra Brasil, por no hacer lo suficiente para impedir el sobrecalentamiento global. La omisi¨®n ¡ªo acci¨®n, en el caso del Brasil de Bolsonaro¡ª constituye una violaci¨®n de los derechos de la infancia, una convenci¨®n firmada hace 30 a?os. Los j¨®venes activistas exigen que los pa¨ªses tomen medidas urgentes para proteger a los ni?os de los impactos devastadores de la crisis clim¨¢tica. ¡°Los l¨ªderes mundiales no han cumplido sus promesas¡±, afirma Greta. ¡°Prometieron proteger nuestros derechos y no lo han hecho.¡±
La omisi¨®n frente la emergencia clim¨¢tica les arranca a los ni?os el derecho fundamental de imaginar un futuro donde quieran vivir
Como los adultos no se mueven, los ni?os y adolescentes est¨¢n exigiendo a los l¨ªderes mundiales que garanticen y protejan los derechos de todos los ni?os. Ellos entienden muy bien que se trata de derechos. Y que en la protecci¨®n y ampliaci¨®n de derechos es donde puede haber alguna oportunidad. Como en Brasil los adultos parecen incapaces de moverse, quiz¨¢ sea necesario que los propios ni?os y adolescentes denuncien que la pol¨ªtica de Wilson Witzel, a nivel estatal, y de Jair Bolsonaro, a nivel federal, es genocida. De manera tr¨¢gica, los ni?os brasile?os que han visto como mor¨ªan sus colegas de clase, muchas veces en manos de la polic¨ªa, necesitar¨¢n entender que no pueden contar con los adultos para exigir que se protejan sus derechos. Ellos mismos tendr¨¢n que contar al mundo que est¨¢n siendo ejecutados por el Estado, porque en Brasil hay una infancia que es matable. Los ni?os brasile?os est¨¢n solos.
Atacan tanto a Greta Thunberg porque su mensaje es poderoso. Y peligroso para los que quieren mantener un contingente de matables. La emergencia clim¨¢tica expone y ampl¨ªa las desigualdades sociales y raciales. Los m¨¢s pobres ser¨¢n los primeros afectados. Pero la emergencia clim¨¢tica es una enormidad sin precedentes tambi¨¦n porque nos afecta a todos. Como explican los ni?os y adolescentes, ¡°no hay un planeta B¡±. Y, as¨ª, todas las infancias, incluso las que tienen acceso a la mayor¨ªa de los derechos, se vuelven matables y despose¨ªdas de derechos, al perder el derecho m¨¢s fundamental, el de imaginar un futuro donde quieran vivir. La falta de pol¨ªticas p¨²blicas globales para contener el sobrecalentamiento condena a la totalidad de los ni?os a un futuro hostil. Y ya empieza a cambiar el concepto de infancia que se construy¨® en la modernidad.
Asumiendo el protagonismo ante la omisi¨®n de sus padres, Greta Thunberg y los j¨®venes activistas clim¨¢ticos tejen lo com¨²n en la casa com¨²n. Se?alan la causa por la que todo el planeta debe unirse. No hay nada m¨¢s peligroso para los d¨¦spotas elegidos y sus nacionalismos hechos para beneficiar no a la naci¨®n, sino a su familia. ¡°El futuro pertenece a los patriotas, no a los globalistas¡±, dice Donald Trump. ¡°No estamos aqu¨ª para borrar nacionalidades y soberan¨ªas en nombre de un ¡®inter¨¦s global¡¯ abstracto¡±, afirm¨® Bolsonaro.
Bolsonaro fue a la ONU justamente a destruir la posibilidad de lo com¨²n. Y lo com¨²n es principalmente la Amazonia.
Estamos en una guerra global por la vida de nuestra especie. ?C¨®mo os atrev¨¦is a no tener un lado?
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum.Facebook:@brumelianebrum
Traducci¨®n de Meritxell Almarza
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