Toda la fragilidad del mundo
El cine de Oliver Laxe surge fuera del canon comercial. Ind¨®mito, en peligro de extinci¨®n¡, un cine que quiere ser arte y no se sonroja al decirlo.
LA PALABRA del momento es ¡°fr¨¢gil¡±.
Todo en el mundo parece hoy fr¨¢gil. Resulta parad¨®jico, porque los liderazgos que gobiernan gran parte de ese mundo tienen como identidad la dureza. Tipos rudos con discurso duro. Como se dice coloquialmente, discursos que ¡°marcan paquete¡±. De la diplomacia, por ejemplo, ha desaparecido la sutileza, la fineza, que se consideraba la primera cualidad del oficio. Ahora, no es raro que un jefe pol¨ªtico o diplom¨¢tico se levante de mal humor y ofrezca ¡°un par de hostias¡±, con perd¨®n, al primer rival o pa¨ªs que se le ponga por delante. As¨ª, con un ¡°par de cojones¡±, dispensando. Y no faltar¨¢n quienes jaleen al pavo.
Todo es fr¨¢gil. La vida de las mujeres es fr¨¢gil. Viven en primera l¨ªnea de riesgo. ?Por qu¨¦ aumentan los feminicidios? Porque adem¨¢s de machistas asesinos, hay un sistema reproductor de machismo que no se est¨¢ desmontando. Lo m¨¢s peligroso es que se asuma este terror como costumbre estad¨ªstica t¨ªpica. Hemos visto en el Ayuntamiento de Madrid un acto tan desalmado que da n¨¢useas recordarlo. El boicoteo al homenaje a una mujer asesinada. La democracia tiene que ser feminista hasta que haya verdadera igualdad.
Todo es fr¨¢gil. Lo duro es constatar tanto espacio de fragilidad. La fragilidad en que vive gran parte de la infancia, con hambre y enfermedades de la edad de la peste. La fragilidad de tantas personas que viven al d¨ªa. La fragilidad de los que tienen que alquilar su trabajo por horas y a un precio irrisorio, digamos un d¨®lar por hora, sean las manos en talleres s¨®rdidos o el cerebro para los gigantes tecnol¨®gicos. La fragilidad m¨¢xima de los inmigrantes y refugiados en ruta, en pateras por mar o siguiendo los osarios que jalonan los desiertos. La fragilidad de las periodistas que apuestan la cabeza por contar la verdad en la geograf¨ªa del miedo, donde gobierna el neofeudalismo y la econom¨ªa criminal.
Todo es fr¨¢gil. La naturaleza sometida a una guerra incesante, con un frente infinito donde hostigan las fuerzas y la maquinaria pesada del capitalismo impaciente. Un proceso acelerado de envenenamiento por tierra, mar y aire. La fragilidad de las aves. Deber¨ªa prepararse la orden de b¨²squeda y captura para quien mate al ¨²ltimo ruise?or. La fragilidad de las personas no humanas como los orangutanes, v¨ªctimas de un aut¨¦ntico genocidio.
La fragilidad de las luci¨¦rnagas, que van apag¨¢ndose para siempre en la noche de Europa.
La fragilidad del lenguaje. La fatiga de las palabras por el expolio de sentido. Las palabras que ya no quieren decir.
Escribo sobre fragilidad despu¨¦s de conversar con Oliver Laxe.
?l me habl¨® de ¡°cine fr¨¢gil¡±. Y la palabra no se me va de la cabeza.
La fragilidad de lo que surge fuera de un previsible canon comercial. Del cine ind¨®mito, no clonado, tambi¨¦n en peligro de extinci¨®n. Pero ¡°fr¨¢gil¡± tiene un doble sentido. Un cine que quiere ser arte y no se sonroja al decirlo, no para idolatrar al ¡°arte¡±, sino como ¡°tabla de salvaci¨®n¡±, como una ¡°isla de lo sagrado¡±. Y lo consigue. Sus pel¨ªculas parecen filmadas en vidrio. Fr¨¢giles y duras. El vidrio solo se puede cortar bien con la punta del diamante. Sus personajes son tambi¨¦n fr¨¢giles, muy humanos, pero con un nimbo que trasciende, con ¡°un no s¨¦ qu¨¦ de eterno¡±, que dec¨ªa Van Gogh. Humildes y sublimes. Lo eran en Todos v¨®s sodes capit¨¢ns (2010) y Mimosas (2016), premiadas en el Festival de Cannes, y lo son en especial en O que arde, la pel¨ªcula que se estrena en Espa?a en estas fechas. Humildes y sublimes Benedicta y Amador, madre e hijo. Cuando vuelve Amador de la prisi¨®n, encarcelado por pir¨®mano, y aparece de improviso en la casa campesina, lo ¨²nico que le pregunta la madre: ¡°?Tienes hambre?¡±.
A m¨ª Laxe me recuerda al pintor de Los comedores de patatas. Por su forma de hacer cine, por su forma de ser y hablar. Naci¨® en Par¨ªs, en 1982. Su padre y su madre, gallegos emigrantes, se conocieron en la sala Bataclan. De la infancia parisiense, lo que mejor recuerda es el d¨ªa que se perdi¨® en el legendario bosque de Boulogne. En Marruecos, mont¨® un taller cinematogr¨¢fico para ni?os de la calle. De ah¨ª naci¨® Todos v¨®s¡ Tiene esa valent¨ªa de no rehuir la condici¨®n de artista, que prefiere a la etiqueta de ¡°autor de culto¡±. Dec¨ªa Vincent van Gogh en una de las cartas a su hermano Theo: ¡°Mauve me reprocha por haber dicho: ¡®Yo soy un artista¡¯, pero no me retracto, porque es evidente que esta palabra lleva impl¨ªcita la significaci¨®n de: ¡®Buscar siempre sin encontrar jam¨¢s la perfecci¨®n¡±.
No se apagar¨¢ el cine ni caer¨¢n las vigas del cielo mientras ruede gente como Oliver Laxe.
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