El mayor museo de caza del mundo: 420 especies tiroteadas por un solo hombre
El empresario Marcial G¨®mez Sequeira, expresidente de Sanitas, expondr¨¢ en un pueblo extreme?o 1.250 de los animales que ha matado durante su vida
Marcial G¨®mez Sequeira, expresidente de Sanitas, tiene cientos de animales disecados en su mansi¨®n de La Moraleja (Alcobendas, Madrid), el barrio m¨¢s rico de Espa?a. Una soleada ma?ana de oto?o pasea por uno de sus dos pabellones de caza esbozando la historia de cada ejemplar: un leopardo de Zimbabue, un tigre de Tailandia, un le¨®n de Sud¨¢frica, un ocelote de M¨¦xico, un guepardo de Namibia, un rinoceronte blanco de Angola. ¡°Ni yo mismo podr¨ªa decir los animales que he podido cazar en los 48 a?os que llevo de caza mayor por el mundo, pero ser¨¢n varios miles, de m¨¢s de 420 especies¡±, calcula. Su colecci¨®n, adelanta, ser¨¢ "en unos meses" el mayor museo cineg¨¦tico del mundo.
Hasta 1988, Marcial G¨®mez Sequeira era el socio mayoritario de Sanitas, el emporio espa?ol de la sanidad privada fundado tres d¨¦cadas antes por su padre, Marcial G¨®mez Gil. Aquel a?o 1988, el hijo decidi¨® vender sus acciones por casi 22.000 millones de pesetas [equivalentes a unos 320 millones de euros actuales] a la multinacional brit¨¢nica BUPA. La venta, recuerda, le sirvi¨® para ¡°poder hacer m¨¢s cacer¨ªas y conseguir m¨¢s trofeos¡±.
¡°Hace tres a?os intent¨¦ calcular el tiempo que he pasado cazando. Me sal¨ªa que he estado pegando tiros, las 24 horas del d¨ªa, durante 11 a?os y tres meses de mi vida. Sin parar, pegando tiros¡±, proclama G¨®mez Sequeira, que cree que tiene la colecci¨®n m¨¢s ¡°minuciosa¡± del mundo. Ha dado varias veces la vuelta al planeta con su rifle 300 Weatherby, explica mientras se?ala aqu¨ª y all¨¢: un lobo de Alaska, un mono de Camer¨²n, un armadillo de EE UU, un gato dorado africano de Liberia, una hiena manchada de Mozambique, un cocodrilo de Tanzania, un oso polar de Canad¨¢. Es una especie de arca de No¨¦ con los animales disecados.
G¨®mez Sequeira, nacido hace 79 a?os en Madrid, ha decidido sacar sus cientos de animales disecados de su mansi¨®n para ¡°dejar el menor problema posible¡± a sus hijas y a su esposa cuando se vaya ¡°al otro mundo¡±, seg¨²n relata. ¡°Se me ocurri¨® contactar con Guillermo Fern¨¢ndez Vara, que es un primo lejano m¨ªo¡±, explica el cazador. Fern¨¢ndez Vara, presidente de la Junta de Extremadura con el PSOE, es m¨¦dico y de Olivenza (Badajoz), como el padre de G¨®mez Sequeira, fallecido en 1990. ¡°Se nos ocurri¨® llevar mis trofeos de caza a Extremadura y convertirlos en un museo¡±, apunta el cazador.
El resultado de esas conversaciones, seg¨²n detalla el expresidente de Sanitas, ser¨¢ el Museo de Caza Colecci¨®n Marcial G¨®mez Sequeira. El propio Fern¨¢ndez Vara y el alcalde de Olivenza, el socialista Manuel Gonz¨¢lez Andrade, confirman a EL PA?S que firmaron en marzo un preacuerdo con el empresario para exponer 1.250 trofeos en el Cuartel de Caballer¨ªa, un edificio del siglo XVIII en el coraz¨®n del pueblo extreme?o. Otras grandes exhibiciones cineg¨¦ticas del mundo, como el Museo de la Caza y la Naturaleza, en Par¨ªs, y el Museo del Safari Club International, en la ciudad estadounidense de Tucson, no alcanzan las 420 especies diferentes del cazador madrile?o.
"En Extremadura se convive con la caza con cierta normalidad. Somos un mill¨®n de habitantes y 100.000 tienen licencia de caza. El museo puede tener una importancia tremenda para atraer turismo", opina el presidente de la Junta de Extremadura, que quiere potenciar "el perfil cient¨ªfico" de la colecci¨®n. "Mis padres y los padres de Marcial eran primos terceros, pero se trataron mucho", recuerda Fern¨¢ndez Vara, que se refiere al fallecido fundador de Sanitas como "mi t¨ªo Marcial". El abuelo del cazador, el terrateniente Marcial G¨®mez Casta?o, tambi¨¦n fue alcalde de Olivenza y, seg¨²n el historiador Paul Preston, form¨® parte de la delegaci¨®n de latifundistas que, en octubre de 1936, pidi¨® al ej¨¦rcito golpista que obligase a "las masas socialistas y comunistas" a devolver las tierras redistribuidas durante la Segunda Rep¨²blica.
G¨®mez Sequeira, subraya, no es socialista. Es franquista y no lo esconde: lo proclama con orgullo. El hombre que manejaba el 52% de Sanitas lleva una bandera rojigualda con el ¨¢guila de San Juan pegada a su iPhone, justo encima del logo de la manzana. Y, en un paseo por otro de los edificios de su complejo de La Moraleja, tras dejar atr¨¢s unos cuadros de Joaqu¨ªn Sorolla, muestra un retrato al ¨®leo de Francisco Franco, vestido de general y a tama?o natural, presidiendo una mesa de billar. G¨®mez Sequeira recuerda que compr¨® la pintura por 25.000 pesetas tras la muerte del dictador en 1975, en la casa de subastas Dur¨¢n. ¡°Al morir Franco alguien se quitar¨ªa el cuadro de encima, porque hab¨ªa mucho miedo¡±, hipotetiza.
El primer safari de G¨®mez Sequeira fue en Mozambique por aquella ¨¦poca, en 1971. Pag¨® 60.000 pesetas y mat¨® animales de 35 especies, incluyendo una cebra, un le¨®n, un hipop¨®tamo y un elefante. All¨ª, dice, le naci¨® ¡°el gusanillo¡± de reunir ejemplares disecados, como otros acumulan sellos o monedas. ¡°Esta es la colecci¨®n de ant¨ªlopes peque?os¡±, precisa se?alando a los ejemplares en su nave de caza internacional. ¡°Est¨¢n todos. Yo mismo me asusto. Comprendo que la gente al entrar al pabell¨®n dir¨¢: ?Bah, esto no lo has podido cazar t¨²?. Pues s¨ª, es l¨®gico que lo piensen, porque yo tambi¨¦n lo dudo. Parece mentira que pueda haber cazado todos estos animales, pero son 48 a?os cazando tres o cuatro safaris al a?o¡±, razona.
¡°Durante 10 a?os tuve cuatro aviones. De uno en uno, claro, mejorando cada vez. Yo cazaba mucho. Sal¨ªa de Madrid, me iba a Londres, sub¨ªa por el ?rtico, llegaba a Finlandia, a Groenlandia, atravesaba todo Canad¨¢ cazando y llegaba al estrecho de Bering. Pasaba a Estados Unidos y bajaba hasta un rancho que yo ten¨ªa en Texas con unos amigos. Y luego volv¨ªa por las Azores. Hac¨ªa un viaje largo, pero muy productivo¡±, narra el empresario, que tambi¨¦n estudi¨® Medicina y mont¨® su emporio de sanidad privada en Ecuador, Ecuasanitas. G¨®mez Sequeira se refiere a aquellos viajes de caza intensiva como "las cruzadas".
La ¨²ltima moda en la caza internacional es pagar para matar animales de colores inusuales. En Sud¨¢frica, los propietarios de ranchos subastan ejemplares ins¨®litos logrados muchas veces gracias a la selecci¨®n gen¨¦tica y a la cr¨ªa en cautividad. G¨®mez Sequeira hizo en 2018 uno de estos ¡°safaris de colores¡±, como ¨¦l los llama, en su pen¨²ltima expedici¨®n a ?frica, junto a su nieto de 15 a?os. Mat¨® un ?u dorado, un impala negro, un ¨®rix dorado y una gacela springbok cobre.
¡°Hace cuatro a?os, matar un ?u dorado costaba 30.000 o 40.000 euros. Ahora se consiguen precios asequibles, dentro de lo normal. Cazar un animal de estos puede estar entre 6.000 y 10.000 euros¡±, se?ala G¨®mez Sequeira junto al ejemplar perfectamente disecado, reci¨¦n llegado del taxidermista. Con las crines iluminadas por la luz del sol que entra por una ventana, el majestuoso ?u dorado parecer¨ªa vivo si no estuviera petrificado en una peana sobre dos cajas de fruta vac¨ªas.
G¨®mez Sequeira recuerda c¨®mo lo mat¨®. El animal estaba tumbado detr¨¢s de un termitero. Esper¨® a que se levantase, para dispararle a un flanco y asegurarse de no da?ar sus cuernos. ¡°Yo siempre suelo tirar al codillo, porque luego se repara perfectamente. El tiro de entrada es muy peque?o y el de salida, si sale, sufre un gran destrozo, pero se cose enseguida. El codillo es aqu¨ª, donde llega al coraz¨®n¡±, explica se?al¨¢ndose su camisa de lunares azules debajo de la axila.
El preacuerdo firmado por G¨®mez Sequeira con Fern¨¢ndez Vara incluye ceder la colecci¨®n a una nueva fundaci¨®n p¨²blico-privada, calcular su valor econ¨®mico y que las instituciones extreme?as hagan una inversi¨®n equivalente a la mitad de ese dinero. ¡°Esta colecci¨®n puede valer varias decenas de millones de euros, pero estamos haciendo una valoraci¨®n prudente, que no sea superior a 10 o 12 millones, para que el presupuesto de la Junta de Extremadura tampoco sea excesivo¡±, sostiene el cazador.
G¨®mez Sequeira fue ¡°un avezado empresario¡±, seg¨²n la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que le conden¨® en octubre de 2018 por dos delitos fiscales cometidos durante la venta de Sanitas. El tribunal le impuso una pena de dos meses de arresto mayor, una multa de 260.000 euros y otro pago de 287.000 euros como indemnizaci¨®n a la Hacienda P¨²blica por crear una sociedad pantalla ¡°para obtener un ahorro fiscal il¨ªcito¡± hace tres d¨¦cadas. ¡°Los propios compradores me prepararon la forma de vender [Sanitas] y, como siempre, eludir la mayor cantidad posible de impuestos, pero legalmente¡±, afirma G¨®mez Sequeira. ¡°Son los coletazos del se?or Montoro. Le dijeron a Hacienda: 'Venga, sacad todo lo que pod¨¢is'. Y esto me llega a m¨ª 30 a?os despu¨¦s¡±, opina.
Las an¨¦cdotas de cacer¨ªas del expresidente de Sanitas est¨¢n trufadas de nombres conocidos. ¡°Cuando yo llegu¨¦ a Persia en el a?o 1973, fui a la reserva de caza del sha. Y resulta que quien estaba all¨ª cazando carneros, invitado por el hermano del sha de Persia, era el rey Juan Carlos¡±, rememora. ¡°El Rey tiene dos a?os m¨¢s que yo: es de 1938 y yo soy de 1940. He tenido una gran amistad y le admiro mucho. Tambi¨¦n me ha recibido con motivo de ser directivo del Real Madrid, con los trofeos que gan¨¢bamos y se los ofrec¨ªamos a ¨¦l. Juan Carlos es un gran cazador, un grand¨ªsimo cazador de perdices. Yo he cazado con ¨¦l bastantes veces, en monter¨ªas y perdices¡±, a?ade.
G¨®mez Sequeira perteneci¨® a la junta directiva del Real Madrid con los presidentes Ram¨®n Mendoza y Lorenzo Sanz. En 2006 se present¨® de nuevo a las elecciones con el constructor Juan Miguel Villar-Mir. ¡°Las ganamos legalmente, pero nos las rob¨® Ram¨®n Calder¨®n¡±, afirma en alusi¨®n al turbio esc¨¢ndalo que acab¨® con el nuevo presidente del Real Madrid imputado por fraude electoral. ¡°Consigui¨® una jueza de esas que igual te dicen que se exhume el cad¨¢ver de Franco que te dicen que no valen los votos por correo¡±, sostiene.
El rey Juan Carlos es una de las personalidades que han visitado los pabellones de caza de Marcial G¨®mez Sequeira en su casa de La Moraleja, seg¨²n cuenta el propio anfitri¨®n sentado frente a un le¨®n y un tigre. ¡°Aqu¨ª han venido presidentes del Gobierno y de otros pa¨ªses¡±, contin¨²a el empresario, que admite tener una espina clavada. ¡°No soy un matarife de la caza. No me gusta cazar n¨²mero, prefiero calidad, especialidades¡±, afirma. El pasado febrero, un cazador estadounidense pag¨® 110.000 d¨®lares para poder matar un marjor, una especie de cabra protegida de Pakist¨¢n. G¨®mez Sequeira no tiene esa especie en su casa. ¡°No voy a por ella porque cuesta 100.000 euros y ya no est¨¢ el horno para eso¡±, afirma. ¡°He visto que tengo muchos a?os y que me queda poco de caza y, sobre todo, de fuerzas para ir al monte y seguir pegando tiros. Pero seguir¨¦ cazando mientras el cuerpo aguante un poco¡±.
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