Sobre el final de Burning y los ¨²ltimos d¨ªas de Pepe Risi
Est¨¢n las bandas m¨¢s queridas, y luego est¨¢ Burning. Este es un relato de azarosa vida de una instituci¨®n del rock en espa?ol que ayer dijo adi¨®s en Madrid despu¨¦s de 45 a?os
A Johnny Cifuentes le incomoda que todo lo que se escribe sobre Burning desprenda un halo de malditismo. ¡°Quiero acordarme de los momentos felices¡±, dice siempre. Pero es inevitable afrontar los episodios dif¨ªciles de una banda con 45 a?os de existencia que vivi¨® tan intensamente como ellos mismos decidieron.
En 2005 acompa?¨¦ a Burning en un largo viaje en furgoneta de Madrid a Galicia, donde actuaban en un peque?o garito. Aqu¨ª se pod¨ªa ver su verdadera dimensi¨®n. Tipos con m¨¢s de 30 a?os de carrera (en ese momento), con varias canciones cl¨¢sicas dentro del rock espa?ol (solo un ejemplo: Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como este), pero comport¨¢ndose como una banda primeriza. 600 kil¨®metros de ida en una furgoneta, un par de salas de 300 personas y vuelta para casa. En aquel viaje compart¨ª muchas horas con Johnny (Madrid, 1955). Repasamos la azarosa vida de su banda, episodios oscuros incluidos. Johnny tiene ese esp¨ªritu de resistente del rock que lo ha visto todo y sabe sacar conclusiones crudas (s¨ª), pero tambi¨¦n relativizar.
"Lo ¨²ltimo que me dijo fue: ¡®Johnny, dame un cigarro¡¯. ¡®No puedes fumar, Pepe¡¯, le contest¨¦. ¡®Venga, Johnny. Lo que tienes que hacer es, cuando te vayas de la habitaci¨®n, dejar dos pitillos en el 'tigre"
Podemos recordar su reacci¨®n a la muerte de Pepe Risi, su amigo, su compa?ero desde el principio de Burning. Horas despu¨¦s de que falleciera Risi en 1997 a los 42 a?os, un periodista le dijo: ¡°Vaya drama, ?no Johnny?¡±. Johnny respondi¨®: ¡°Se ha ido en 20 d¨ªas. As¨ª es el rock. Las fiestas han sido estupendas, lo hemos pasado fet¨¦n y hay que asumir las consecuencias¡±.? Algunos pod¨ªan tachar la reacci¨®n de fr¨ªa, pero nada m¨¢s lejos.
Johnny estaba devastado. Hab¨ªa acudido al hospital todos los d¨ªas. Se sentaba a los pies de la cama y charlaba profundamente con su amigo. Le daba friegas y le hac¨ªa recados. Johnny me cont¨® sus ¨²ltimos d¨ªas con su amigo: ¡°Tuvimos muchas conversaciones en el hospital. Ten¨ªamos que tocar a los diez d¨ªas en Mallorca y me coment¨®: ¡®Mira a ver el equipo que yo enseguida me pongo bien'. Lo ¨²ltimo que me dijo fue: ¡®Johnny, dame un cigarro¡¯. ¡®No puedes fumar, Pepe¡¯, le contest¨¦. ¡®Venga, Johnny. Lo que tienes que hacer es, cuando te vayas de la habitaci¨®n, dejar dos pitillos en el tigre¡¯. Y eso hice. Y se los fum¨®, porque lo comprob¨¦ al d¨ªa siguiente, cuando ya hab¨ªa fallecido. Las poquitas fuerzas que le quedaban las utiliz¨® para fumarse esos dos cigarrillos¡±.
Una de las cosas que le dijo Risi a Johnny fue: ¡°Ninguna tonter¨ªa ?eh? Sigue en el camino. No se te ocurra dejarlo¡±. A pesar de ello, existe una facci¨®n de los puristas de Burning que llevan a?os renegando de los Burning de Johnny. ¡°Con Pepe se acab¨® el grupo¡±, afirman.
Risi muri¨® oficialmente de neumon¨ªa el 9 de mayo de 1997, en la cama. Pero no muri¨® en un catre de un hospital madrile?o. Se fue tocando la guitarra y cantando rock and roll, como ¨¦l quer¨ªa. As¨ª cuenta Alfred Crespo en su libro Burning. Madrid sus ¨²ltimos conciertos: ¡°Pepe Risi solo mantiene su energ¨ªa activa cuando asciende los escalones que conducen al escenario. Compart¨ª numerosas noches junto a ellos y se ve¨ªa indefenso, buscando continuamente el calor y el apoyo que Johnny le ofrec¨ªa. Entraba en el tramo final de su vida, y no hab¨ªa lugar para viejas rencillas. Hermanados por una vida en com¨²n y por la capacidad de perdonar los errores ajenos, se unen para mirar de frente al destino, abrazados. A Pepe le acondicionan una camilla en la furgoneta, necesitando en muchas ocasiones respiraci¨®n asistida, pero ¨¦l no disminuye el ritmo de sus aficiones, fum¨¢ndose la vida a grandes caladas¡±.
Johnny cuenta en el libro: "?bamos a buscarle a casa. Estaba con una hepatitis galopante y sin defensas. Un colega nos dej¨® una camilla, se tumbaba, lo sub¨ªamos a la furgoneta y nos ¨ªbamos al bolo. Antes de tocar, se inyectaba un medicamento que le manten¨ªa con fuerzas un rato. Sal¨ªa, tocaba y despu¨¦s regres¨¢bamos a la furgo, ¨¦l tumbado en su camilla. No pod¨ªa imaginarse perderse un concierto¡±.
Pepe Risi era un tipo leal y sensible. Sus pellizcos a la guitarra eran profundos. Recuerdo una entrevista que le hice en 1992, despu¨¦s de una actuaci¨®n de Burning en el Parque de Atracciones. En la parte de atr¨¢s del escenario, con la monta?a rusa y los gritos de la gente sonando de fondo. Esta vez fue Johnny el que se ausent¨®. Nos sentamos en unas sillas de pl¨¢stico que hab¨ªa all¨ª y charlamos largo rato. A Pepe se le olvidaba el tiempo cuando hablaba de rock and roll, de los Stones, de Lou Reed, de Mott the Hoople... ¡°No quiero conocer personalmente a Chuck Berry. Dicen que es un capullo. Yo prefiero escuchar su m¨²sica¡±, me dijo. Faltaban cinco a?os para su fallecimiento, pero Pepe estaba flaco, agotado despu¨¦s de una actuaci¨®n corta, con alg¨²n temblor. Pero toc¨® de maravilla. ¡°Nunca hay que sustituir la emoci¨®n por la t¨¦cnica¡±, me dijo. Hablaba de m¨²sica, pero en realidad as¨ª era su vida. No hay nadie en la profesi¨®n que no hable de ¨¦l como una persona especial, aut¨¦ntica, honesta.
El Drogas cuenta que un d¨ªa estaba en una entrevista en la radio con Barricada y llam¨® por tel¨¦fono a la emisora, como un fan. ¡°Para decirnos que le hab¨ªa encantado una canci¨®n nuestra que acababan de poner. Coincid¨ª con ¨¦l pocas veces, pero me pareci¨® siempre un tipo encantador. Y una gran influencia, claro. Soy fan¨¢tico del primer disco de Burning, Madrid¡±. Loquillo era otro rendido admirador suyo: ¡°Hay un antes y un despu¨¦s en Madrid despu¨¦s de la muerte de Risi. Un d¨ªa me cogi¨® y me llev¨® a conocer su barrio, La Elipa. Y yo alucinaba de poder entrar en sus bares y de que estuvieran poniendo Rock and roll animal, de Lou Reed. Disfrut¨¦ como un ni?o con ¨¦l¡±, ha contado Loquillo.
Johnny, su compa?ero, no ha dejado de reivindicarle en los ¨²ltimos 20 a?os. ¡°Pepe Risi siempre actu¨® como un caballero, un heroin¨®mano muy elegante y, sobre todas las cosas, todo un genio. He pensado muchas veces que, a lo mejor, si no hubiera sido por la hero¨ªna no se habr¨ªan creado esas canciones tan hermosas. As¨ª es el destino. To?o se volvi¨® un poco m¨¢s hura?o, esa es la verdad¡±, cont¨® Johnny en El Estado Mental. En una carrera donde Johnny siempre ha tenido que echarse la banda a sus hombros, uno de los momentos m¨¢s cr¨ªticos fue cuando To?o Mart¨ªn, el primer cantante y fundador, dijo que dejaba al grupo, en 1982, despu¨¦s de cuatro discos.
Burning deja un legado glorioso. Curiosamente, es una banda de rock and roll, pero sus mejores canciones son baladas o medios tiempos
En una reuni¨®n en un bar de la madrile?a calle Santa B¨¢rbara, To?o anuncia que se quiere marchar del grupo. Johnny sabe la raz¨®n: quiere ir a Bilbao porque tiene contactos para conseguir hero¨ªna con cierta facilidad. El cantante le dice a Risi que le acompa?e. Entonces pasa lo siguiente, en palabras de Johnny: ¡°Risi se le qued¨® mirando, le dio un trago a su cerveza, se qued¨® pensando un ratito¡ y le dijo a To?o que se quedaba conmigo¡±. Seg¨²n Johnny pes¨® mucho que Risi ten¨ªa en Madrid a su madre, Natalia, a la que adoraba y no quer¨ªa dejar sola.
Tras la reuni¨®n, Johnny visita las oficinas del Registro de la Propiedad y pregunta si el nombre de Burning consta en su registro. La respuesta es negativa. As¨ª que el teclista lo registra a su nombre, Juan Antonio Cifuentes. El nombre estaba a salvo. Ahora faltaba recomponer la banda y tratar de hacer buenas canciones sin el cantante original. Lo consiguen, con un disco sensacional, Noches de rock and roll, donde Johnny y Risi comparten las partes vocales.
Risi, cabreado con la decisi¨®n de To?o de abandonar, escribe una canci¨®n para ¨¦l, Y no lo sabr¨¢s: ¡°Es bonito tener coche y ser pap¨¢ / pero creo que la corbata a ti no te va. / Cada d¨ªa el nudo es m¨¢s fuerte, / hasta que t¨² mismo te ahogar¨¢s¡±. La letra se torna macabra cuando llega la terrible noticia. El 9 de mayo (el mismo d¨ªa de la muerte de Risi seis a?os despu¨¦s) To?o Mart¨ªn, el cantante m¨¢s chulo sobre un escenario que ha dado el rock and roll espa?ol, muere de una sobredosis. Ten¨ªa 37 a?os.
Risi y Johnny siguen editando discos, cada vez m¨¢s espaciados en el tiempo. Lo chocante de su carrera es que su influencia en el rock espa?ol nunca se vio reflejada en las listas de ventas. Su disco m¨¢s vendido es En directo, de 1991, un ¨¢lbum grabado en vivo con invitados: Loquillo, Antonio Vega, Joaqu¨ªn Sabina, Los Secretos, Miguel R¨ªos, Rosendo... Todos acudieron a la llamada de Pepe y Johnny. Los dos a?os siguientes fueron los de su mayor poder de convocatoria. Una excepci¨®n en una carrera que hubiese merecido mucha mayor repercusi¨®n. Cuando Risi fallece en 1997, Johnny, con el coraz¨®n destrozado, vuelve a tirar del carro. As¨ª ha estado hasta el concierto de esta noche de La Riviera, que ¨¦l ha anunciado que ser¨¢ el ¨²ltimo. ¡°Burning ha sido mi vida, pero tengo ganas de hacer otras cosas. Creo que puedo dar un volantazo a mi edad. S¨¦ que les estoy faltando al respeto a los Rolling Stones porque ellos seguir¨¢n siempre, pero yo quiero dejarlo¡±, declar¨® hace solo unos d¨ªas en una entrevista con EL PA?S.Burning deja un legado glorioso. Curiosamente, es una banda de rock and roll, pero sus mejores canciones son baladas o medios tiempos: Una noche sin ti, Dieron las diez, Un poquito nada m¨¢s, Las chicas de drugstore, Balada para una viuda, Como un hurac¨¢n, Qu¨¦ hace una chica como t¨²...
Y est¨¢ Es decisi¨®n, que es mucho m¨¢s que una canci¨®n, es la ley de Burning, un manifiesto de vida cantado por Pepe Risi: "No tengo tiempo pase a ser del rock and roll".?
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