?Ha sobrepasado el populismo su apogeo?
El desencanto, la digitalizaci¨®n y el cambio clim¨¢tico son las claves del futuro de la pol¨ªtica
Donald Trump y Boris Johnson est¨¢n metidos en sendos l¨ªos provocados por ellos mismos; Matteo Salvini ha naufragado en su propia arrogancia, al menos de momento, y Heinz-Christian Strache, exl¨ªder del Partido de la Libertad de Austria, ha ca¨ªdo v¨ªctima de su charlataner¨ªa ebria y corrupta. Por otra parte, en las elecciones de mayo al Parlamento Europeo, la marcha triunfal de los populistas que tantos hab¨ªan vaticinado no se lleg¨® a producir. ?Acaso el fen¨®meno pol¨ªtico m¨¢s debatido de la actualidad ha sobrepasado su apogeo?
Seg¨²n el polit¨®logo Jan-Werner M¨¹ller, lo que caracteriza a los populistas es que se proclaman representantes exclusivos de la voluntad popular. Esta pretensi¨®n es irracional, ya que la ¡°voluntad popular¡± como magnitud pol¨ªtica homog¨¦nea no existe. Adem¨¢s, es antipluralista, puesto que va acompa?ada por la deslegitimaci¨®n del adversario. Los l¨ªderes populistas son carism¨¢ticos, es verdad, pero tambi¨¦n narcisistas, demag¨®gicos y enemigos de la realidad. Todas ellas son condiciones adecuadas para practicar una pol¨ªtica de oposici¨®n con la ayuda del resentimiento furioso, aunque inapropiadas para resolver problemas complejos.
Pero lo m¨¢s ilusorio es la aspiraci¨®n de los populistas de derechas a revertir la globalizaci¨®n y sus efectos, entre ellos las cadenas de valor transnacionales, los mercados financieros interconectados a escala global, la p¨¦rdida de soberan¨ªa de los Estados nacionales, la emigraci¨®n desde los pa¨ªses en desarrollo y el ascenso de las ¡°ciudades globales¡± con la consiguiente despoblaci¨®n de las zonas rurales. Los puestos de trabajo deslocalizados a M¨¦xico no van a volver al cintur¨®n industrial de EE?UU; Reino Unido no va a existir fuera de la UE y disfrutar al mismo tiempo del acceso al mercado interno; el aumento de las exportaciones es incompatible con las sanciones comerciales, del mismo modo que la pertenencia a la uni¨®n monetaria lo es con la contravenci¨®n de sus reglas.
El mayor enemigo del populismo se llama desencanto. Para retardarlo, los l¨ªderes de estos movimientos, tanto de derechas como de izquierdas, adoptan dos medidas: por una parte, contentan a sus partidarios con iniciativas sociales, y, por otra, intentan socavar las instituciones y las normas democr¨¢ticas. La primera de ellas es f¨¢cilmente perecedera debido a su dependencia de los vaivenes coyunturales de la econom¨ªa, como muestran el ejemplo extremo de Venezuela y, en menor medida, el denominado ¡°salario social¡± italiano. Con respecto a la segunda, ha quedado de manifiesto que la respuesta inmunitaria de la opini¨®n p¨²blica liberal y de las instituciones del Estado es mucho m¨¢s fuerte de lo que se supon¨ªa, al menos en las democracias de Europa occidental, Estados Unidos y, en parte, Latinoam¨¦rica.
A esto hay que a?adir que, en Europa occidental, el impulso pol¨ªtico se ha trasladado en poqu¨ªsimo tiempo de los populistas de derechas a la llamada juventud por el clima y las fuerzas ecologistas. Con su negativa a reconocer que los seres humanos somos los causantes del cambio clim¨¢tico, los populistas de derechas se oponen en todo el mundo al consenso cient¨ªfico, situ¨¢ndose al nivel de los te¨®ricos de la conspiraci¨®n o los sectarios religiosos. Si la raz¨®n todav¨ªa cuenta algo, en alg¨²n momento deber¨ªa quedar demostrado que negar el fen¨®meno m¨¢s amenazador de nuestra ¨¦poca por ceguera ideol¨®gica es una bomba que puede estallar en las manos.
Por otra parte, cabe esperar que la inteligencia artificial, la digitalizaci¨®n acelerada y la automatizaci¨®n act¨²en triplemente a favor de las fuerzas populistas. Las tres reforzar¨¢n a las odiadas ¨¦lites emergentes urbanas, cosmopolitas, interconectadas a escala mundial y cada vez m¨¢s ricas y seguras de s¨ª mismas. Al mismo tiempo, los robots aumentar¨¢n la presi¨®n sobre la clase baja porque convertir¨¢n en superfluas las profesiones de muchos trabajadores precarios ya maltratados por el sistema, como ch¨®feres, cajeras o repartidores de pizzas. Pero, sobre todo, dejar de ser imprescindibles, o serlo en menor medida, es el destino que espera tambi¨¦n a algunos grupos de la clase media, e incluso de la alta. Es el caso de los asesores fiscales, los abogados, los empleados de banco, los m¨¦dicos y los traductores. Al menos a corto o medio plazo, la inteligencia artificial har¨¢ estallar el resentimiento y la frustraci¨®n, y los nuevos puestos de trabajo que cree ser¨¢n inalcanzables para aquellos que han perdido los suyos. Justamente este mecanismo contribuy¨® de manera decisiva a desencadenar la reacci¨®n populista tras el cambio de ¨¦poca del a?o 1989.
Desencanto, digitalizaci¨®n y cambio clim¨¢tico: tres factores con unas consecuencias y un efecto conjunto demasiado inestables y poco duraderos para predecir con exactitud el futuro del populismo. En todo caso, es falso que las democracias liberales se encuentren indefensas frente a un tsunami antiliberal. Ante las promesas ilusorias, los payasos narcisistas en el liderazgo y la negaci¨®n de los hechos cient¨ªficos, los llamados partidos convencionales tienen buenos motivos para oponerse a sus adversarios con seguridad en s¨ª mismos.
Sandro Benini es redactor de Opini¨®n en el Tages-Anzeiger.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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