Del desorden a la libertad
Muchos peruanos se han desencantado ante el espect¨¢culo bochornoso de un Parlamento que parec¨ªa dedicado exclusivamente a impedir que funcionaran las instituciones y a defender la corrupci¨®n
Ha hecho muy bien el presidente del Per¨², Mart¨ªn Vizcarra, disolviendo el Congreso y convocando nuevas elecciones para el pr¨®ximo 26 de enero, fecha que acaba de ser avalada por el Jurado Nacional de Elecciones. Y han hecho muy, pero muy bien, las Fuerzas Armadas y la Polic¨ªa peruana reconociendo la autoridad del jefe del Estado; no ha sido muy frecuente en la historia peruana que las fuerzas militares apoyen a un Gobierno constitucional como el que preside Vizcarra; lo normal era que contribuyeran a derribarlo.
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La decisi¨®n de cerrar el Congreso ha sido rigurosamente constitucional, como han mostrado muchos juristas eminentes y ha explicado al gran p¨²blico, con su lucidez caracter¨ªstica, uno de los mejores y m¨¢s valientes periodistas del Per¨²: Rosa Mar¨ªa Palacios. La Constituci¨®n autoriza al jefe del Estado a cerrar el Congreso luego de que este le niegue dos veces la cuesti¨®n de confianza y a la vez lo obliga a convocar inmediatamente elecciones para reemplazar al Parlamento destituido. Ambas cuestiones se han cumplido en este caso. Por lo mismo, no se trata ni mucho menos de un ¡°golpe de Estado¡± como ha querido hacer creer la alianza aprofujimorista, que ten¨ªa mayor¨ªa simple en el Congreso y hab¨ªa convertido a ¨¦ste en un circo grotesco de forajidos y semianalfabetos, con algunas pocas (pero, eso s¨ª, muy respetables) excepciones. Por eso se han echado a la calle, en todas las ciudades importantes del pa¨ªs, a aplaudir al presidente Vizcarra, cientos de miles de peruanos, celebrando la medida en nombre de la libertad y de la legalidad de las que la mayor¨ªa parlamentaria de apristas y fujimoristas hab¨ªa hecho irrisi¨®n.
Como siempre, por debajo y por detr¨¢s de las discusiones legales que sustentan las instituciones de una democracia, hay intereses personales, muchas veces innobles, que suelen prevalecer. Para eso existen la libertad de expresi¨®n y el derecho de cr¨ªtica que, bien ejercidos, hacen los deslindes y denuncias necesarios estableciendo las prioridades, y sacando de las tinieblas en que quisieran sumirlas sus enemigos, la verdad y la libertad.
Vizcarra hace bien en disolver el Congreso, convertido en un instrumento de venganza de Keiko Fujimori
En estos casos, sin la m¨¢s m¨ªnima duda, ambos valores est¨¢n representados por la decisi¨®n del presidente Vizcarra y los genuinos enemigos de la verdad y de la libertad son quienes hasta ahora han ensuciado hasta extremos inconcebibles el Congreso de la Rep¨²blica, convirti¨¦ndolo en un instrumento de la venganza de Keiko Fujimori contra Pedro Pablo Kuczynski, quien la derrot¨® en unas elecciones presidenciales que cre¨ªa ganadas: los sondeos lo dec¨ªan as¨ª. Entonces ella, a trav¨¦s del Congreso, se dedic¨® a tumbarle ministros e impedirle gobernar. Por su parte, Kuczynski, al que muchos cre¨ªamos el presidente mejor preparado de la historia del Per¨² y que result¨® uno de los peores, crey¨® aplacar al tigre ech¨¢ndole corderos (es decir, indultando al expresidente Fujimori de la condena de 25 a?os de c¨¢rcel que cumple por asesino y por ladr¨®n) con lo que se hizo el harakiri y debi¨® finalmente renunciar. Ahora est¨¢ en arresto domiciliario investigado por el Poder Judicial, acusado de malos manejos.
Probablemente nada de lo que ha ocurrido hubiera tenido las proporciones que ha alcanzado si, en el intermedio, no hubiera aparecido el famoso Lava Jato en el Brasil, en que la empresa Odebrecht y las ¡°delaciones premiadas¡± ¡ªes decir autoconfesiones de hechos il¨ªcitos a cambio de condenas reducidas o simb¨®licas¡ª revelaron que en el Per¨² varios presidentes, ministros y parlamentarios hab¨ªan sido comprados por la tristemente c¨¦lebre empresa (y por otras, tambi¨¦n) para favorecerlas con concesiones en obras p¨²blicas y otras prebendas. Esto sac¨® de quicio principalmente a apristas y fujimoristas, implicados en estos sucios enjuagues. Y, su p¨¢nico fue mucho peor cuando, a la vez que ocurr¨ªa todo esto en el Brasil, surg¨ªa dentro del Poder Judicial peruano un grupo de fiscales honestos y valerosos empe?ados en aprovechar las ¡°delaciones premiadas¡± para sacar a la luz la corrupci¨®n en el Per¨² y sancionar a sus culpables.
Esta es la raz¨®n profunda que est¨¢ detr¨¢s de los atropellos e ilegalidades cometidas por la mayor¨ªa simple parlamentaria que detenta la alianza de apristas y fujimoristas y que han obligado al presidente Vizcarra a clausurar este Congreso y convocar elecciones para reemplazarlo. Ojal¨¢, sea dicho de paso, los peruanos voten el pr¨®ximo 26 de enero mejor que en las elecciones anteriores, y no vuelvan a sumir al Per¨² en un Parlamento tan mediocre y obtuso como el reci¨¦n desaparecido. Pero las condiciones mismas de esta elecci¨®n no favorecen que haya muchos candidatos de lustre para ocupar los esca?os; el tiempo de vida del que dispondr¨¢n ser¨¢ muy escaso ¡ªunos 16 meses¡ª y, como no hay reelecci¨®n seg¨²n las nuevas disposiciones electorales, los incentivos para los nuevos congresistas no resultan nada estimulantes.
Per¨² es uno de los pocos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina que ha crecido econ¨®micamente y ensanchado las clases medias
Pero, en todo caso, se trata de un paso adelante en la consolidaci¨®n de la democracia en el Per¨². Muchos peruanos, ante el espect¨¢culo bochornoso de este Parlamento, que parec¨ªa dedicado exclusivamente a impedir que funcionaran las instituciones, a defender la corrupci¨®n y a sus l¨ªderes deshonestos, se hab¨ªan desencantado de la legalidad. ?Para esto serv¨ªan las elecciones libres? Ahora saben que, por m¨¢s errores que se puedan cometer dentro de una democracia, en una sociedad libre se puede sacar a la luz todo aquello que anda mal, y que esta es la gran superioridad de las sociedades abiertas sobre las dictaduras.
Quisiera tambi¨¦n destacar el esp¨ªritu c¨ªvico que ha sacado a las calles a tantos peruanos a renovar su convencimiento de que la libertad es siempre la mejor opci¨®n. Una de las buenas cosas que ocurr¨ªan en el Per¨², pese al Congreso, ha sido la libertad de expresi¨®n. El periodismo en el Per¨² ha funcionado en estos a?os expresando la gran diversidad pol¨ªtica que existe en el pa¨ªs, y muchas de las cr¨ªticas de esta prensa han sido certeras e impedido que, en el desorden que exist¨ªa, pereciera la legalidad. Pero un pa¨ªs no s¨®lo funciona con la democracia. Es imprescindible que haya trabajo, que los ciudadanos sientan que existe igualdad de oportunidades, que todos pueden progresar si se esfuerzan para ello, y que existe un orden legal al que pueden recurrir si son v¨ªctimas de injusticias y atropellos.
Curiosamente, en estos a?os de desorden pol¨ªtico, el pa¨ªs es uno de los pocos que en Am¨¦rica Latina ha crecido econ¨®micamente; se han ensanchado las clases medias y pese a las cat¨¢strofes naturales, el Per¨² progresa en creaci¨®n de riqueza y en oportunidades. Una sola mancha en este panorama: la idea de que toda miner¨ªa es negativa y que hay que combatirla para que no destruya el medio ambiente. Esto es absurdo pero ha calado m¨¢s all¨¢ de los demagogos de la extrema izquierda que la promueven; y, a la vez que esto ocurre, crece la miner¨ªa ilegal que, ella s¨ª, es una amenaza grav¨ªsima contra la salud ecol¨®gica de un pa¨ªs. Ojal¨¢ que liberada de este Congreso repelente y los des¨®rdenes que auspiciaba, la democracia peruana empiece tambi¨¦n a funcionar dentro de una legalidad y libertad dignos de ese nombre.
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