Sin catastrofismo

Las cartas del crecimiento econ¨®mico espa?ol en 2019 y 2020 est¨¢n ya b¨¢sicamente echadas. Este a?o, el PIB aumentar¨¢ en torno al 2% y lo m¨¢s probable es que durante el pr¨®ximo apenas rebase el 1,5%. Espa?a ha entrado en una fase de desaceleraci¨®n que tendr¨¢ efectos sobre el empleo. Si durante los meses de crecimiento sostenido la creaci¨®n de puestos de trabajo lleg¨® a subir a ritmos superiores al 3,5% anual, en los pr¨®ximos seis trimestres apenas alcanzar¨¢ el 1%.

Pero ralentizaci¨®n no es recesi¨®n. El seguimiento estad¨ªstico no muestra una contracci¨®n de la econom¨ªa ni una ca¨ªda del empleo; lo que sucede, simplemente, es que la tasa de crecimiento es m¨¢s baja. Hoy, la probabilidad de recesi¨®n es peque?a. Se equivocan, al menos por ahora, quienes agitan el espantajo recesivo y anuncian a los ciudadanos males mayores. Lo m¨¢s probable es que la desaceleraci¨®n contin¨²e al menos durante 2020 y vuelva despu¨¦s a un ritmo m¨¢s alto de crecimiento. La desaceleraci¨®n de la econom¨ªa no es una condena inapelable a la recesi¨®n; las etapas de crecimiento m¨¢s bajo suelen deberse a una evoluci¨®n del ciclo o al simple agotamiento de los factores de la fase anterior.

Aunque la campa?a electoral se preste a ello, har¨ªan bien los partidos en no imputar un ritmo inferior de crecimiento sobre todo a una determinada pol¨ªtica econ¨®mica o a la gesti¨®n del Gobierno. No han sido las decisiones internas de los gobernantes de un pa¨ªs medio como Espa?a la causa de la ralentizaci¨®n, sino un frenazo global que afecta a todas las ¨¢reas econ¨®micas. La situaci¨®n internacional ha empeorado debido a distorsiones pol¨ªticas y econ¨®micas graves, como la guerra comercial entre China y EE?UU, generalizada en estos momentos hasta el punto de que la eurozona y Espa?a est¨¢n afectadas de lleno, o la incertidumbre creciente que produce el Brexit gestionado por Johnson en los mercados de inversi¨®n.

La ausencia de Gobierno s¨ª es un h¨¢ndicap en el tratamiento correcto de los efectos de la ralentizaci¨®n. Hace falta un Ejecutivo con apoyos estables y plenamente consciente de la pol¨ªtica econ¨®mica que quiere aplicar. Ser¨ªa temerario que ante las circunstancias citadas su formaci¨®n se demorase m¨¢s all¨¢ de dos meses. Ese Gobierno tendr¨¢ que tomar decisiones antic¨ªclicas, como incentivar el empleo, estimular la inversi¨®n, elevar el gasto social en la medida de lo posible y frenar el deterioro industrial del pa¨ªs.

Suele olvidarse con demasiada facilidad que la etapa de recuperaci¨®n econ¨®mica vivida desde 2015 se ha fundamentado en actividades de servicios, como el turismo, que generan empleo inestable y escaso valor a?adido; que la econom¨ªa espa?ola est¨¢ perdiendo pie en los mercados internacionales debido al paup¨¦rrimo aumento de la productividad y que, como consecuencia de esa negligencia estrat¨¦gica, la convergencia real con Europa se aleja en lugar de acercarse.

As¨ª pues, el principal problema es la dilaci¨®n en formar Gobierno estable, con capacidad para tomar las decisiones adecuadas durante los pr¨®ximos cuatro a?os. Porque, adem¨¢s de los problemas mencionados, la sociedad espa?ola tiene que enfrentarse a reformas que afectan a su estructura de bienestar: pensiones, energ¨ªa, mercado de trabajo, financiaci¨®n auton¨®mica e impuestos. Olvidar estas urgencias es pura y simple irresponsabilidad.