?Por qu¨¦ llora Greta Thunberg?
Una nueva generaci¨®n utiliza su poder digital para exigir a los adultos entrar en el juego democr¨¢tico
Nos est¨¢n fallando. Pero los j¨®venes est¨¢n empezando a entender su traici¨®n¡±, advirti¨® Greta Thunberg, de 16 a?os, a los l¨ªderes mundiales en la Cumbre del Clima de la ONU. Lo dijo con rabia y con dolor, lo dijo llorando. Y desde entonces se ha escrito mucho sobre por qu¨¦ llora de ese modo ¡°la ni?a del clima¡±, que es como le apodan muchos medios.
B¨¢sicamente, la opini¨®n se divide entre quienes la admiran y defienden su causa por cuanto la crisis clim¨¢tica nos afecta a todos y los que aseguran que es una v¨ªctima de sus padres, de su fama o incluso una marioneta del capitalismo verde. La sobreexposici¨®n de esta menor que se comunica con el mundo a trav¨¦s de sus redes sociales con m¨¢s de siete millones de seguidores en Instagram, casi tres en Twitter y 2,5 en Facebook preocupa cada vez a m¨¢s gente. ?C¨®mo podr¨¢ soportar la pobre chiquilla semejante presi¨®n? Desde que Greta habl¨® en la ONU, su futuro psicol¨®gico se ha tratado tanto o m¨¢s que el futuro del planeta que la joven intenta preservar. ?Acaso vale la pena salvar un planeta que no es capaz de proteger a sus ni?os? ?No deber¨ªan estar los peque?os en sus colegios en vez de asistir a huelgas clim¨¢ticas los ¨²ltimos viernes del mes?
Curiosamente, la sobreexposici¨®n de los menores en la nueva sociedad digital solo ha calado en la agenda pol¨ªtica la primera vez que una adolescente ha utilizado su poder en Internet para actuar pol¨ªticamente. Pero el hecho es que los centennials (los nacidos despu¨¦s de 2000) son la primera generaci¨®n conectada a Internet desde su nacimiento. Los padres se encargan de su bautismo digital y escriben sus biograf¨ªas online desde el instante en que llegan al mundo. En 2019, tres de cada cuatro menores de dos a?os tienen fotos en Internet, seg¨²n un estudio de la empresa de seguridad digital AVG. Despu¨¦s, mucho antes de que cumplan los 14, edad en la que un menor espa?ol puede dar permiso para publicar sus im¨¢genes, los chiquillos ya disponen de un smartphone. En nuestro pa¨ªs, uno de cada cuatro ni?os de 10 a?os tiene m¨®vil, siendo que a los 12 a?os ya lo tienen el 75%, seg¨²n el INE. A partir de ese momento, todos entran en las redes (Instagram, Facebook, TikTok, YouTube¡) y comparten contenido con el objetivo de conseguir prestigio social a trav¨¦s de likes.
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Mientras tanto, las redes se cubren las espaldas exigiendo en sus bases legales ser mayor de 13 a?os para ser miembro. Pero los padres regalan m¨®viles sin importarles (o sin conocer) este contexto legal. Dejar que un ni?o de 10 a?os use Instagram se puede comparar con comprar una cajetilla de tabaco a un adolescente de 16. Actualmente, el 21% de los j¨®venes entre 10 y 25 a?os sufre trastornos del comportamiento por culpa de la tecnolog¨ªa, seg¨²n una encuesta del ¨²ltimo Plan Nacional sobre Drogas.
Pero ?para qu¨¦ quieren los ni?os tantos likes? Los mileniales usaron su poder digital para conquistar el mercado. Ellos fueron los primeros influencers y consiguieron que las marcas pagaran cifras millonarias por aparecer en sus canales. Actualmente, son muchos los ni?os cuya imagen est¨¢ siendo comercializada (por no decir explotada) por padres que graban y editan los v¨ªdeos de sus reto?os youtubers para que las marcas puedan usarlos como soporte publicitario. Les invito a entrar en canales como Las Ratitas, The Crazy Haacks, MikelTube, La Diversi¨®n de Martina o tant¨ªsimos m¨¢s. Por no hablar de los menores que hacen cada d¨ªa m¨¢s famosos a sus influencers padres que publican cada instante de su vida como si los peque?os formaran parte de un macabro reality show.
Lo que nadie hab¨ªa previsto es que los centennials empezaran a usar su poder digital para exigir a los adultos entrar en el juego democr¨¢tico. Que llegara una generaci¨®n de chavales ¡ªquiz¨¢s Greta sea la primera de muchos¡ª que en vez de comer gominolas o jugar al Fortnite transformen su poder digital en poder pol¨ªtico. Las democracias avanzadas presentan sociedades en las que cada vez se vive m¨¢s pero se nace menos, de forma que los intereses de los j¨®venes no est¨¢n democr¨¢ticamente representados. De los adultos y viejos ser¨¢ el poder pol¨ªtico; de los centennials, el digital. En realidad, Greta no es una ¡°ni?a verde¡±. Greta tiene 16 a?os. Si fuera espa?ola ya habr¨ªa terminado la educaci¨®n obligatoria, podr¨ªa tener sexo consentido con adultos, casarse (con autorizaci¨®n), trabajar o ir a la c¨¢rcel. ?Por qu¨¦ hay tanta insistencia en demostrar que sigue siendo ni?a quien ya no lo es? Lo que nadie quiere pronunciar es que Greta es la primera ecologista cuyos intereses no son altruistas. Ella no es una de esas personas empe?adas en salvar las ballenas para conseguir un mundo m¨¢s justo con los animales. Ni siquiera habla en nombre del Amazonas, por m¨¢s que le duela. Ella est¨¢ defendiendo sus intereses pol¨ªticos en un sistema democr¨¢tico que excluye de su juego a toda una generaci¨®n. ¡°Nos est¨¢n fallando¡±, dice a los l¨ªderes mundiales. Y no habla solo del clima. Habla de una democracia envejecida y sin ning¨²n horizonte pol¨ªtico m¨¢s all¨¢ de la inmediatez. Y, por desgracia, todos sabemos que tiene raz¨®n. Tambi¨¦n en eso.
Nuria Labari es escritora y periodista, autora de La mejor madre del mundo (Literatura Random House).
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