¡®Nueve semanas y media¡¯: historia de un rodaje que sobrepas¨® todos los l¨ªmites
Bofetadas y ataques de p¨¢nico: c¨®mo una de las pel¨ªculas m¨¢s exitosas de los ochenta casi acaba con Kim Basinger
Kim Basinger sali¨® llorando de su prueba de casting para Nueve semanas y media (1986). Tras llamar a su agente para gritarle que hab¨ªa sido la peor experiencia de su vida, que se sent¨ªa humillada y que no quer¨ªa saber nada de esa pel¨ªcula, condujo hasta su casa sin parar de llorar. Pero al llegar se encontr¨® 24 rosas rojas esper¨¢ndola con una nota firmada por el director de la pel¨ªcula, Adrian Lyne (Inglaterra, 1941), y su coprotagonista, Mickey Rourke (Nueva York, 1952). El juego perverso acababa de empezar, fuera y dentro de la pantalla.
Rourke agarr¨® a Basinger del brazo con fuerza. A pesar de sus s¨²plicas no la solt¨® mientras ella gritaba, lloraba y le golpeaba. Rourke le solt¨® el brazo por fin, pero a continuaci¨®n le dio una bofetada. Ella sufri¨® un ataque de p¨¢nico
En aquel momento, Kim Basinger (Georgia, EE UU, 1953) era conocida como la chica Bond de Nunca digas nunca jam¨¢s y/o como la chica Playboy de febrero de 1983. En aquella portada, la actriz aparec¨ªa con una expresi¨®n inerte, una melena indomable y un reloj de oro, como si su triunfo fuese cuesti¨®n de tiempo. El productor de Locos por amor (una pel¨ªcula de 1985 donde Basinger es una de las protagonistas) la defin¨ªa?como ¡°un cruce entre Marilyn Monroe, Brigitte Bardot y Judy Holliday con el talento de Julie Christie¡±.
El director de Locos por amor, Robert Altman, les corrigi¨®: ¡°No es la pr¨®xima Marilyn Monroe. Es la pr¨®xima Meryl Streep¡±. ?Y qu¨¦ ten¨ªa Kim Basinger que decir a todo esto? ¡°Hab¨ªa algo m¨¢s en Marilyn Monroe: terror. Siempre parec¨ªa aterrorizada por dentro¡±, reflexionaba la actriz en The New York Times. Ella sab¨ªa de lo que hablaba.
Esta obsesi¨®n sexual de Hollywood con Kim Basinger hizo que el director Adrian Lyne la eligiese (¡°por su vulnerabilidad especial¡±) como primera opci¨®n para Nueve semanas y media, basada en la autobiograf¨ªa de Ingeborg Day. La escritora relataba su relaci¨®n, tras huir de su matrimonio y de su vida como profesora en Wisconsin para refugiarse en el anonimato de Manhattan, con un desconocido que la adentr¨® en el sexo sadomasoquista hasta que ella, tras nueve semanas y media de sumisi¨®n f¨ªsica y emocional, decid¨ªa abandonarlo para salvarse a s¨ª misma. El estudio quer¨ªa a una actriz m¨¢s popular, as¨ª que Jacqueline Bisset, Isabella Rosselini y Kathleen Turner hicieron el casting. Pero ninguna pas¨® la prueba como Kim, la ¨²nica que se neg¨® a dejarse someter.

Cuando entr¨® en la habitaci¨®n, Lyne apenas habl¨® con ella y solo le daba indicaciones a Mickey Rourke. En la escena, ¨¦l le tirar¨ªa billetes por el suelo y ella tendr¨ªa que fingir ser una prostituta que los iba recogiendo mientras se desplazaba a cuatro patas y acababa desnud¨¢ndose y entreg¨¢ndose al actor cuando ¨¦l por fin se lo ordenaba.
¡°Era muy sexual y muy extra?o¡±, recordar¨ªa la actriz, que ten¨ªa 33 a?os cuando se rod¨® la pel¨ªcula, ¡°yo solo quer¨ªa levantarme y largarme¡±. Cuando sali¨® furiosa de la habitaci¨®n, Lyne llam¨® al agente de Basinger para decirle que hab¨ªa conseguido el papel. ¡°Resulta que Adrian quer¨ªa que yo reaccionase exactamente como reaccion¨¦, porque el personaje de Elizabeth era as¨ª. Una mujer que no entraba en el juego, pero ingenua y transformada despu¨¦s por un hombre en lo que ¨¦l quer¨ªa de ella. Esa es la verdadera historia de Nueve semanas y media¡±, concluy¨® Basinger.
Durante el rodaje Lyne sigui¨®, seg¨²n sus propias palabras, ¡°rompiendo¡± a la actriz. Las escenas se rodar¨ªan en orden cronol¨®gico, para que Rourke y Basinger experimentasen la degeneraci¨®n sexual de sus personajes a tiempo real, y ten¨ªan prohibido dirigirse la palabra fuera de c¨¢mara. ¡°Ella deb¨ªa tenerle miedo¡±, explicaba el director, ¡°si saliesen a tomarse un caf¨¦ juntos perder¨ªamos esa tensi¨®n. En el casting [de Basinger], se produjo tal hostilidad y tal energ¨ªa sexual entre ellos que yo no quer¨ªa que desarrollasen una relaci¨®n sin m¨ª ah¨ª presente. Ella deb¨ªa vivir al filo del terror. Quer¨ªa que esas diez semanas de rodaje fuesen como las nueve semanas y media de la relaci¨®n¡±.

Cada vez que una escena no funcionaba, Lyne se llevaba a Rourke a un lado y le daba instrucciones sin dirigirle la palabra a Basinger. Los operarios del rodaje empezaron a comentar si el sadismo de Lyne estaba yendo demasiado lejos y reconoc¨ªan en un reportaje del The New York Times sentirse inc¨®modos ante la manipulaci¨®n emocional, desde la rabia hasta la desesperaci¨®n, que Basinger estaba sufriendo para que la c¨¢mara ¡°los captase en crudo¡±.
La experiencia de Mickey Rourke era muy distinta. ¡°Adrian es un gran director de actores¡±, dijo Rourke.? Y a?adi¨®: ¡°Durante el rodaje se mostr¨® muy preocupado por m¨ª, asegur¨¢ndose de que dorm¨ªa lo suficiente, de que com¨ªa sano y de que me sent¨ªa c¨®modo con la gente que me rodeaba¡±. Lyne tampoco le pon¨ªa problemas a Rourke cuando el actor pon¨ªa Rebel yell, de Billy Idol, a un volumen ensordecedor antes de cada escena, para desesperaci¨®n del equipo de la pel¨ªcula.
Cuando lleg¨® el d¨ªa de rodar la ¨²ltima escena del guion (que finalmente ser¨ªa eliminada del montaje definitivo), el personaje de Basinger deb¨ªa estar al l¨ªmite de su resistencia f¨ªsica y emocional. Pero la actriz apareci¨® en el rodaje m¨¢s guapa que nunca, seg¨²n recordar¨ªa Lyne. En la escena, el amo le propon¨ªa un juego a su esclava: ir tom¨¢ndose somn¨ªferos, uno a uno, para comprobar hasta d¨®nde era capaz de llegar ella para satisfacerle.
En realidad las pastillas eran caramelos, pero ella no lo sab¨ªa. Al darse cuenta de que hab¨ªa estado a punto de suicidarse por su amante, decid¨ªa abandonarlo sin mirar atr¨¢s. ¡°La escena no estaba funcionando. Kim ten¨ªa un aspecto fresco como una rosa, demasiado adorable¡±, cont¨® Lyne, ¡°as¨ª que ten¨ªamos que romperla¡±. Tras recibir las notas del director, Rourke agarr¨® a Basinger del brazo con fuerza. A pesar de sus s¨²plicas no la solt¨® mientras ella gritaba, lloraba y le golpeaba. Rourke le solt¨® el brazo por fin, pero a continuaci¨®n le dio una bofetada. Ella sufri¨® un ataque de p¨¢nico. El director exclam¨®: ¡°Vamos a rodar la escena ahora¡±.
¡°Ella [Basinger] deb¨ªa tenerle [a Rourke] miedo¡±, explic¨® el director,?Adrian Lyne. ¡°Si saliesen a tomarse un caf¨¦ juntos perder¨ªamos esa tensi¨®n. En el 'casting' [de Basinger], se produjo tal hostilidad y tal energ¨ªa sexual entre ellos que yo no quer¨ªa que desarrollasen una relaci¨®n sin m¨ª ah¨ª presente"
Cuando le preguntaron a Adrian Lyne d¨®nde estaban los l¨ªmites del abuso hacia un actor ¨¦l explic¨®, como si se tratase de una relaci¨®n sadomasoquista, que los l¨ªmites los definen los participantes. ¡°Si no pudiese soportarlo se notar¨ªa ante la c¨¢mara. Se volver¨ªa loca. Se derrumbar¨ªa¡±. ?Pero si la escena precisamente necesita que el personaje se derrumbe? ¡°Entonces es leg¨ªtimo. Lo est¨¢s haciendo por la pel¨ªcula¡±. ¡°Despu¨¦s de terminar la pel¨ªcula no quer¨ªa ver a nadie que hubiese participado en el rodaje. Si llego a encontrarme con el t¨ªo que me tra¨ªa el caf¨¦ le habr¨ªa matado¡±, dijo la actriz.
Lyne, por su parte, defend¨ªa que la actriz sab¨ªa que en el fondo la estaba ayudando con su tortura pasivo-agresiva: ¡°No fue agradable, pero s¨ª ¨²til. Kim es un poco como una ni?a. Es inocente. Eso es parte de su atractivo. Se convirti¨® en su personaje durante diez semanas, no estaba interpretando. Para que se cabrease me pon¨ªa agresivo con ella y ella se pon¨ªa agresiva conmigo. Mickey tambi¨¦n ten¨ªa que asustarla a prop¨®sito. Kim no es una intelectual, no lee libros. De hecho, no act¨²a, solo reacciona, una cualidad que tambi¨¦n ten¨ªa Marilyn Monroe¡±. Esta imagen de la actriz encaja con la que dibujaba su marido, Alec Baldwin, cuando aseguraba sin iron¨ªa que lo que m¨¢s le gustaba de ella era ¡°su ingenuidad, nunca se entera de nada¡±.
Basinger, en cierto modo, se mostraba de acuerdo con Lyne (adem¨¢s de reconocer que efectivamente no le¨ªa libros porque ten¨ªa muy poca capacidad de atenci¨®n), explicando que si un artista quiere alcanzar la excelencia debe atravesar el dolor. ¡°Ser¨ªa dif¨ªcil decidir si volver¨ªa a hacer [esta pel¨ªcula], pero al final tendr¨ªa que decir que s¨ª. Hubo momentos en los que quer¨ªa dejarlo todo, en los que me planteaba si [Adrian Lyne] era un hombre enfermo o si todos nosotros ¨¦ramos unos enfermos por prestarnos a ello. Pero al final me enfrent¨¦ a mi miedo y lo atraves¨¦¡±, confesaba la actriz, a medio camino entre una artista comprometida con su vocaci¨®n hasta las ¨²ltimas consecuencias y una mujer con s¨ªndrome de Estocolmo.

Durante la promoci¨®n de la pel¨ªcula, Basinger describ¨ªa el rodaje como ¡°un exorcismo, emocionalmente desgarrador pero tambi¨¦n liberador¡± que le hab¨ªa hecho sentirse como ¡°un nervio expuesto¡± durante diez semanas y que estuvo a punto de costarle su matrimonio con el maquillador Ron Snyder-Britton. (Ella le acabar¨ªa abandonando en 1988, convertida ya en la actriz m¨¢s famosa del planeta, para vivir una aventura con Prince).
¡°Todas las actrices deber¨ªan experimentar algo as¨ª, sal¨ª m¨¢s fuerte que en toda mi vida¡±, concluy¨®? Basinger. Sus ataques de p¨¢nico, que hab¨ªan empezado en el colegio y la siguen recluyendo en su casa durante largas temporadas, se transformaron en una agorafobia que la llev¨® a describir la gala en la que gan¨® el Oscar por L. A. Confidential, con mil millones de personas pendientes de su discurso, como la peor noche de su vida. La vulnerabilidad que Adrian Lyne hab¨ªa visto en ella era real, pero mucho menos sexy de lo que parec¨ªa ante la c¨¢mara.
Nueve semanas y media tard¨® 18 meses en editarse, en medio de rumores de que ning¨²n estudio distribuir¨ªa una pel¨ªcula tan sexualmente perturbadora. De los 1.000 espectadores que asistieron a los pases de prueba, 960 salieron de la sala sin terminarla. La escena de las pastillas fue eliminada, seg¨²n Adrian Lyne, porque el p¨²blico ¡°odiaba a Mickey por hacerlo, a Kim por dejarse hacer, a m¨ª por rodarlo y a la pel¨ªcula entera¡±. Tambi¨¦n se quedaron fuera un tr¨ªo con una prostituta, una violaci¨®n simulada y una escena de sexo en la que Basinger iba disfrazada de hombre con bigote postizo.

Al final este ¡°¨²ltimo tango en Manhattan¡± se estren¨® como un drama rom¨¢ntico con m¨¢s erotismo de videoclip que pornograf¨ªa. Su escena m¨¢s sensual fue el striptease de Basinger, a contraluz y al ritmo de You can leave your hat on, de Joe Cocker, que acababa con Rourke d¨¢ndole de comer todo lo que le quedaba en el frigor¨ªfico (cerezas, miel, jalape?os). La cr¨ªtica la defini¨® como ¡°mon¨®tona y adolescente¡± y como ¡°un pato muerto¡±. El p¨²blico la ignor¨® en Estados Unidos, pero en Europa caus¨® sensaci¨®n (con un montaje que s¨ª inclu¨ªa todas las escenas er¨®ticas) y los videoclubs la convirtieron en un cl¨¢sico. En Par¨ªs Nueve semanas y media se pas¨® cinco a?os en la cartelera.
En 2015, Kim Basinger cont¨® que solo ha vuelto a ver a Adrian Lyne una vez m¨¢s en su vida: ¡°Hace unos meses me cruc¨¦ con ¨¦l por una calle de Beverly Hills. Le dije 'esa pel¨ªcula cambi¨® mi vida'. ?l respondi¨® 'a m¨ª tambi¨¦n'. Despu¨¦s se meti¨® en su coche sin decir nada m¨¢s. ?No es precioso?¡±.
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