¡®Joker¡¯ y la pol¨ªtica
Resulta curioso c¨®mo se extienden las cautelas sobre la pel¨ªcula, s¨ªntoma de estos tiempos de falsa moral y falsos debates
Nuestros cl¨¢sicos nos ense?an que explorar las ra¨ªces del mal evita que banalicemos el bien, algo a lo que nos han malacostumbrado tantas previsibles figuras de h¨¦roes hipertrofiados empe?ados en salvarnos de ¡°los malos¡±. Quiz¨¢s por eso Joker, la pel¨ªcula de Todd Phillips, sea tan turbadora, porque esa historia de aromas m¨ªticos sobre el h¨¦roe y el antih¨¦roe acaba por descubrirnos que ambos son, por supuesto, caras de la misma moneda, hasta el punto de hacernos dudar sobre qui¨¦n es qui¨¦n.
Y s¨ª, resulta curioso c¨®mo se extienden las cautelas sobre la pel¨ªcula, un s¨ªntoma de estos tiempos de falsa moral y falsos debates. Porque m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del arte ¡ªotro debate apasionado con el que juega la pel¨ªcula¡ª la historia del m¨¢s malvado de los bufones nos coloca en un lugar perpetuamente inc¨®modo: la l¨ªnea que separa el comprender del justificar. La identificaci¨®n con una explicaci¨®n del mal que parezca justificarlo nos resulta casi insoportable, y con frecuencia funciona como sordina para amortiguar otra clase de argumentos m¨¢s dignos de debate en el espacio p¨²blico. No es el caso de Joker, que apuesta por una explicaci¨®n est¨¦ticamente radical, una perspectiva siempre central en democracia, y que muchos quieren convertir en una actividad sospechosa.
Es algo que sucede con frecuencia: no ser conscientes que primero es necesario entender para movernos luego al terreno del juicio y percatarnos de lo que de verdad pensamos o sobre lo que dudamos. Al contrario, sentimos siempre esa peligrosa urgencia moral de tener la respuesta. Y es el arte la herramienta que a¨²n puede ayudarnos a pensar esos l¨ªmites desde la complejidad, mientras los charlatanes intentan dirigirnos hacia el trance de la justificaci¨®n sin atajos. Por eso resulta perturbador que el personaje niegue expl¨ªcitamente cualquier interpretaci¨®n pol¨ªtica, cuando el filme recoge el grito de los invisibles, la cr¨ªtica furibunda a la arrogancia del dinero, a la superioridad del poder, al insulto constante, a la marginaci¨®n como el rostro m¨¢s peligroso de la desigualdad, a la expulsi¨®n a los m¨¢rgenes del sistema y su eterno proceso de revancha, desquite, resentimiento y autoodio.
Millones de personas piensan que su vida es una escalera cuesta arriba, con miles de obst¨¢culos y dificultades, una escalera que sintetiza la vulnerabilidad, la enfermedad mental, la exclusi¨®n social, fen¨®menos que los expulsan de la participaci¨®n social, que parecen hacerlos tan innecesarios y prescindibles como los servicios sociales que los asisten de forma punitiva, paternalista o degradante. ?De verdad pensamos que no puede tener consecuencias? La gente que se siente invisible acaba gritando. @MariamMartinezB
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