Las presentadoras tienen piernas
Me solidarizo con una Ana Blanco con cara de ¡°a ver si se acaba este teatrillo y puedo volver a mi mesa¡±
Como la semana que viene todo ser¨¢ proc¨¦s, proc¨¦s y proc¨¦s, voy a introducir un concepto que podr¨ªa pasar desapercibido, dado que la actualidad espa?ola nos empuja desde 2015 a escribir la misma columna. Vamos a ello: a?oro ese tiempo en que las presentadoras de los telediarios no ten¨ªan piernas. Las llamaban ¡°bustos parlantes¡±, pero encuentro que eso las envolv¨ªa en un misterio necesario que les otorgaba credibilidad. Incluso escrib¨ª un cuento en el que un ni?o de Carabanchel ve, en la cafeter¨ªa Manila, a una presentadora que toma un refresco sentada en la barra; asombrado descubre algo que jam¨¢s habr¨ªa esperado: tiene piernas. Es, sin lugar a dudas, una epifan¨ªa. Han pasado los a?os, cerraron Manila, la Gran V¨ªa se llen¨® de franquicias sin car¨¢cter, y a nuestras presentadoras, un experto de esos que consideran que el dinamismo consiste en poner a los periodistas a deambular por el plat¨®, rompi¨® el hechizo. Yo experimento, no s¨¦ si les ocurrir¨¢ a ustedes, una gran tensi¨®n en esos primeros minutos de telediario. Me solidarizo con una Ana Blanco con cara de ¡°a ver si se acaba este teatrillo y puedo volver a mi mesa¡±. La puesta en escena ha acabado siendo, para los informadores, similar a la del programa Coraz¨®n: como simios desconcertados, caminan de un lado a otro de una jaula pesadillesca de pantallas.
Incluso los contenidos se cuelan del programa rosa al de actualidad pol¨ªtica, de tal manera, que una espera con ansiedad ese d¨ªa en el que Anne Igartiburu cruce de un plat¨® a otro para darle la bienvenida a Ana Blanco. Si en Coraz¨®n vemos una semblanza de Camilo Sesto desde una perspectiva sentimental; en las noticias, en donde prima el car¨¢cter serio, nos ofrecer¨¢n los tuits de nuestros l¨ªderes, que salen un momento de la arena electoral para apostar claramente por la cultura marca Espa?a.
Es bonito que los Franco, por ejemplo, aparezcan en programas de toda ¨ªndole. En los espacios rosa, como es natural, se atiende a la magnitud de la tragedia que est¨¢n atravesando, mientras que en los informativos aparece siempre su abogado, severo, amenazante. El caso de Carmen Calvo es llamativo, porque solo sale en el telediario, cuando entiendo que la vicepresidenta en funciones ha mostrado facultades para hablar de cualquier cosa y en un tiempo ilimitado. Podr¨ªa opinar de Master Chef, sin ir m¨¢s lejos, que sirve para llenar de contenido Coraz¨®n y Telediario, y es que los espectadores espa?oles, para descansar de Torra, necesitamos de vez en cuando a Tamara despellejando un conejo. Lo relativo a la informaci¨®n del tiempo se cuela felizmente en cualquier espacio: si en Coraz¨®n podemos ver a David Bisbal d¨¢ndose el ¨²ltimo chapuz¨®n de este oto?o abrasador antes de volver a la rutina; en los informativos se sigue apostando fuerte por ese ciudadano medio en sus encuestas callejeras: ese sevillano que para protegerse del cambio clim¨¢tico declara llevar en la ri?onera una botellita de agua, o ese inolvidable vecino de Murcia que no teme el aumento del nivel del mar porque vive en un octavo y a ¨¦l no le afecta. A tanta informaci¨®n transversal que cruza de un programa a otro hay que a?adir la cr¨®nica de sucesos que lo inunda pr¨¢cticamente todo, para hacernos olvidar que el Mediterr¨¢neo se muere y nosotros sin Gobierno.
La cuesti¨®n es: ya que todo es lo mismo, ?informar¨¢ Coraz¨®n de la sentencia del proc¨¦s? ?Dar¨¢ Ana Blanco la noticia sentada o de pie?
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