La justicia y las ¡®fake news¡¯
No hubo rep¨²blica en Catalu?a, ni como objetivo ni como realidad; fue un trampantojo al que los dirigentes prendieron fuego creyendo que las llamas no iban a alcanzarles
Quedan pocos reductos en la vida p¨²blica de las democracias modernas ajenos a la emocionalidad, las exageraciones, las mentiras, las burbujas ideol¨®gicas y los relatos imaginarios sobre la vida real. La pol¨ªtica ha hecho dejaci¨®n de funciones, primero en brazos del universo financiero, despu¨¦s en brazos de la comunicaci¨®n y muchos en brazos de enso?aciones identitarias a modo de b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s curatodo. Los medios informativos, vapuleados por todas las crisis, sujetos y v¨ªctimas de la polarizaci¨®n, son solo admitidos como independientes por los nichos de certezas confortables en los que se ha fragmentado la sociedad, cuando su descripci¨®n factual se ajusta milim¨¦tricamente a los intereses de esos nichos. La ventaja con los medios es que nada te obliga a seguir a aquellos que no te gustan y te puedes quedar c¨®modamente instalado entre los ecos de la gente que piensa exactamente como t¨².
Pero la justicia no es optativa. Opera sobre la vida y la libertad, y nadie que entra en su carril puede sustraerse a sus decisiones. Y la justicia ¡ªcon todas sus imperfecciones, limitaciones y fallos¡ª no es nada sin los hechos; cuando emite un veredicto serio revienta las narrativas imaginarias. No hubo rep¨²blica en Catalu?a, ni como objetivo ni como realidad; fue un trampantojo al que los dirigentes prendieron fuego creyendo que las llamas no iban a alcanzarles. No hubo rebeli¨®n en los hechos del oto?o separatista porque careci¨® de la violencia sistem¨¢tica y organizada que, seg¨²n la legislaci¨®n espa?ola, es necesaria para ser llamada tal. Dos burbujas que han envenenado y envenenan nuestra vida se han pinchado con la sentencia del proc¨¦s. Y unos con la presi¨®n de la calle y otros intentando forzar la pol¨ªtica penitenciaria pretenden remediar el chasco. Su chasco. Que la digesti¨®n les sea leve a los independentistas catalanes y a la derecha nacionalista espa?ola. Pero tambi¨¦n a la izquierda que considera inocuo jugar con las reglas compartidas en un momento en el que solo esas reglas protegen a los vulnerables.
La sentencia no arregla nada del conflicto catal¨¢n. Ni era su misi¨®n. Tampoco arregla nada tener a los pol¨ªticos en la c¨¢rcel ni un segundo m¨¢s del estrictamente reglamentario. Y que nadie espere en campa?a electoral propuestas serias y sinceras sobre el problema de fondo. Pero el d¨ªa 11 de noviembre el dinosaurio seguir¨¢ ah¨ª.
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