Aqu¨ª no podemos hacerlo
Dice el Govern que las cargas fueron necesarias para salvar a los manifestantes de una acusaci¨®n de sedici¨®n, lo cual hasta parece un reproche: si vosotros nos hubieseis pegado a nosotros cuando nos correspond¨ªa, hoy no tendr¨ªamos a los 'consellers' en la c¨¢rcel
Ha dicho el Govern que las cargas de los Mossos en El Prat fueron necesarias para salvar a los manifestantes de una acusaci¨®n de sedici¨®n por ocupar el aeropuerto, lo cual hasta parece un reproche: si vosotros nos hubieseis pegado a nosotros cuando nos correspond¨ªa, hoy no tendr¨ªamos a los consellers en la c¨¢rcel. Esta situaci¨®n, la de los j¨®venes heridos por la causa que les convoca, se explica por la relaci¨®n promiscua del Govern con la verdad, de la que se ha dado cuenta con detalle en la sentencia: se les condena por hacer todo lo que dijeron que iban a hacer, y se les salva de penas m¨¢s duras por haber mentido un poco, pero suficiente. La distorsi¨®n del proc¨¦s sobre la realidad, la extraordinaria carga de acusaciones sin base, hechos falsos y cifras econ¨®micas delirantes que los l¨ªderes del proc¨¦s han cargado sobre las espaldas de todos en los ¨²ltimos seis a?os, ha motivado esta asombrosa conclusi¨®n judicial: ya hacen m¨¢s da?o cuando dicen la verdad que cuando mienten. Sobre todo a s¨ª mismos.
Lo que nos lleva de vuelta a la sentencia, que ha obtenido un extraordinario respaldo entre juristas y un dur¨ªsimo rechazo entre tertulianos; estar¨ªa bien un MasterJuez en la televisi¨®n p¨²blica para saber qui¨¦nes est¨¢n m¨¢s capacitados para juzgar un caso tan complejo, con sesiones de tantos d¨ªas y acusaciones tan delicadas: los que se dedican a eso y no han hablado durante el juicio o los que durante tres meses han dicho, por activa y por pasiva, c¨®mo ten¨ªa que ser la sentencia para que su ¨¢nimo fuese calmado. No s¨¦ si en MasterJuez toma el p¨²blico estas decisiones, pero no me cabr¨ªa ninguna duda de que el pueblo, en Barcelona y en Madrid, hubiera preferido que la sentencia la hubiese dictado su tertuliano de guardia antes que un juez.
De las much¨ªsimas derrotas que uno contempla estos d¨ªas, la m¨¢s llamativa es la deslegitimaci¨®n de lo que antes era intacto o al menos consensuado, nunca impune. En el independentismo se perdi¨® hace mucho: todos los poderes del Estado conspiran en su contra como una m¨¢quina perfecta, de tal forma que incluso cuando se anuncia un delito sabiendo que lo es, y se comete, juzgarte y condenarte es una medida de represi¨®n. M¨¢s llama la atenci¨®n que entre el constitucionalismo cunda la idea que Marchena, el ?ltimo Patriota, les haya vendido, y que el Tribunal Supremo, al que tantos llevan defendiendo de los ataques del procesismo, sea ya un instrumento devaluado y pernicioso del Gobierno, qu¨¦ digo Gobierno, del sanchismo. No somos nadie.
Lo que nos lleva de nuevo a El Prat, porque all¨ª no solo se dio la paliza preventiva, golpes y disparos para privar de un da?o mayor, sino que cuando el aeropuerto estaba en su apogeo y segu¨ªa llegando gente, los convocantes ¡ªde los que a estas alturas el Gobierno no sabe nada: les organizaron un refer¨¦ndum en la cara y ahora les tumban 100 vuelos de un aeropuerto y no saben a qu¨¦ ventanilla del independentismo dirigirse¡ª decidieron disolver la concentraci¨®n. Hay un juego de pesos y contrapesos sociales que consiste en no romper la cuerda ni relajarla. ¡°Ho tornarem a fer¡± es el grito y lema de esta nueva ¨¦poca, la que, ante las consecuencias de un delito, se advierte de que todo se repetir¨¢. Que es, b¨¢sicamente, en lo que ha consistido la sentencia del Supremo: el mensaje de que ellos, los jueces, tambi¨¦n lo volver¨¢n a hacer.
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