¡°La excentricidad est¨¢ bien, pero necesitamos prendas f¨¢ciles de ponerse en cinco minutos cada ma?ana¡±
Para el dise?ador Christophe Lemaire la ropa debe ser fotog¨¦nica, pero solo si da respuesta a las necesidades de la vida cotidiana. En Uniqlo, que abre sus puertas en Madrid, predica con el ejemplo
Para Christophe Lemaire, el apogeo de la moda informal y callejera, que lleva varias temporadas haciendo estragos en el armario masculino, roza un punto de saturaci¨®n. Y su misi¨®n, siendo uno de los dise?adores m¨¢s clarividentes de este convulso presente, consiste en imaginar nuevas perspectivas de futuro para vestir al hombre. La nueva colecci¨®n Uniqlo U para esta temporada oto?al ¨Ccreada por el propio Lemaire, director art¨ªstico del centro de I+D que el gigante japon¨¦s del retail fund¨® en Par¨ªs hace tres a?os¨C supone una prueba adicional de esa voluntad de abrir caminos.
¡°Cuando le est¨¢s pidiendo a alguien que pague por una prenda, no hay lugar para la iron¨ªa¡±
¡°Hace a?os que experimentamos una invasi¨®n del streetwear estadounidense que no me parece muy excitante en t¨¦rminos de estilo¡±, admite Lemaire durante una entrevista en la capital francesa. ¡°Es muy cool vestirse como un bad boy o un skater, pero existen otros referentes. Yo propongo una moda que le guste a tus amigos, pero tambi¨¦n a tu madre¡±.
Lemaire se fue a buscar ideas en su infancia. Colg¨® de su tabl¨®n de inspiraci¨®n viejas fotos de Fran?ois Truffaut y de los estudiantes que invad¨ªan las calles durante Mayo del 68. El resultado es una colecci¨®n en la que abundan la pana y los cuellos altos, combinados con prendas cl¨¢sicas de la ropa de trabajo como sobrecamisas en tejido polar, vaqueros de corte ancho y abrigos de lona. Pese a alg¨²n corte m¨¢s vanguardista, el conjunto desprende una falta de extravagancia que parece totalmente voluntaria.
¡°La excentricidad est¨¢ muy bien, pero tambi¨¦n necesitamos prendas f¨¢ciles de ponerse cuando tienes cinco minutos para decidir por la ma?ana¡±, responde Lemaire. ¡°En las ¨²ltimas d¨¦cadas, la moda se ha olvidado un poco de esto. Se ha convertido en un espect¨¢culo medi¨¢tico. Todo va de hacer ruido para recordar que existes. Claro que necesitamos eso en la moda, pero tambi¨¦n un poco de sentido com¨²n¡±, a?ade.
Su gusto por la democratizaci¨®n de una moda bien hecha, que le gu¨ªa desde que fund¨® su propia marca en 1991, tambi¨¦n le llev¨® a aceptar la colaboraci¨®n con Uniqlo. Primero, con dos colecciones c¨¢psula en 2015 y 2016. Y, despu¨¦s, poni¨¦ndose al frente de este laboratorio textil. ¡°Est¨¢ muy bien que exista la artesan¨ªa de lujo que encarna una marca como Herm¨¨s [para la que ¨¦l dise?¨® de 2010 a 2014], pero tambi¨¦n saber acercar esa filosof¨ªa del refinamiento a todo el mundo. No lo veo como una dicotom¨ªa entre fen¨®menos excluyentes¡±, asegura.
Los condicionantes del hecho de trabajar para una firma con vocaci¨®n tan masiva ¨Cprecios asequibles, ejecuci¨®n industrial, distribuci¨®n internacional, necesidad de adaptarse a culturas distintas¨C no le molestan. M¨¢s bien, al rev¨¦s. ¡°Form¨¦ mi equipo escogiendo a personas que tuvieran muy clara esa dimensi¨®n¡±, dice Lemaire. Rompiendo con ciertos mitos sobre el proceso creativo, al dise?ador franc¨¦s le gusta contar con esos condicionantes. Igual que Georges Perec escribi¨® su novela La disparition (1969, traducida al espa?ol como El secuestro) prescindiendo voluntariamente de la letra ¡°e¡±, el dise?ador opina que los l¨ªmites son positivos a la hora de crear. ¡°Lo peor para un dise?ador es la p¨¢gina en blanco. Siempre necesitas un marco determinado. Cuando las posibilidades son infinitas, es muy f¨¢cil que te pierdas¡±.
Su colecci¨®n es un compendio de prendas sencillas y b¨¢sicas, aunque desprovista de esa iron¨ªa que, hace ya algunas temporadas, se impuso en la moda con el normcore (el look de la ropa b¨¢sica de los grandes almacenes, buscado adrede) del que todav¨ªa quedan secuelas en las calles de las grandes ciudades. ¡°Creo que uno debe utilizar la iron¨ªa en todos los campos, menos en la moda¡±, advierte. Y concluye: ¡°Cuando le est¨¢s pidiendo a alguien que pague por una prenda, no hay lugar para la iron¨ªa¡±.
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