?Esos no!
Habr¨¢ una sensibildad m¨¢s de izquierda, con preferencia por la justicia social, y otra m¨¢s de derecha, que prioriza la libertad personal
De todos los argumentos inanes que escuchamos a los pol¨ªticos para hacerse atractivos a ojos de sus votantes, el que suele funcionar mejor ¡ªlo cual ya nos indica la cala?a del p¨²blico que m¨¢s abunda¡ª es el preventivo: v¨®tenme si no quieren que vuelva la derecha... o que siga gobernando la izquierda. Para muchos, saberse de izquierdas o derechas es una trinchera moral m¨¢s protectora que cualquier otro mecanismo. Si sobre cada problema se les pregunta en qu¨¦ mejora la soluci¨®n de la derecha a la de la izquierda o viceversa, no tienen ni idea; a veces, cuando no saben lo que disponen los mandos de una y otra, prefieren motu proprio la del partido opuesto, hasta que informados de lo que deben creer de acuerdo con sus ¡°principios¡± vuelven a apretar las filas ortodoxas. Con su habitual desenfado afirma P¨ªo Baroja: ¡°Dicen que nos debemos dividir en izquierdas, derechas y centro. Todo eso de izquierda, derecha y centro yo lo veo muy claro en los descansillos de las escaleras; pero en la vida no lo noto absolutamente nada¡±. Esto lo escribi¨® en 1933: si la mayor¨ªa hubiese pensado as¨ª, quiz¨¢ no habr¨ªa habido Guerra Civil.
Desde luego hay razones para preferir ciertos planteamientos pol¨ªticos a otros, porque protegen derechos ciudadanos o benefician a la mayor¨ªa sin aplastar minor¨ªas, pero nunca porque lleven el marbete propagand¨ªstico de izquierda o derecha. Creer ahora en esos r¨®tulos es ser como ni?os que juegan a indios y vaqueros o a polic¨ªas y ladrones. Habr¨¢ una sensibilidad m¨¢s de izquierda, con preferencia por la justicia social, y otra m¨¢s de derecha, que prioriza la libertad personal. Ninguna sobra: pero cuidado con los que se quedan fascinados en el descansillo en vez de subir la escalera.
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