Colm T¨®ib¨ªn: el irland¨¦s que escribe cuentos que ocurren en Barcelona
El escritor vuelve a Espa?a, donde vivi¨® durante la Transici¨®n, para presentar ¡®Madres e hijos¡¯, libro de relatos en los que tambi¨¦n vuelve a Espa?a
Aparece a la hora convenida en la puerta de un hotel en el barcelon¨¦s barrio de Sant Antoni, paradigma de la gentrificaci¨®n en la Ciudad Condal, donde se agolpan garitos de moda. ¡°En mi libro hablo de una Barcelona que ya no existe, obviamente¡±, explica el irland¨¦s Colm T¨®ib¨ªn (Enniscorthy, 1955), considerado uno de los grandes representantes de la literatura en lengua inglesa. Vivi¨® en la capital catalana de 1975 a 1978. La Transici¨®n coincidi¨® con un despertar sexual que ha sido ampliamente tratado en su obra y que tambi¨¦n ocupa un papel central en la que le trae hoy a la que hab¨ªa sido su casa: ¡°Barcelona es ahora una ciudad para turistas, es lo primero que llama la atenci¨®n en sus calles. En mi ¨¦poca aqu¨ª no hab¨ªa ni un solo bar de ambiente, as¨ª que lo que hac¨ªas era buscarte la vida como pod¨ªas¡±.
Estos d¨ªas presenta en Espa?a su libro de cuentos, Madres e hijos (Lumen). ¡°El cuento no vende, admit¨¢moslo, pero te da una libertad parecida a la que tiene escribir poes¨ªa¡±. En estas historias, algunas de importante componente er¨®tico, T¨®ib¨ªn reflexiona sobre la vida, la pol¨ªtica o el sexo con una receta a veces delicada y a veces contundente, pero siempre con un importante componente de nostalgia que el autor resume en pocas palabras: ¡°Cuanto m¨¢s te mueves, m¨¢s echas de menos algunos lugares¡±.
?l, que lleva a?os fuera de su Irlanda natal (se mud¨® a Los ?ngeles con su novio), reconoce que es imposible no sentir algo de melancol¨ªa por esos lugares donde uno vivi¨® y a los que se vuelve siendo distinto. ¡°Claro que a?oro Irlanda. Mira lo que ha pasado con Dubl¨ªn. ?Antes ¨¦ramos nosotros los que nos repart¨ªamos por el mundo y ahora es al rev¨¦s!¡±, lamenta.
"Hay algo extraor-dinario en la p¨¦rdida que tiene relaci¨®n con la familia: descubres en ti una energ¨ªa que no cre¨ªas poseer¡±
Cuando se habla de este irland¨¦s viajero siempre acaba mencion¨¢ndose a su gran referente, Henry James, al que parece rendir tributo con cada palabra de cada uno de sus libros. Ayud¨® el hecho de que la obra que sirvi¨® para colocarlo en el Olimpo de las letras fuera The master, que giraba en torno al autor de Washington Square. ¡°Henry James siempre dec¨ªa que hab¨ªa dos claves para escribir novela: dramatizar y dramatizar. Cuando escribes un ensayo, no puedes inventar nada, todo debe estar basado en los hechos; en la ficci¨®n las reglas son completamente distintas¡±.
T¨®ib¨ªn ha establecido como br¨²jula de gran parte de su carrera como escritor el retrato de la familia. Probablemente como consecuencia del impacto que tuvo en el autor la muerte temprana de su padre, cuando ten¨ªa 12 a?os (en el verano de 1967), quedando ¨¦l y su hermano a cargo de su madre. ¡°Fue una ¨¦poca muy dura. Para sobrevivir lo que hicimos fue no hablar de ¨¦l en casa. Respecto a la familia y a su presencia en aquello que escribo, es algo natural. Hay algo extraordinario en la p¨¦rdida que tiene relaci¨®n con la familia: descubres en ti una energ¨ªa que no cre¨ªas que pudieras poseer. Y la novela, escribir, sirve para que entre algo de luz en esos rincones oscuros¡±.
El cuatro veces finalista del premio Booker explica en Verano del 38, uno de sus mejores cuentos, una extra?a historia en un pueblecito catal¨¢n que, ocupado por los fascistas, pasa de ser un pueblo fantasma a otra cosa completamente distinta: ¡°Los soldados nacionales empiezan a celebrar fiestas de noche, con guitarras y las mujeres bajan a bailar y pasarlo bien, ya que todos los hombres del pueblo est¨¢n en el frente. Todo eso qued¨® sepultado por el relato oficial, pero un d¨ªa, hablando con un historiador, me cont¨® una an¨¦cdota sobre un exgeneral franquista con el que, a?os despu¨¦s, estaba repasando los campos de batalla de la zona. Se encontraron a una vecina, y ¨¦l la salud¨® por su nombre. Ella tambi¨¦n reconoci¨® al militar. Pens¨¦: ¡®?No es interesante?¡¯. Y de ah¨ª surgi¨® el relato¡±.
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