El Gran Wyoming: ¡°Me odia, exactamente, media Espa?a¡±
Si le preguntan c¨®mo se ve a los 80 a?os, responde que guitarra en mano cantando en un bar de mala muerte. Lo lleva haciendo desde adolescente, aunque sin llegar a convertirse en estrella del rock. Dice que nunca ha tenido vocaci¨®n de nada, pero se ha consolidado como un pope de la televisi¨®n. Y su presencia medi¨¢tica le ha puesto en el punto de mira. Quiz¨¢s por eso, a sus 64 a?os, con la edad de jubilaci¨®n a un paso, advierte: ¡°Voy a ir haciendo mutis por el foro¡±.
PODCAST | IRLANDA: VIAJE A LA NO-FRONTERA DEL BREXIT
Recorremos la frontera que divide Irlanda, complica el Brexit y despierta los fantasmas de a?os de violencia. Y de la mano de El Gran Wyoming, paseamos por la Malasa?a de la Movida.
SI JUGAMOS A los paralelismos, en la era de la televisi¨®n, el Gran Wyoming ser¨ªa algo as¨ª como un Mariano Jos¨¦ de Larra de nuestro tiempo. La s¨¢tira cat¨®dica del Vuelva usted ma?ana. Eso es en gran parte su obra en programas como El intermedio (La Sexta), lo mismo que lo fue antes en Caiga quien caiga en Telecinco. Lo suyo es el vitriolo, pero en masa. Hasta el punto de que conduce hoy el m¨¢s feroz de los telediarios. Si Jos¨¦ Miguel Monz¨®n (Madrid, 64 a?os) fuera un c¨ªnico, lo har¨ªa por dinero, pero como este prejubilata rockero del barrio de la Prospe, en Madrid, conserva sus principios, anda un tanto desesperado. Por no decir impotente. Nunca se imagin¨® que a estas alturas iba a ser la ¨²nica vez en su vida que se ha presentado delante de un juez para defenderse por censura. Y eso le quema. No tanto la fama, a la que saca partido para otras pasiones. Verle caminar por Malasa?a antes del mediod¨ªa es cruzarse tan ricamente con unos canis que no se hab¨ªan acostado a las once tras una noche entera de parranda o con varias fans octogenarias.
Sabe que media Espa?a lo quiere y otra media lo detesta. Pero conserva su estampa con camisa de Elvis Presley ¡ª¡°la compr¨¦ en Memphis¡±, dice¡ª mientras posa en templos donde se ha desga?itado tocando la guitarra y cantando, caso de La Aurora. Se pasea con su hija Marina y su perra June, dice que ni con ella ni con sus otros dos hijos padece conflicto generacional. Es urbanita, pero se desenvuelve en la jungla con las armas que le dieron sus veranos de infancia en Puebla del Salvador, el pueblo conquense de sus abuelos, donde saboreaba la libertad en contraposici¨®n a las tundas que le arreaban los curas en el colegio. Confiesa haber llegado alto por desidia y falta de ambici¨®n. Podr¨ªa haber sido un buen m¨¦dico sacando ventaja al control del vadem¨¦cum que le dio el olisqueo diario por la farmacia de sus padres, pero prefiri¨® dejarse llevar por el azar de los bares y hoy es uno de los tipos m¨¢s influyentes en un pa¨ªs que le duele, con nuevo libro de memorias en la mano: La furia y los colores (Planeta), que se publicar¨¢ el 19 de noviembre.
En sus memorias vemos a El Gran Wyoming urbano y rockero, pero tuvo usted antes su ni?ez rural. ?Qu¨¦ aprendi¨® en el pueblo de sus abuelos para desenvolverse despu¨¦s en la gran ciudad? Aquel era un salto muy importante. Yo pas¨¦ los veranos en un pueblo por donde no pasaba la carretera general: un dato muy importante. Viaj¨¢bamos hasta all¨ª solos, que t¨² imag¨ªnate lo que ser¨ªa eso ahora, con los padres helic¨®ptero. ?bamos en la l¨ªnea Auto Res, entre se?ores y animales. Descubr¨ª un mundo alucinante. No hab¨ªa televisi¨®n. No ve¨ªamos documentales de Borneo ni del tibur¨®n blanco. Para empezar, ten¨ªamos pozo dentro de la casa y me metieron en medio de una cuadra, casi sin luz.
Ten¨ªa quiz¨¢s aquel impacto propio del pasado, cuando ves que la vida no se compra en tiendas ni supermercados, sino que consist¨ªa en el autoabastecimiento y el trueque. Como que brotaba con lo justo para sobrevivir. ?Lo recuerda as¨ª? S¨ª, exactamente. Todo el mundo ten¨ªa un poco de algo y el mercado era de trueque. Cambiabas aceite por huevos, se hablaba de usted a los mayores. Yo no, porque ven¨ªa de Madrid: era de pap¨¢, no de padre. ¡°Padre, tengo sed de agua¡±, una frase que siempre se me qued¨®. Porque claro, hab¨ªa sed de vino. Los ni?os tambi¨¦n beb¨ªan vino. Me tragu¨¦ todas las faenas de recolecci¨®n. No exist¨ªa la Espa?a vac¨ªa, se constru¨ªan casas nuevas. Viv¨ª la completa libertad de movimientos.
Libertad en verano, represi¨®n en invierno, como ha contado que pasaba en uno de los colegios a los que fue. En el del padre Amalio. Un cura que pegaba unas hostias espectaculares. Nos daban mucho, en la cara. Por eso nos sac¨® mi padre, que se asust¨® y nos matricu?l¨® luego en el Ramiro de Maeztu. Ven¨ªamos de un centro de tortura donde yo sacaba 10 en todo, por puro terror. Pero me relaj¨¦. Con el bagaje, me dio para un par de a?os, luego empec¨¦ a suspender y me volvieron a cambiar: a los Agustinos del Bernab¨¦u.
Tambi¨¦n cuenta que pertenec¨ªa a una familia del bando nacional. Luego ya ha ido cambiando. Es que ni se hablaba de eso. Mi padre hizo la guerra en el bando franquista, pero las an¨¦cdotas que contaba no pasaban m¨¢s all¨¢ de c¨®mo se acordaba de un moro que se tir¨® todo el rato con una m¨¢quina de coser a la espalda. A lo mejor era sastre. Nada de hero¨ªsmos. Cosas como de La vaquilla, de Berlanga.
?Y sus padres? Eran bell¨ªsimas personas. Gente muy buena. Llevaban una farmacia y nosotros viv¨ªamos encima. Nacimos los cuatro hermanos all¨ª, con comadrona. Cuando se necesitaba una mano, baj¨¢bamos a ayudar. Hasta que surg¨ªa lo que se conoc¨ªa antes como conflicto generacional, que ahora no existe tanto. Yo descubr¨ª lo que era el comunismo cuando entr¨¦ en la universidad.
¡°Mi vida se ha guiado por la desidia y la falta de ambici¨®n. Eso ha sido muy importante. No tengo vocaci¨®n de nada¡±
?Se matricul¨® en Medicina por inercia? Era muy normal, al estar relacionado con la cosa. Las farmacias eran casi dispensarios y consultas. Yo me crie ah¨ª. Con 10 a?os ya andaba en la caja y despachaba. Al terminar la carrera me sirvi¨® de much¨ªsimo. Otros consultaban el vadem¨¦cum y eso daba sensaci¨®n de inseguridad.
Que se licenciara en Medicina no fue una an¨¦cdota. Pudo acabar ejerciendo. De hecho, as¨ª fue. ?Usted cree que en la vida le ha conducido en gran medida el azar? La desidia, m¨¢s bien.
Usted dice que la falta de ambici¨®n tambi¨¦n. S¨ª, eso ha sido fundamental para m¨ª.
Pero un t¨ªo que confiesa desidia no estudia Medicina, hombre. A ver, yo en todos los trabajos que he estado, si me hubieran pagado por no ir, me lo habr¨ªa ahorrado. Hay gente que tiene vocaci¨®n: ?pues para ellos! Yo no tengo vocaci¨®n de nada. En eso soy como Rajoy, de dejar que se pudran las cosas.
Por lo menos se tendr¨¢ autodiagnosticado, f¨ªsica y mentalmente. ?C¨®mo es posible haber llegado tan lejos a base de desidia y falta de ambici¨®n? Sin querer queriendo¡ De estas cosas te enteras cuando escribes un libro as¨ª. La ambici¨®n es el maillot amarillo. La no ambici¨®n es el gregario que tambi¨¦n llega lejos. Incluso m¨¢s que el primero porque resiste m¨¢s a?os. Por una raz¨®n. La ambici¨®n genera tambi¨¦n frustraci¨®n.
Por ejemplo: confiesa usted su pasi¨®n por la m¨²sica. ?Cu¨¢nto del ¨¦xito que ha tenido como estrella en la televisi¨®n hubiese cambiado por triunfar en el rock? Esa desidia va tambi¨¦n acompa?ada de la conciencia de qui¨¦n es uno. Yo s¨¦ que no ten¨ªa las cualidades ni el talento para ser una figura. No cantaba bien y era cantante.
Anda que no los hay que han triunfado cantando fatal. Prefer¨ªamos ser un grupo malo que no ser nada. Te pagan menos, bueno. Mejor andar mal pagado en la m¨²sica que en otro oficio alienante, por mero tema alimentario. Con mis casi 65 a?os, toco por ah¨ª finde s¨ª, finde no. Salgo al escenario encendido.
Con ilusi¨®n, que es lo contrario de la desidia. Algo as¨ª como el sexo en la adolescencia, cuando ante un plan te pasabas los d¨ªas previos dando saltos mortales en casa.
?El sexo a los 65 no es como en la adolescencia? El problema no es la edad. Andas en otra dimensi¨®n. Esto lo aprend¨ª en la medicina. Un d¨ªa entr¨® una pareja de 90 a?os. Pens¨¦ que ven¨ªan por la artrosis: ¡°Aqu¨ª, mi se?ora, que le duele cuando hacemos uso del matrimonio¡±. As¨ª me dijo: uso del matrimonio. ?No me entraba en la cabeza lo que me contaba! Le mand¨¦ vaselina. Para m¨ª fue una revelaci¨®n.
Y el amor¡ Como usted, que ha dedicado el libro a su pareja, Irene Mu?ecas. ?Anda bien? S¨ª.
Pues al amor, la desidia le sienta mal. El amor se sostiene por la generosidad del otro. Se traga mucho con cosas que no te apetecen y hay que superar ciertas fases dif¨ªciles. Que queremos estar casi siempre donde no estamos, sin ir m¨¢s lejos.
Usted, donde no va a renunciar a estar es en un escenario, con su banda. Me preguntaron una vez d¨®nde me ve¨ªa con 80 a?os. Pues guitarra en mano en un bar de mala muerte, lleno de humo, dije. Me equivoqu¨¦ en una cosa: lo del humo. Y no soy bueno toc¨¢ndola.
Entonces¡ Muy sencillo. Yo utilizo la fama para seguir haciendo eso. Tiene un lado malo. Que te pidan fotos por donde vas es un co?azo. No hay cosa m¨¢s saludable que ir andando por la calle, y yo no puedo.
Entre los que lo quieren y lo detestan¡ A m¨ª me odia, exactamente, media Espa?a.
Pero volvamos a lo de la fama. ?Lo suyo es como cuando Woody Allen toca el clarinete? S¨ª, salvo que lo m¨ªo es rock and roll. Acabamos con versiones de Rosendo o Barricada. Porque nosotros, en el grupo Paracelso, por ejemplo, antes de ahora en Los Insolventes, hicimos canciones hasta poder rellenar un repertorio. Una vez ten¨ªamos suficientes, dejamos de componer. ?Ves lo que te dec¨ªa de la desidia? Hasta para eso. Y se nos daba bien, cuidado. Pero carec¨ªamos del onanismo creativo de Joan Manuel Serrat, por ponerte un ejemplo.
Asombra el empe?o en pasar hasta de aquello. A ver, yo no quer¨ªa ser artista ni estrella. Yo quer¨ªa vivir como un artista o como una estrella, que no es igual. Pero funciona. Ven¨ªa mucha gente a darnos el p¨¦same despu¨¦s de 30 a?os en la carretera. Lo habl¨¦ mucho con el Reverendo, que ya muri¨®. La gente lo ve¨ªa como un fracaso, como si vendi¨¦ramos pa?uelos en los sem¨¢foros en vez de llenar estadios. Pero era nuestra meta. El camino era la meta. Arriba no hay nada: ni bares, ni mejillones. Nada. Si quieres, esto tiene un poco de filosof¨ªa oriental.
?Y funciona? Pues s¨ª, porque nos lo tomamos con calma. Para tocar un s¨¢bado, salimos el viernes. Ponle que si voy a O Grove, me tomo un centollo. Llegamos a comer y nos ponemos como el tenazas. Y cuando subes al escenario no est¨¢s en la humana condici¨®n, pero sale de puta madre. No me va eso de llegar, tocar, recoger y regreso. Para eso me voy al Leroy Merlin a montar estanter¨ªas. Tienes que limpiar la mente del todo para volver el lunes a El intermedio. Con el disco duro impoluto porque no hacemos m¨¢s que vender mierda, macho, todo el d¨ªa con la puta corrupci¨®n, y eso es muy frustrante y muy ag¨®nico. ?Entiendes el plan? Ese es el plan. Estoy hasta los huevos de coger la moto e ir al tanatorio.
Como cuando fue a despedir a su amigo El Reverendo, de quien cuenta que por la ma?ana tocaba el ¨®rgano en una iglesia y por las noches el piano en un burdel. Ser¨¢ un vac¨ªo en su vida¡ Llev¨¢bamos un tiempo distanciados porque hab¨ªa cogido una vereda muy heavy. Se levantaba y se iba a un bar¡
¡°Llevamos 14 a?os? con los mismos y se van a salvar todos. Eso es algo que me machaca y me afecta mucho¡±
De su carrera televisiva, ?qu¨¦ nos cuenta? ?C¨®mo empez¨®? Una de las ventajas de tocar todos los d¨ªas en un sitio, como hicimos durante ocho a?os en La Aurora, es que te sale curro. Yo, adem¨¢s, era muy osado.
?Era? En aquel tiempo, s¨ª. Tabl¨®n de anuncios fue el primero. Ah¨ª ten¨ªa una secci¨®n. Luego pas¨¦ un casting de un programa que dirig¨ªa Jos¨¦ Mar¨ªa Fraguas, el hermano de Forges, alias Pirracas. Igual que no s¨¦ cantar, tampoco valgo para presentar: me trabuco, no tengo dicci¨®n. Y este hombre pens¨®: ¡°?De d¨®nde ha salido este puto freak?¡±. Lo mismo. Adem¨¢s, ser m¨¦dico te daba un cach¨¦. Abr¨ªa puertas. Ah¨ª notaba yo cierto clasismo.
Luego vino lo de Telemadrid. Antes hice uno con Manuel Summers: Esto es lo que hay. Pero lo de Telemadrid fue un hito porque era el primer late night que se program¨®. Funcion¨® como un trueno. De ah¨ª pas¨¦ a hacer un espacio de la hostia. Y lo digo con toda la humildad del mundo. Se llamaba El peor programa de la semana y nos lo quitaron. As¨ª: ?ras! Los del PSOE. Lo produc¨ªa Fernando Trueba y lo dirig¨ªamos su hermano David y yo. Nos lo cerraron en lo que fue un primer paso del proc¨¦s. Invitamos a Quim Monz¨® y empez¨® a soltar que era independentista. Lo ten¨ªamos en un hotel y nos avisaron que no sal¨ªa. Dije que el que no sal¨ªa era yo. Al carajo. ?Sabes qui¨¦n era el siguiente m¨²sico que iba a venir? ?Prince!
Ah¨ª s¨ª que no le sobrevino la desidia. Supo decir que no. Pues, mira, esos pantalones no me los bajaba yo. Me sali¨® la vena. Al d¨ªa siguiente est¨¢bamos todos en la puta calle. Con gran estilo, por cierto.
?Cu¨¢ntas veces m¨¢s lo ha hecho? Muchas. Aunque no pagando un precio tan alto como aquel. Por ese episodio, luego hicieron una campa?a contra m¨ª de cojones. Durante dos o tres a?os sufr¨ª boicoteo en RTVE. Yo he sido un buen testigo de esta mierda.
Ah, vaya. Pens¨¦ que se hab¨ªa tirado la vida triunfando, a pesar suyo. No siempre. Aquello fue una ¨¦poca. Dos o tres a?os. Lo pas¨¦ muy mal porque aquel programa era un ¨¦xito. Adem¨¢s, me acababa de meter en una hipoteca ya gorda. De adosao. Firmo y me echan. Con dos hijos, entonces peque?os. Pero ten¨ªa amigos. Me volv¨ª t¨®xico para quien quer¨ªa tan solo entrevistarme en TVE.
Despu¨¦s llega el Caiga quien caiga, en Telecinco. ?Fue ese su gran pelotazo? S¨ª, porque empec¨¦ a ganar pasta. De continuo. Les quitamos a los pol¨ªticos esa autosolemnidad que se hab¨ªan impuesto a s¨ª mismos sin motivo. No les qued¨® otra que entrar al juego. Del primer programa al ¨²ltimo son dos mundos.
?Es consciente de que convirtieron ustedes a Esperanza Aguirre en una estrella y ah¨ª empez¨® todo? No pensaron: ?Dios m¨ªo! ?Qu¨¦ hemos hecho! No, responsabilidad ninguna por nuestra parte. Hay que contar con la estupidez colectiva. Presentas a una aut¨¦ntica zote y la gente entiende que puede ser ministra. La gente, en general, es reaccionaria y conservadora. Esto es un desastre, macho. Como si yo acabara cantando ¨®pera. Por suerte, ya estoy mayorcito y voy a ir haciendo mutis por el foro.
?C¨®mo es eso? ?Se retira? ?Voy a cumplir 65 a?os! Estoy cansado. Veo que esto anda en punto muerto y empieza la marcha atr¨¢s.
¡°No soy un hombre de caprichos. Me cuesta pens¨¢rmelos. Me eduqu¨¦ en la no necesidad. Si te dejas llevar, est¨¢s perdido¡±
O sea que lo que le come la moral es este pa¨ªs¡ ?Se siente frustrado? Este pa¨ªs, s¨ª. Yo entr¨¦ en la universidad y tom¨¦ una postura en esa ¨¦poca. Era el a?o 1972 y tuve que atravesar una barrera de polic¨ªas. Ah¨ª supe qui¨¦nes eran los buenos y los malos. Que hoy parezca que la ciudadan¨ªa no ha aprendido nada, que est¨¦ dispuesta a dejarnos en manos de los corruptos y a elevarlos a los altares, eso me machaca. No puedo con quienes me obligan a vivir en un mundo de mierda.
?Cree entonces que lo que hace cada noche no tiene sentido? Me lo coment¨® un se?or en una gasolinera: ¡°No te equivoques. No vas a cambiar el mundo. Pero sirves de consuelo¡±. Me qued¨¦ chafao. Me hab¨ªa felicitado y yo le dije: ¡°Qu¨¦ m¨¢s da¡±. Llevamos 14 a?os con los mismos y se van a salvar todos. Me afecta much¨ªsimo eso.
Dentro de esa s¨¢tira que es El intermedio, con su comicidad y su circo, ?se siente un payaso triste? No lo s¨¦¡ Soy un payaso desubicado. En lo que veo y creo, el resto no anda. Los golpes de Estado ya no se dan con los tanques en la calle. Ocupan otros lugares.
Lo que no quiere, por lo que veo, es convertirse en un c¨ªnico. Es decir, hacer lo que hace solo por dinero. ?Prefiere dejarlo antes de llegar ah¨ª? Javier Krahe era un tipo con el que yo pas¨¦ mucho tiempo. Siempre ten¨ªa raz¨®n. Una vez me dijo que se retiraba a la Provenza porque all¨ª las cosas no le iban a afectar. Ahora le entiendo.
Por ejemplo, que cojan a Dani Mateo y lo quieran empurar. Quiz¨¢s usted pens¨® en los a?os ochenta, que a estas alturas no existir¨ªa la censura. Pues eso. Y dicen que no hay. Yo solo me he presentado dos veces delante de un juez. Con m¨¢s de 60 a?os. Y no soy ni la sombra de lo que fui. Me hab¨ªan podido llevar antes. Ahora que me modero, tengo que pasar por ah¨ª. En calidad de director, cuando no lo soy. Solo por hacerme subir las escalerillas. Siempre me preguntan lo mismo: ¡°?Sabe por qu¨¦ est¨¢ usted aqu¨ª?¡±. Y yo respondo: ¡°?No!¡±. Todo esto afecta. Dani Mateo suelta un tuit y se le joden tres bolos. A m¨ª tambi¨¦n me pasa. ?Por qu¨¦? Por el programa que hacemos. Y no es que seamos ca?eros, es que contamos las cosas despacito.
?Se ha dado cuenta de que casi siempre ha estado empezando? Pues s¨ª. Escribiendo libros es como caigo en eso. Me encanta aprender. Cuando me jubile, igual me matriculo en la universidad. No lo digo en broma. Picasso lo contaba: que hab¨ªa sido eternamente joven porque siempre hab¨ªa estado empezando.
En este retrato suyo de juventud presume poco de haber ligado. Un caballero no habla de esas cosas. Llega un momento en que la monogamia se impone.
?Para qu¨¦ le sirve todo el dinero que ha ganado? Hay gente que obtiene placer por el hecho de ganarlo. En mi caso, me da tranquilidad. Me aparta de una cosa que estudi¨¦ en Medicina: la neurosis de renta. Ocurr¨ªa entre los accidentados. La tranquilidad de cualquier ser humano es buscarse el sustento. Una vez lo tienes resuelto, te dedicas a otra cosa. Por ejemplo, a escribir un libro.
?No se ha obsesionado con eso? No soy un hombre de caprichos. Yo me eduqu¨¦ en la no necesidad. Si te dejas llevar por los devaneos y las tonter¨ªas, est¨¢s perdido. Nunca me han gustado los coches deportivos, ni la ropa de marca¡ Que me tengo que tomar un cordero con un vino cojonudo, me lo tomo. Pero a m¨ª un capricho, me cuesta pens¨¢rmelo. El secreto de la felicidad se lo escuch¨¦ un d¨ªa a Fernando Savater: mentes complejas con gustos sencillos. Funciona mejor si le das la vuelta: gustos extravagantes con encefalograma plano. Pero eso genera ansiedad. Est¨¢s perdido. Trab¨¢jate el coco y disfruta de un arrocito al borde del mar. A m¨ª, las propiedades me dan fatiga. Lo poco que he metido en negocios, lo he palmado. He invertido en pisos, s¨ª. Con eso ya soy millonario para seg¨²n qu¨¦ tipos del sector medi¨¢tico.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.