Entre las flamas y la derecha

Dice el ministro Marlaska que ¡°en Catalu?a s¨®lo hay un problema de orden p¨²blico¡±. Insiste el presidente S¨¢nchez que estamos ante un problema entre catalanes que tienen que resolverlo entre ellos. Y paralelamente el parlamento catal¨¢n vuelve a poner la autodeterminaci¨®n por delante. Con estas exhibiciones de ignorancia voluntaria no es extra?o que los ciudadanos, perplejos, digan en las encuestas que no ven salida a esta crisis. En realidad, nadie se siente con la autoridad suficiente para afrontarla como lo que es: un problema pol¨ªtico. Y las llamas de las hogueras de las calles de Barcelona han contribuido poderosamente a esta huida de la realidad.

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EDITORIAL | Sin ambig¨¹edades

Encuadres para la historia

Despu¨¦s de dos a?os de inoperancia, con la coartada de la espera del pronunciamiento del Supremo, unos y otros siguen negando lo evidente. El Gobierno espa?ol se resiste a tratar al independentismo como sujeto pol¨ªtico y pretende reducir el problema a una cuesti¨®n policial. Y el independentismo sigue inventando declaraciones parlamentarias ret¨®ricas, para salvar la imagen de una unidad inexistente.

En una visita rel¨¢mpago a Barcelona, del que es dif¨ªcil entender los objetivos y m¨¢s todav¨ªa los resultados, el presidente S¨¢nchez ha dicho a los polic¨ªas: ¡°La crisis no se ha acabado pero hay que persistir. Ellos quieren cronificarla pero nosotros somos mucho m¨¢s persistentes, mucho m¨¢s cabezudos¡±. Se sit¨²a as¨ª en el discurso del nosotros y ellos, inscrito en el choque de nacionalismos. Y avalando por tanto la cultura de confrontaci¨®n, cuando la pr¨®xima legislatura deber¨ªa ser la de las soluciones pol¨ªticas. El presidente habla como si s¨®lo lo fuera de unos catalanes (¡°nosotros¡±) y ¡°ellos¡±, los otros, le fueran ajenos.

Cuando la violencia protagoniza las portadas, la pol¨ªtica decae. Y si se cruza con una campa?a electoral, peor todav¨ªa: evitar una foto con Torra antes del 10-N es el objetivo supremo de S¨¢nchez. El propio independentismo, en su desconcierto estrat¨¦gico, ha perdido lo que pod¨ªa ser un argumento para ganar complicidades, en la medida en que la sentencia ha quedado escondida detr¨¢s de las flamas, cuando deber¨ªa sido el centro del debate, porque no afecta s¨®lo a Catalu?a sino que es un aviso para navegantes en toda Espa?a. En la l¨ªnea de los vientos reaccionarios que soplan en Europa, siguiendo el retroceso legislativo en materia de libertades que tuvo un destacado momento en la ley mordaza del PP, el Tribunal Supremo, sacando del olvido al delito de secesi¨®n, establece una jurisprudencia que deja en el alero de la arbitrariedad un sinf¨ªn de movimiento sociales y alternativos. ?Qu¨¦ habr¨ªa sido del 15-M con esta sentencia?

El miedo a la derecha ha sido hist¨®ricamente la tragedia que ha arrastrado a la socialdemocracia al desastre. S¨¢nchez no os¨® apostar por un gobierno progresista y ahora se encuentra atrapado entre el fuego y la derecha, apostando a que la exhumaci¨®n de Franco movilice al frustrado elector de izquierdas. Casi un milagro.