Santiago
Desde el comienzo hubo muertos en las protestas sociales. No despertaron, en Chile, mayor inter¨¦s
Llegu¨¦ a Santiago de Chile el 13 de octubre y la mayor preocupaci¨®n era la sequ¨ªa. Cinco d¨ªas despu¨¦s, una protesta contra el aumento del precio del billete de metro termin¨® en un estallido social cuya explicaci¨®n se busca en que el descontento viene de lejos, de desigualdades antiguas. Pi?era decret¨® el Estado de emergencia, los militares tomaron la calle y se impuso el toque de queda. Los funcionarios hicieron declaraciones en las que, antes que nada, cargaban contra los ¡°v¨¢ndalos¡± que hab¨ªan tra¨ªdo el caos, y despu¨¦s llamaban a los ¡°buenos ciudadanos¡± a ¡°volver a la normalidad¡±. Nadie vio, en ese empe?o por ¡°volver¡± al sistema que hab¨ªa desatado el caos, nada raro. El domingo, en el ¨²nico mercadito abierto de mi barrio, un tipo de unos 25 a?os me dijo: ¡°Los militares est¨¢n demasiado tranquilos, tienen que empezar a disparar¡±. Despu¨¦s, la familia presidencial demostr¨® su coherencia ideol¨®gica: ¡°Esto es como una invasi¨®n extranjera, alien¨ªgena¡±, dijo la primera dama en un audio que se filtr¨®; ¡°estamos en guerra contra un enemigo poderoso¡±, sostuvo el presidente (que seis d¨ªas m¨¢s tarde asegur¨® que la marcha de m¨¢s de un mill¨®n de personas manifest¨¢ndose contra su pol¨ªtica de gobierno hab¨ªa sido ¡°alegre¡±). Desde el comienzo hubo muertos. No despertaron, en Chile, mayor inter¨¦s. Quiz¨¢s porque muchos, presumiblemente, hab¨ªan participado de saqueos. El martes 22 hab¨ªa listas de sem¨¢foros y bancos operativos, pero no de v¨ªctimas. Cuando esa tarde se supo que eran 11, cinco por presunta acci¨®n del Estado, no hubo mucho esc¨¢ndalo ni fueron nota central en los medios. Hacia el fin de la semana eran 19. Muchos, en la calle, segu¨ªan diciendo lo que hab¨ªan dicho el martes: ¡°Son pocos muertos para lo que est¨¢ pasando¡±. ?Cu¨¢ntos ser¨ªan suficientes? La cosa viene de lejos.
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