Desde La Pampa a Ju¨¢rez con el FMI
La concentraci¨®n de riqueza y enquistamiento de las desigualdades estructurales est¨¢n causando llamaradas en toda Am¨¦rica Latina
La concentraci¨®n de riqueza y enquistamiento de las desigualdades, siempre emparentadas con la corrupci¨®n institucional, est¨¢n causando graves problemas de gobernabilidad en Chile y Ecuador y llamaradas en toda Am¨¦rica Latina. Abocado a la prudencia en sus pol¨ªticas fiscales, el nuevo presidente de Argentina, Alberto Fern¨¢ndez, es vulnerable a la furia de los movimientos populares contra la inequidad, que tambi¨¦n lo fueron contra la adulteraci¨®n de la democracia en Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Sin cohesi¨®n social ni consensos para lograrla, el empobrecimiento de las clases medias, los retrocesos y la debilidad de la representaci¨®n pol¨ªtica demuestran la fragilidad del Estado de derecho en el subcontinente. Aunque catapultada por factores diversos, la contestaci¨®n responde a causas parecidas. Las pol¨ªticas de austeridad y ajuste impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) chocan con realidades sociales precarias, y tambi¨¦n con las plataformas electorales de la izquierda, el peronismo y los grupos anticapitalistas de la regi¨®n. Desde Ciudad Ju¨¢rez a La Pampa, reclaman un nuevo modelo de desarrollo, o la renegociaci¨®n de la condicionalidad establecida por el organismo internacional para desembolsar pr¨¦stamos. Sin remontarnos a la crisis de deuda de los ochenta, la rendici¨®n de los presidentes de Ecuador y Chile preludia disturbios en Buenos Aires si el nuevo Gobierno no convence al FMI de que las metas acordadas con los acreedores son objetivos de improbable consecuci¨®n sin provocar des¨®rdenes.
Bien est¨¢ que la entidad financiera revise las pol¨ªticas de los pa¨ªses miembros y preserve la estabilidad monetaria, pero frecuentemente lo hizo convirtiendo Latinoam¨¦rica en un banco de pruebas del radicalismo neoliberal, contrario al asistencialismo aplicado durante decenios para ayudar a colectivos indefensos. La liberalizaci¨®n comercial y disminuci¨®n del papel del Estado en la econom¨ªa propugnadas por el Consenso de Washington (1989) respond¨ªan fundamentalmente a las exigencias estadounidenses, incompatibles con una regi¨®n sin un Estado de bienestar capaz de amortiguar la dureza de las reformas protegiendo el desempleo, la maternidad, las enfermedades, los accidentes o la jubilaci¨®n.
Las recientes sublevaciones suscitan dudas sobre la viabilidad de los acuerdos con el FMI para rescatar pa¨ªses. No obstante, Gobiernos que pidieron tiempo para reactivar el aparato productivo, generar empleo y riqueza para pagar deuda, como Argentina, lo tuvieron de sobra, pero porfiaron con las privatizaciones, el estatismo, el populismo o una socialdemocracia deformada. Los palos de ciego y la malversaci¨®n fueron el ¨²nico rumbo consistente.
La desregulaci¨®n, la autonom¨ªa del Banco Central y eliminaci¨®n de subsidios para reducir deuda no es tarea f¨¢cil sin un sistema de protecci¨®n social que no dependa de los ciclos electorales. Mientras no se consiga, buena parte de Am¨¦rica Latina seguir¨¢ alborotada, en las calles, repudiando sus Parlamentos, y acumulando d¨¦ficits y cr¨¦ditos para financiar burocracias hipertrofiadas y un paternalismo de Estado que parchea injusticias recurrentes.
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