Tiempos muy canallas
Ni ley, ni dignidad, ni verdad. Otegi utiliza la reescritura del pasado para controlar el futuro
Otegi ha publicado en The Guardian un producto m¨¢s t¨®xico del que colocar¨ªa en Espa?a, porque no en todas partes est¨¢n desarrollados los anticuerpos a sus mentiras. El trabajo de Otegi durante d¨¦cadas fue la ocultaci¨®n del espanto y la persecuci¨®n bajo el paraguas de la palabra ¡°conflicto¡±: la clave que igualaba, como supuestos contendientes, a un Estado de derecho democr¨¢tico con una organizaci¨®n terrorista, ultranacionalista y totalitaria. Dejando aparte su ¨¦poca de terrorista de base, de pistola, seg¨²n los hechos judicialmente probados, durante m¨¢s de treinta a?os lider¨® la justificaci¨®n del terror con mentiras y una intens¨ªsima propaganda. Se especializ¨® en el acoso a la libertad de todos.
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Su ocupaci¨®n para preparar una entrada amable en el posterrorismo es la expansi¨®n internacional del tongo del conflicto: erosionar la reputaci¨®n democr¨¢tica de Espa?a y aparentar que han reconocido su culpa. La letra peque?a muestra que solo han asumido la condena de las v¨ªctimas que consideran ajenas al conflicto sin condenar el terror. Est¨¢ adem¨¢s a la b¨²squeda de las ventanas de oportunidad para el secesionismo. Y eso, ahora mismo, pasa por pegarse a la rueda de los secesionistas catalanes.
Con oportunidad y un buen aparato de desinformaci¨®n se puede intentar desestabilizar a un pa¨ªs democr¨¢tico y, de rebote, debilitar toda un ¨¢rea geoestrat¨¦gica como la UE. El 10 de enero de 2018, el senador dem¨®crata Ben Cardin revel¨® la injerencia rusa en la desinformaci¨®n separatista en un informe al Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado de EE?UU. Indic¨® que segu¨ªa activa. Una Comisi¨®n de la C¨¢mara de los Comunes en el Reino Unido present¨® otro informe sobre desinformaci¨®n y fake news que se?alaba interferencias rusas antes del refer¨¦ndum del Brexit e interferencias tambi¨¦n en Catalu?a.
En los tiempos digitales y globalizados no hacen falta tanques, ni terrorismo con marca. La mentira, los espejismos colectivos y la manipulaci¨®n de masas, con su pizca de acoso a los divergentes y su punto, si hace falta, de violencia callejera, tienen menos riesgo penal.
Lo m¨¢s relevante es lo que Otegi esconde. Lo que Torra esconde. Otegi y los suyos quisieron establecer un Estado ultranacionalista ¡ªy supuestamente marxista leninista¡ª mediante m¨¦todos totalitarios en el Pa¨ªs Vasco y Navarra.
La parte ultranacionalista de la f¨®rmula es similar en Otegi, Putin, Orb¨¢n, Kaczynski, Marine Le Pen o el supremacista Quim Torra, entre otros. Los ultranacionalistas nos dicen que los ¨²nicos buenos vascos, rusos, h¨²ngaros, polacos, franceses o catalanes son los que aceptan la identidad que ellos predican. Tienen pocas inhibiciones en mostrarse como grand¨ªsimas v¨ªctimas frente a enemigos exteriores que funcionan como catalizadores del discurso hostil. Tampoco tienen prejuicios en manipular la historia para adaptarla a su f¨®rmula de pensamiento. En Otegi y Torra hay una fobia antiespa?ola que inocular dentro y una reputaci¨®n democr¨¢tica que manchar fuera. A Otegi y los suyos el supuesto marxismo leninismo de ETA les sirvi¨® para un genial truco publicitario: apelar a la izquierda, aunque sea con f¨®rmulas totalitarias, ayuda a colocarse en el lado del progreso de la humanidad. Resulta f¨¢cil colar cierta compasi¨®n internacional.
Las palabras m¨¢gicas de Torra para colar el ultranacionalismo son ¡°refer¨¦ndum¡± y ¡°derecho de autodeterminaci¨®n¡±.
Y los medios tienen menos plantilla y menos tiempo para verificar las fuentes y su validez. S¨ª, las gentes sin escr¨²pulos pueden montar estrategias de desinformaci¨®n para pol¨ªticos y opinadores en medio mundo. Las palabras m¨¢gicas de Torra para colar el ultranacionalismo son ¡°refer¨¦ndum¡± y ¡°derecho de autodeterminaci¨®n¡±.
Yo nac¨ª en el coraz¨®n del ultranacionalismo totalitario vasco. Las consignas, el control social, el odio y la muerte civil al divergente, las manifestaciones pidiendo el asesinato de vecinos casi cada d¨ªa durante d¨¦cadas eran parte de la f¨®rmula para conseguir que ni?os y ni?as se convirtieran en asesinos y acosadores de los que no dese¨¢bamos la secesi¨®n. Para sobrevivir moralmente me he aferrado a la obra de George Orwell, de Albert Camus, V¨¢clav Havel, Amin Maalouf, Fernando Savater, Mart¨ªn Alonso y Joseba Arregi, entre otros. Y lo tengo que decir para que sea un poco m¨¢s dif¨ªcil que me acusen de fascista. Porque esta es la otra palabra clave con la que la pulsi¨®n totalitaria se abre paso en los territorios que consideran suyos.
Le¨ªa a Orwell y a Camus antes y despu¨¦s de que me persiguieran. Antes y despu¨¦s de que asesinaran a mis amigos y seres queridos. Antes y despu¨¦s de que recibi¨¦ramos el Premio S¨¢jarov para la Libertad de Conciencia. Antes y despu¨¦s de vivir con escolta policial para salvar la vida. Soy una superviviente de la estrategia del ultranacionalista Otegi.
La forma casi pura de totalitarismo la impusieron en los peque?os municipios en los que era posible un control social m¨¢s intenso. Puedo afirmar que la relaci¨®n de Otegi con la verdad es exactamente como su relaci¨®n con el derecho a la vida y a la libertad de la sociedad que aterroriz¨®: est¨¢ en funci¨®n de sus intereses.
Ni ley, ni dignidad, ni verdad. No ha abandonado la mentira, ni la propaganda, ni la reescritura del pasado para intentar controlar el futuro.
Maite Pagazaurtund¨²a es eurodiputada en la delegaci¨®n de Ciudadanos del Parlamento Europeo.
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