L¨®pez Obrador no tiene quien le escriba
El presidente de M¨¦xico no necesita intelectuales que defiendan su visi¨®n: ¨¦l se basta para ello con sus alocuciones ma?aneras y, pr¨®ximamente, sus textos
Sentirse arropado por el fervor del pueblo hace innecesarias muchas cosas, entre ellas el amor de los intelectuales. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no ha querido o no ha podido sostener una relaci¨®n amigable con las comunidades acad¨¦micas, cient¨ªficas y culturales del pa¨ªs. Los ¡°mandarines¡± y capitanes de las capillas que esculpen el canon del buen gusto en materia de ideas y tendencias son pr¨¢cticamente un¨¢nimes en cuestionar el verbo del presidente, sus referencias a la historia, el manejo desenfadado de conceptos y definiciones, el caprichoso y reiterado uso de sus lecturas. No le perdonan a L¨®pez Obrador la reapropiaci¨®n tan sui generis que hace de tesis econ¨®micas, sociol¨®gicas, hist¨®ricas o incluso teol¨®gicas, para justificar sus decisiones. Pero sobre todo les preocupa el desprecio a todo el andamiaje institucional y al bagaje cultural que a juicio de la intelligenza resulta imprescindible para la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s moderna, sana y culta. Para L¨®pez Obrador, en cambio, democracia, libertad o crecimiento son conceptos que carecen de valor si no benefician a los pobres y a los desprotegidos o, peor a¨²n, si son parte de la raz¨®n para que existan los pobres y los desprotegidos.
M¨¢s all¨¢ del creciente anecdotario, memes, frases y videos que deja el protagonismo del presidente y su tendencia a dictar c¨¢tedra sobre todo y todos, sus tesis no carecen de sentido si observamos el mundo desde la perspectiva de un campesino, un alba?il sin empleo o un joven sin oportunidades dejados de lado por la democracia, la libertad o el crecimiento del que hablan los intelectuales preocupados por el pa¨ªs. No se puede gobernar una naci¨®n moderna desde la perspectiva de un campesino o un alba?il, algo que los intelectuales le reprochan, pero tampoco se puede seguir haci¨¦ndolo sin tomarlos en cuenta.
Pese a la agenda social del presidente, es notoria la ausencia de apoyo expl¨ªcito de parte de intelectuales de prestigio progresistas o de la izquierda (y estoy consciente de la ambig¨¹edad de tales t¨¦rminos en estos tiempos de grises y matices). Algunos han tomado distancian ante el desinter¨¦s de L¨®pez Obrador por las preocupaciones de la nueva izquierda: temas de g¨¦nero y de alternativa sexual, de asuntos ecol¨®gicos y, sobre todo, de construcci¨®n de sociedad civil, algo que al presidente le provoca poco menos que urticaria. A otros les ha crecido la desconfianza por las muchas se?ales de que se trata de un r¨¦gimen crecientemente centrado en la propia figura del tabasque?o con poco espacio para cualquier otra voz o protagonismo. Las acusaciones de populismo parec¨ªan un argumento para descalificarlo, no obstante cada vez m¨¢s han resultado un argumento para describirlo.
El presidente no tiene quien la escriba, pero tampoco se muestra muy interesado en que alguien lo haga. No reclut¨® intelectuales para embajadas mexicanas en el exterior, como lo hicieron algunas administraciones en el pasado; ni hizo un gui?o a los c¨ªrculos culturales designando un titular en el ministerio cercano a ellos (Alejandra Frausto, funcionaria capaz y experimentada, procede de las filas administrativas). Desde la muerte de su amigo el escritor Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez Gay, carece de un verdadero interlocutor de confianza con estatura o prestigio en los ¨¢mbitos intelectuales. Tiene buenas relaciones con Elena Poniatowska y poco m¨¢s, pero sin que ello se traduzca en alguna influencia perceptible.
En su magn¨ªfico discurso de toma de posesi¨®n L¨®pez Obrador dej¨® en claro que deseaba convertirse en un presidente que reescribiera la historia; supon¨ªamos que se refer¨ªa al deseo de dejar una huella indeleble. Sin embargo, ahora nos enteramos que literalmente quiere reescribir la historia y est¨¢ preparando su propio libro. Quiz¨¢ por eso es que no necesita intelectuales que defiendan su visi¨®n: ¨¦l se basta para ello con sus alocuciones ma?aneras y, pr¨®ximamente, sus textos.
Y no obstante, no es que le tenga sin cuidado la opini¨®n de sus adversarios intelectuales. Con frecuencia se refiere a ellos como la comentocracia y denuncia la unanimidad en su contra de parte de columnistas y analistas.
Me parece que en este mutuo desprecio se equivocan ambas partes. Pese a los errores hay avances en el combate a la corrupci¨®n y al sindicalismo charro, se agradece la austeridad y la apertura informativa y sobre todo el intento de generar una transferencia econ¨®mica y social a favor de los pobres. Hay desaciertos s¨ª, pero sigue siendo leg¨ªtimo el intento de dar un giro sustantivo a la administraci¨®n p¨²blica de cara a una sociedad m¨¢s justa. El problema es que los excesos y exabruptos en los que incurre el presidente para vender su idea de pa¨ªs terminan provocando una caricaturizaci¨®n que ayuda poco a entender la bondad de algunas medidas de fondo. El presidente de M¨¦xico tendr¨ªa que dejar que sus acciones hablaran por ¨¦l y que la propia capacidad de reflexi¨®n de la sociedad mexicana hiciera los balances de su gesti¨®n; hasta ahora sus dichos distorsionan y distraen (a ¨¦l y a sus adversarios) de un an¨¢lisis de fondo de los aciertos y desaciertos de la 4T, que gracias a AMLO, y pese a ¨¦l, tambi¨¦n los tiene.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.