Equivocarse con la raz¨®n
A todos nos encantar¨ªa que una posici¨®n firme del Estado resolviera el caos que devora a M¨¦xico, pero un cuerpo abandonado por tantos a?os no se hace sano con una semana de 'fitness' y dos de dieta
La escandalosa liberaci¨®n del hijo del Chapo en Culiac¨¢n la semana pasada por las amenazas del narco, ha generado la m¨¢s enconada de las discusiones en M¨¦xico. M¨¢s all¨¢ de seguir polemizando si el gobierno tuvo raz¨®n en evitar un ba?o de sangre al ceder ante la extorsi¨®n del Narco o, por el contrario, representa una claudicaci¨®n inadmisible del Estado frente a los poderes salvajes, el tema de fondo seguir¨¢ siendo la imparable expansi¨®n del crimen en la sociedad mexicana.
?Qu¨¦ vamos a hacer ante el c¨¢ncer que carcome poco a poco el tejido social, las instituciones y el territorio y contra el cual se ha estrellado una administraci¨®n tras otra?
Tiene raz¨®n Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador cuando afirma que la violencia, incluso la que puede ejercer el Estado de manera leg¨ªtima, ser¨¢ incapaz de resolver la inseguridad y la criminalidad que padece M¨¦xico. La l¨®gica del presidente es impecable cuando dice que la experiencia de los ¨²ltimos dos sexenios ha demostrado que la estrategia de reducir por la fuerza a los c¨¢rteles ha fracasado rotundamente. Hace doce a?os utilizamos al ej¨¦rcito, el ¨²ltimo de los recursos, la caja del ¡°¨²sese en caso de emergencia¡±, y tampoco dio resultado. Despu¨¦s de eso no hay nada m¨¢s en el arsenal del Estado que podamos lanzar en contra del enemigo. A menos, claro, que modifiquemos los t¨¦rminos de la confrontaci¨®n, algo en lo que, con m¨¢s intuiciones que programa, ha comenzado a moverse el presidente.
Empezamos a entender que nunca vamos a ganar a balazos una guerra en la que los agricultores de un poblado de la sierra salen a defender sus cultivos de amapola. Para ellos no es un tema de criminalidad sino de supervivencia.
La estrategia de la 4T estar¨ªa mucho menos encaminada a cazar criminales y m¨¢s a desmontar las condiciones que los producen y los engordan. O como dicen los m¨¦dicos modernos, no se trata de pelearse con la enfermedad que se muestra incurable sino de resolver las condiciones de vida que la explican. Tiene sentido pensar que el combate a la corrupci¨®n y la pobreza resultan imprescindibles para encontrar una verdadera soluci¨®n al problema.
Para desgracia de L¨®pez Obrador un cuerpo abandonado por tantos a?os no se hace sano con una semana de fitness y dos de dieta. A todos nos encantar¨ªa que una posici¨®n firme del Estado resolviera de una vez por todas el caos que devora a M¨¦xico; pero todo indica que hace rato dejamos atr¨¢s esa posibilidad. No hay remedios m¨¢gicos ni operaciones quir¨²rgicas milagrosas. Est¨¢ claro que seguir¨¢n surgiendo criminales mientras exista el mercado y gocen de la impunidad que les otorga la corrupci¨®n de polic¨ªas, ministerios p¨²blicos y juzgados y en tanto persista la opacidad que favorece el lavado de dinero que los oxigena.
Tiene raz¨®n el presidente cuando afirma que solo la creaci¨®n de oportunidades para los j¨®venes y un cambio de valores podr¨¢n secar el semillero inagotable para el reclutamiento de sicarios que tiene el crimen organizado. ?Pero a cu¨¢nto debe ascender la beca de aprendiz para que un joven rechace el dinero que le ofrece el narco? ?Cu¨¢ntos a?os son necesarios para que los precios de garant¨ªa en los cultivos b¨¢sicos y los renovados apoyos al campo que propone la 4T compitan con la rentabilidad de un sembrad¨ªo de amapola?
Y, por ¨²ltimo, tambi¨¦n tiene raz¨®n el presidente cuando afirma que la verdadera erradicaci¨®n de este c¨¢ncer requiere un cambio en los descompuestos y mercantilizados valores morales que favorecen el ¨¦xito inmediato sin consideraci¨®n a la dignidad o la ¨¦tica. Quiz¨¢, pero ese cambio, incluso si fuera posible, no se mide en a?os sino en generaciones.
En suma, el presidente tiene raz¨®n, lo que no tiene es tiempo.
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