Regresi¨®n en la convivencia vasca
Bildu esgrime un relato de ETA incompatible con el papel que jug¨® la sociedad de Euskadi en su final
Hace poco m¨¢s de un mes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) asum¨ªan su ¡°responsabilidad ¨¦tica y pol¨ªtica¡± ante la Jurisdicci¨®n de la Paz, el sistema encargado de juzgar los cr¨ªmenes de guerra en Colombia derivado de los acuerdos de paz. ¡°La violencia no puede suceder nunca m¨¢s. Nuestra historia tendr¨¢ que escribirse desde la voz de quienes proscriban la guerra y otorguen un lugar protag¨®nico a quienes la padecieron. No pretendemos justificar ninguna conducta que result¨® vejatoria del Derecho Internacional Humanitario¡±, a?adi¨® su l¨ªder, Rodrigo Londo?o.
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La rotunda autocr¨ªtica de las FARC sobre su historial violento deb¨ªa ser referente para otras organizaciones terroristas mucho menos potentes y cuya retirada se produjo en condiciones m¨¢s desfavorables como ETA o para quien asume su legado ideol¨®gico, Sortu. Pero no est¨¢ siendo as¨ª. Tras el fin del terrorismo vasco ¡ªestos d¨ªas se ha cumplido su octavo aniversario¡ª, los partidos democr¨¢ticos reclamaron a ETA su disoluci¨®n, que materializ¨® hace un a?o, y una autocr¨ªtica sobre su pasado terrorista como pedagog¨ªa para que futuras generaciones no repitan la historia.
Pero Sortu no solo reh¨²ye la autocr¨ªtica del pasado violento sino que est¨¢ mostrando una clara regresi¨®n. De un a?o hacia atr¨¢s, representantes de Bildu, la coalici¨®n que capitanea Sortu, participaban en homenajes a v¨ªctimas de ETA. Algunos Ayuntamientos gobernados por Bildu, como Renter¨ªa, homenajearon a concejales asesinados por ETA e iniciaron el de polic¨ªas. Etxerat, plataforma de apoyo a los presos etarras, lamentaba su ausencia de empat¨ªa hacia las v¨ªctimas de ETA. A su vez, estas se solidarizaban con las de la guerra sucia. Se estaba generando un clima prometedor para la convivencia en Euskadi.
Pero este a?o Bildu ha roto su din¨¢mica de acercamiento a las v¨ªctimas de ETA. Reaparecen los homenajes a etarras excarcelados que Bildu hab¨ªa evitado para no ofender a sus v¨ªctimas desde las numerosas excarcelaciones producidas tras la revisi¨®n de la doctrina Parot por el Tribunal de Estrasburgo. Mientras la ponencia de paz del Parlamento vasco sigue paralizada porque Bildu no reconoce el da?o injusto de ETA reaparecen gestos hostiles como en San Sebasti¨¢n, donde no ha condenado los ataques a placas de homenaje a v¨ªctimas de ETA. O la exposici¨®n del etarra condenado y no arrepentido, Jon Bienzobas, por el asesinato del expresidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tom¨¢s y Valiente, propiciada por el Ayuntamiento de Galdakao, gobernado por Bildu.
Tras estas actitudes hay una estrategia y un discurso que hibernaba y ahora visualiza el secretario general de Bildu, Arkaitz Rodr¨ªguez. ¡°Es falso que los militantes de ETA sean meros terroristas. Intentan hacernos creer que ETA ha sido poco menos que un accidente meteorol¨®gico. Quieren hacer un relato ¨²nico de lo sucedido que niegue el conflicto. Es inaceptable que ofrezcan un relato de buenos y malos, justos e injustos, vencedores y vencidos. Sobre esa base no cabe una paz justa, estable y duradera¡±.
Los homenajes a etarras excarcelados y este discurso tienen un objetivo inmediato como es atenuar las contradicciones en el mundo abertzale. Bastantes de sus 250 presos se sienten abandonados. Recientemente, 47 abogados de etarras pactaron con la Fiscal¨ªa el reconocimiento de pertenencia a ETA y del da?o injusto causado para eludir la c¨¢rcel como tres a?os antes lo hizo por la misma raz¨®n la antigua direcci¨®n de Batasuna. La firmeza que esos abogados reclamaban a los presos para eludir las pol¨ªticas de reinserci¨®n se disip¨® cuando fueron ellos los acusados, con la consiguiente perplejidad del colectivo etarra encarcelado.
Pero este discurso de Bildu pretende algo m¨¢s: lograr que el Gobierno reconozca el ¡°conflicto¡± sent¨¢ndose con ella para negociar sobre los homenajes a etarras excarcelados y la pol¨ªtica penitenciaria. Ante la improbabilidad de que se produzca, Bildu pretende, al menos, atrincherar al mundo abertzale en la idea de que la historia de ETA fue la respuesta necesaria al ¡°conflicto¡±.
Bildu, ensimismado como segundo partido vasco y con un ojo puesto en el independentismo catal¨¢n, cree que ha cedido mucho y no se le ha reconocido su papel catalizador en el final de ETA. Lo impuls¨® cuando ETA estaba ag¨®nica y se convirti¨® en obst¨¢culo para su futuro pol¨ªtico. Es una d¨¦bil argumentaci¨®n para que los partidos democr¨¢ticos aparquen su relato de que, acabada la dictadura, ETA no tuvo justificaci¨®n ni ¡°conflicto¡± al que aferrarse. No puede repetirse la historia que estamos viviendo con el franquismo, cuyas v¨ªctimas siguen discriminadas por una derecha que tiene pendiente una condena clara de la dictadura.
Este octavo aniversario del final de ETA es buen momento para reivindicar el papel de la movilizaci¨®n social contra el terrorismo etarra, escasamente reconocido. Con ETA termin¨®, adem¨¢s del Estado de derecho, la voluntad de la ciudadan¨ªa, espec¨ªficamente la vasca, que, desde los a?os ochenta y de manera progresiva, arrebat¨® la calle a los proetarras. Este relato de una mayor¨ªa de vascos es incompatible con el que pretende imponer Bildu, que tiene en la autocr¨ªtica de las FARC un referente para homologarse democr¨¢ticamente.
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