Hait¨ª, el pa¨ªs que necesita volver a sonre¨ªr

Hait¨ª; bello pa¨ªs, lleno de buena gente, obligado a permanecer en estado de emergencia constante. Ahora vuelve a estar sumido en una grav¨ªsima crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social.

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Vamos al contexto. En Hait¨ª la inflaci¨®n mensual es de casi un 20% y pareciera no haber consenso pol¨ªtico para crear gobierno (prueba de ellos es que van siete meses sin ratificar a un primer ministro). Como consecuencia, seg¨²n la auditor¨ªa del Tribunal de Cuentas, 15 exministros y actuales funcionarios; as¨ª como la empresa AgriTrans, dirigida por Jovenel Mo?se antes de ser presidente, estuvieron involucrados en la malversaci¨®n de casi cuatro mil millones de d¨®lares estadounidenses, originados de un pr¨¦stamo del programa de PetroCaribe.

A ello se suma la devaluaci¨®n de la moneda con respecto al d¨®lar estadounidense, la mala gesti¨®n en el aprovisionamiento de combustible y el aumento de la actividad vand¨¢lica de grupos armados. Todo esto ha provocado que, desde hace m¨¢s de un a?o, los episodios de manifestaciones violentas, cortes de carreteras y periodos de encierro en los domicilios sean recurrentes cada dos o tres meses, y ¨²ltimamente casi a diario.

Se viven d¨ªas complicados y dif¨ªciles, que est¨¢n pasando factura al pa¨ªs. A la fecha las consecuencias inmediatas son 17 personas muertas, 189 personas heridas, la mayor¨ªa por bala. Adem¨¢s, se ha registrado un aumento exponencial de actos violentos e inseguridad ciudadana; la imposibilidad de acceso a los productos y servicios b¨¢sicos (agua potable, gas, sanidad, educaci¨®n), por no hablar de las p¨¦rdidas materiales por el pillaje de bienes tanto de instituciones privadas, como p¨²blicas.

La capital, Puerto Pr¨ªncipe, se convirti¨® ya hace tiempo en una ciudad dif¨ªcil, dura y contaminada, pero en la que siempre ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil encontrar lo necesario respecto de otras localidades. En las zonas rurales, as¨ª como en el resto de ciudades, adem¨¢s de manifestaciones iguales o m¨¢s violentas, est¨¢n sufriendo un desabastecimiento general provocado por el estado de inseguridad en el que estamos inmersos, que impide el transporte y distribuci¨®n de mercanc¨ªas por los constantes cortes de carreteras (frutas, verduras, combustible, agua potable, papel del ba?o).

Estos cortes a veces son para todos. Otras para los que no quieren o pueden pagar el laissez-passer (cuota obligada determinada por las personas que cortan la carretera, la mayor¨ªa de las veces fuertemente armadas) para poder atravesar la barricada en cuesti¨®n. En ocasiones son capaces de hacer parar un cami¨®n, quedarse con la mercanc¨ªa y atravesarlo en la v¨ªa para impedir el paso del resto de veh¨ªculos.

En las manos de los agricultores se est¨¢n pudriendo las frutas y verduras preparadas para vender y que no pueden ya comer, esperando que en alg¨²n momento del d¨ªa puedan ser distribuidas para as¨ª, cubrir necesidades b¨¢sicas como el colegio de sus hijos e hijas, que llevan casi dos meses cerrados y amenazados por grupos armados. La mayor parte del profesorado cobra por horas lectivas, sus manos est¨¢n vac¨ªas. Mientras, al resto de la poblaci¨®n se les agrandan los huecos que ya ten¨ªan en el vientre y el coraz¨®n.

Los famosos da?os colaterales existentes en todos los conflictos van a hacer que Hait¨ª vuelva a romper las reventadas listas de los m¨¢s pobres, indefensos y vulnerados. Los m¨¢s graves efectos caer¨¢n de nuevo sobre los ni?os y ni?as de este pa¨ªs que se quedan sin comer, sin aprender, sin sistema sanitario y con una dolorosa desesperanza en el futuro.

Citando una de las conclusiones de un breve informe presentado por OCHA (Office for the Coordination of Humanitarian Affairs) el 2 de octubre, podemos constatar lo siguiente: ¡°La protecci¨®n infantil, es una preocupaci¨®n importante. Los servicios sociales b¨¢sicos, como salud y educaci¨®n, est¨¢n interrumpidos en todo el pa¨ªs, dejando adem¨¢s a todos los ni?os, ni?as y adolescentes, en riesgo de ser abusados o reclutados por pandillas. Miles de ni?os y ni?as est¨¢n seriamente afectados por la escasez de productos b¨¢sicos¡±. Esta preocupaci¨®n es compartida por otras muchas organizaciones de la sociedad civil, como Am¨¦rica Solidaria, que trabajan apoyando la lucha por una sociedad m¨¢s justa en Hait¨ª. El riesgo de crisis humanitaria del que algunas instituciones hablan, para nosotros ha dejado de ser "riesgo".

Pero Hait¨ª; bello pa¨ªs, lleno de buena gente, sigue luchando para encontrar el pa¨ªs que quiere, el pa¨ªs que desea. Durante estos d¨ªas decenas de miles de personas, pac¨ªficamente, reivindican, claman y reclaman justicia. Hait¨ª lo conforma quienes creen que en la educaci¨®n est¨¢ el poder de la transformaci¨®n y quienes buscan una vida digna. Son ellos y ellas, cientos de miles, quienes hacen de Hait¨ª un pueblo fuerte y valiente. Que se cura las heridas a base de humor, amor y solidaridad mutua.

Kenbe r¨¨d, pa moli! - ?Mantente firme, no te rompas!

Olga Regueira es directora ejecutiva de Am¨¦rica Solidaria Hait¨ª.