Dedo ¨ªndice
Con ese dedo erguido se nos amenaza, se nos acusa, se nos inculpa, se nos indica el ¨²nico camino recto que debemos seguir.
A pocos meses de nacer, antes de que balbuceen las primeras palabras, los ni?os identifican las cosas se?al¨¢ndolas con el dedo. En ese gesto no est¨¢ impl¨ªcita a¨²n la inteligencia. Ese dedo infantil solo est¨¢ movido por la voluntad. Lo se?alo, existe, lo quiero, parece que quieren decir esos tiernos seres reci¨¦n llegados a este mundo. En la cuna comienzan se?alando cualquier juguete, como lo hace Jehov¨¢ al crear con el dedo un juguete llamado Ad¨¢n, seg¨²n lo pint¨® Miguel ?ngel en la Capilla Sixtina. En nuestra cultura el dedo ¨ªndice tiene distintos significados, todos imperativos. Con ese dedo erguido se nos amenaza, se nos acusa, se nos inculpa, se nos indica el ¨²nico camino recto que debemos seguir. Ese gesto lo usan como se?al de autoridad los moralistas, los pol¨ªticos fan¨¢ticos, los censores, quienes poniendo el dedo sobre los labios nos advierten de que nos conviene callar. He aqu¨ª la forma en que el dedo infantil, que en su momento fue creativo, acaba convertido en un poder de destrucci¨®n. A lo largo de la evoluci¨®n humana, despu¨¦s de que los primates generaran las cosas se?al¨¢ndolas con el dedo, comenzaron a crearlas con palabras. As¨ª ir¨ªan Ad¨¢n y Eva desnudos en el hipot¨¦tico para¨ªso terrenal se?alando primero y dando nombre despu¨¦s a los animales, plantas, ¨¢rboles y frutas hasta llegar a la manzana de la inteligencia. Las cosas se creaban al nombrarlas. A partir de entonces solo existen las cosas que tienen nombre, del que deriva un poder m¨¢gico. Llamas al lobo y el lobo viene; hablas una y otra vez de crisis y por fin la crisis llega; dices que todos los pol¨ªticos son una mierda y lo acaban siendo; repites que en este pa¨ªs existe un clima pol¨ªticamente irrespirable y al final te asfixias; pronuncias a gritos la palabra libertad y solo por eso ya te crees libre, pero en este caso llega el aguacil y te mete el dedo en el ojo.
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