Ser Italia
En pol¨ªtica, toda elecci¨®n implica un coste, y la pregunta es qu¨¦ precio asumiremos: dejar la oposici¨®n en manos de la ultraderecha o explorar la v¨ªa de un alineamiento progresista al que ir sumando fuerzas
Cuando en una democracia Gobierno y oposici¨®n son la misma cosa, el sistema genera sus monstruos en forma de alternativa. Lo llamamos ¡°populismo¡± y responde a una reacci¨®n l¨®gica, alimentada por el deseo de mostrar que existe una opci¨®n disponible distinta a lo existente. Es el caso de la larga Grosse Koalition alemana, el matrimonio entre socialdem¨®cratas y democristianos que ha roto el natural c¨®digo binario con el que la democracia ha ido funcionando hasta la fecha: hay un Gobierno, ergo hay oposici¨®n. Alternativa por Alemania, como su propio nombre indica, no es m¨¢s que la respuesta implacable de la ultraderecha a los partidos del sistema, a su interesado empe?o en demostrar que ¡°no hab¨ªa alternativa¡±.
Este es el juego de Vox. Lo vemos con la ruptura del consenso sobre la violencia de g¨¦nero: se presentan como aut¨¦nticamente distintos, los ¨²nicos que no participan del mismo. Lo har¨¢n a lo largo de la legislatura forzando al PP a cambiar sus postulados para no ceder ni un espacio de oposici¨®n, forz¨¢ndoles a una guerra de batallas culturales sin cuartel. Perfectamente obediente a la ortodoxia econ¨®mica, la ultraderecha solo ofrece una visi¨®n radicalizada de s¨ª misma cuando ataca los valores democr¨¢ticos a los que llama ¡°consenso progre¡±, cuando son, literalmente, de todos.
Nuestra l¨®gica aspiraci¨®n por tener un Gobierno nos hace olvidar que tan importante es configurar el Gobierno como su oposici¨®n, y que una visi¨®n de Estado pasa por proteger una alternativa sist¨¦mica, que participe de valores democr¨¢ticos. Y es algo, mal que nos pese, incompatible con la gran coalici¨®n mientras la ultraderecha galope sobre el sentimiento antipol¨ªtico despertado por las sucesivas convocatorias electorales y el inevitable deterioro institucional. Y no conviene llamarse a enga?o: si la gobernabilidad descansa en los populares con una investidura y un pacto sobre los presupuestos, Casado no ser¨¢ el l¨ªder de la oposici¨®n.
En pol¨ªtica, toda elecci¨®n implica un coste, y la pregunta es qu¨¦ precio asumiremos: dejar la oposici¨®n en manos de la ultraderecha o explorar la v¨ªa de un alineamiento progresista al que ir sumando fuerzas. Ciudadanos, sin ir m¨¢s lejos, tiene una magn¨ªfica oportunidad para volver a sus or¨ªgenes de partido bisagra: hacer un Valls bis. La ¨²ltima opci¨®n ser¨ªa explorar una abstenci¨®n de ERC basada en la promoci¨®n del di¨¢logo pol¨ªtico pero a un estricto per¨ªmetro constitucional. En Italia el M5S entroniz¨® a Salvini. Pero ahora los grillini, tras pactar con los dem¨®cratas, han contribuido a proteger la normalidad institucional. Se dice que Espa?a es como Italia sin italianos. Quiz¨¢ es hora de actuar como ellos, al menos cuando aciertan.
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