?Al diablo parias de la tierra!
El reconocimiento por Trump del Gran Israel del sionismo fundamentalista sienta un interesante antecedente para China y Rusia
Nada peor que el destino de los perdedores, los vencidos. A quien cree en la ley de la fuerza solo le valen las victorias. Si hay tratos, deben ser con los vencedores, sus iguales, entre depredadores, para marcar el territorio propio y mantener a raya a los rivales.
Lo saben los kurdos y los palestinos. Tambi¨¦n los ucranios. El jefe solo atiende a las razones del provecho propio y el de sus amigos, y mejor si ambos provechos coinciden. Este es el caso de Erdogan, Putin y Netanyahu. Que nadie se escandalice si deja tirados a los kurdos despu¨¦s de utilizarlos para combatir el Estado Isl¨¢mico. Ni se sorprenda por la retenci¨®n de la ayuda militar a Ucrania, para regocijo de los invasores rusos. Y menos a¨²n, de su descarada apuesta por la anulaci¨®n de cualquier derecho de los palestinos sobre su tierra y en favor del Gran Israel b¨ªblico e irredento del sionismo fundamentalista.
El reconocimiento del derecho a la ocupaci¨®n definitiva de los territorios de Cisjordania, un crimen de guerra seg¨²n el derecho internacional, vulnera varias resoluciones de Naciones Unidas, muchas de ellas rubricadas por Washington. Sella definitivamente el plan de paz de Oslo, la posibilidad de dos Estados en convivencia y reconocimiento mutuo, y naturalmente el papel de ¨¢rbitro de Estados Unidos en el conflicto. Responde a la renuncia a la hegemon¨ªa en la regi¨®n, cada vez m¨¢s en manos de Rusia. Y abre la puerta a la transformaci¨®n de un conflicto territorial entre dos comunidades nacionales ¡ªuna jud¨ªa y otra palestina¡ª en otro de reivindicaci¨®n de los derechos civiles de los ¨¢rabes que no tienen Estado alguno que les proporcione la ciudadan¨ªa.
Tiene un efecto geopol¨ªtico adicional, como culminaci¨®n del programa trumpista de destrucci¨®n del orden internacional, del derecho y del multilateralismo, con el argumento darwinista y hobbesiano de reconocer ¡°los hechos sobre el terreno¡±. Rusia y China ser¨¢n las principales potencias beneficiarias de la expansi¨®n de tal doctrina f¨¢ctica. La primera, por sus numerosos territorios anexionados o desgajados de Estados vecinos y adversarios: Transnistria, Crimea, Donetsk y Lugansk, Abjasia, Osetia del Sur e incluso Nagorno Karabaj. La segunda, por los arrecifes ocupados en el mar de la China Meridional y las perspectivas futuras respecto a Taiw¨¢n y Hong Kong. No son los ¨²nicos: Marruecos con el S¨¢hara o India con Cachemira, tienen tambi¨¦n motivos para alegrarse.
Donald Trump ama a los vencedores y odia a los vencidos, a los parias de la tierra.
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