Elecci¨®n decisiva
La par¨¢lisis pol¨ªtica solo podr¨¢ superarse si el PP colabora en la gobernabilidad
El Partido Popular (PP) sigue debati¨¦ndose acerca de la posici¨®n que deber¨¢ adoptar en el caso de que fracasen las negociaciones entabladas por el l¨ªder socialista, Pedro S¨¢nchez, para lograr su investidura. Si esta eventualidad llegara a producirse, ninguna otra f¨®rmula para evitar que los ciudadanos sean llamados a unas terceras elecciones ser¨ªa posible sin cierto grado de compromiso de los populares. Esta circunstancia, por s¨ª sola, es argumento suficiente como para que su direcci¨®n no se deje llevar por los excesos mientras el Partido Socialista contin¨²e explorando la v¨ªa del acuerdo con Unidas Podemos, cuyo principal obst¨¢culo se encuentra en el precio que ERC quiera poner a su abstenci¨®n o, alternativamente, en la disposici¨®n de Ciudadanos para asumir un papel al que habr¨ªan sido convocados como segunda opci¨®n.
Incluso en el supuesto de que los negociadores del Partido Socialista consiguieran la abstenci¨®n de ERC a trav¨¦s de una salida inequ¨ªvocamente enmarcada en la Constituci¨®n, el papel del PP seguir¨ªa siendo determinante para afrontar los problemas del pa¨ªs. La par¨¢lisis que domina la pol¨ªtica espa?ola desde hace cuatro a?os, alternando unos periodos inconcebiblemente largos de Gobiernos en funciones con otros de Ejecutivos sin capacidad de gobernar, s¨®lo podr¨¢ ser superada si el PP colabora en la gobernabilidad desde la oposici¨®n, con independencia de su postura en una eventual investidura de S¨¢nchez. Porque el imperativo de evitar una nueva legislatura fracasada no responde a la necesidad formal de disponer de un Gobierno, sino a la de recuperar el tiempo perdido, emprendiendo sin m¨¢s dilaci¨®n las reformas que, de no llevarse a cabo con urgencia, comprometer¨¢n la situaci¨®n econ¨®mica en Espa?a.
Editoriales anteriores
El presidente del PP, Pablo Casado, descart¨® desde el primer momento la f¨®rmula de la gran coalici¨®n, alejando acertadamente el inquietante espectro de una salida que solo favorecer¨ªa a las alternativas pol¨ªticas situadas en los extremos. Las recientes intervenciones de la candidata a dirigir Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, han apuntado en la misma direcci¨®n. Adem¨¢s, ambas formaciones han mostrado su disposici¨®n a lograr acuerdos en asuntos como pensiones o fiscalidad. Y sorprende que en este gen¨¦rico inventario no hayan incluido una pol¨ªtica hacia Catalu?a, no tanto dirigida a pactar ofertas a los independentistas como a explicitar los l¨ªmites con los que estos se encontrar¨¢n gobierne quien gobierne. Un acuerdo as¨ª era deseable desde que el nacionalismo catal¨¢n abraz¨® la causa de imponer la independencia unilateral, urgente antes de las elecciones de abril e imprescindible desde la repetici¨®n en mayo.
El coste de haber convertido el desaf¨ªo independentista en un terreno de confrontaci¨®n electoral, rivalizando en las herramientas legales a aplicar en lugar de acordar los principios pol¨ªticos a seguir, se ha traducido en un correctivo electoral para todos los partidos que han aceptado involucrarse en la espiral, sea en los resultados o en las expectativas. Con la ¨²nica excepci¨®n de Vox, por un lado, y las formaciones independentistas JxC y la CUP, por otro, cuya estrategia declarada sigue siendo la de cuanto peor, mejor. Esta polarizaci¨®n en los extremos podr¨ªa acelerarse si sigue manteni¨¦ndose la insensata l¨®gica establecida tras las elecciones municipales y auton¨®micas, por la que los principales partidos aceptaron incorporar a las mayor¨ªas de Gobierno fuerzas contrarias a la Constituci¨®n. Quiz¨¢ haya llegado el momento de reconocer que esta estrategia no solo no ha reportado ning¨²n beneficio electoral a quienes la han adoptado, sino que ha fragilizado gratuitamente el sistema democr¨¢tico.
El pr¨®ximo 3 de diciembre el PP se enfrenta a una elecci¨®n decisiva. No la elecci¨®n de confirmar o no que esa es la l¨®gica que seguir¨¢ imperando durante esta legislatura, sino la de permitir o no que en su nombre se sobrepase un nuevo l¨ªmite, permitiendo que una fuerza como Vox tenga asiento en la Mesa del Congreso.
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