Cuentas pendientes

Los riesgos econ¨®micos a los que se enfrenta la sociedad espa?ola no son menos acuciantes que los pol¨ªticos. Bruselas acaba de recordar, en el estilo rega?¨®n que le caracteriza, que existen muchas probabilidades de que Espa?a no cumpla los compromisos de d¨¦ficit en 2020, advierte que puede ser necesario un ajuste de 6.500 millones el a?o pr¨®ximo y reclama una reducci¨®n de la deuda p¨²blica, disparada durante los mandatos de Mariano Rajoy; todo ello en medio de un proceso complicado de investidura y negociaci¨®n que deber¨ªa culminar en la formaci¨®n de un Gobierno. No hay duda de que la incertidumbre pol¨ªtica es hoy la amenaza principal que se cierne sobre la econom¨ªa espa?ola y uno de los factores que puede agravar en Espa?a la desaceleraci¨®n econ¨®mica global certificada por todos los organismos econ¨®micos.

El estancamiento no es el ¨²nico problema. Espa?a tiene pendiente una reforma estructural del sistema de pensiones y una transici¨®n energ¨¦tica, todav¨ªa en la fase de definici¨®n te¨®rica, pero que todav¨ªa no ha resuelto el ambicioso y car¨ªsimo plan de financiaci¨®n que requiere el salto a las energ¨ªas renovables; y tambi¨¦n figura en el debe una pol¨ªtica de empleo que incluya los cambios que sean necesarios para estimular la creaci¨®n de puestos de trabajo al tiempo que se limitan los perniciosos efectos sociales de la precariedad laboral. Porque la consecuencia casi inmediata de la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa es el par¨®n del empleo, amenazado adem¨¢s a medio y largo plazo por los efectos de la robotizaci¨®n.

La condici¨®n inexcusable para debatir y, en la medida de lo posible, encauzar todos los problemas mencionados, es contar con un Gobierno estable sustentado sobre un amplio respaldo pol¨ªtico y social. Sin entrar en las modalidades de acuerdo pol¨ªtico o coalici¨®n que est¨¢n sobre la mesa, es evidente que un Gobierno sin el respaldo suficiente no estar¨ªa en condiciones de dar una salida viable al problema de las pensiones, dise?ar un plan para culminar la reforma energ¨¦tica con decisiones financieras e industriales coherentes durante los pr¨®ximos 10 a?os o definir una nueva estructura fiscal, puesto que gran parte de las amenazas sociales e industriales s¨®lo pueden conjurarse con la aplicaci¨®n de unos recursos p¨²blicos de los que hoy el Estado no dispone.

El nuevo Gobierno tendr¨¢ que definir una pol¨ªtica econ¨®mica que sea muy distinta de que la que desgraciadamente se desprende de los Presupuestos prorrogados de Montoro desde 2017. Ni la estabilidad social ni las urgencias inversoras en infraestructuras y servicios p¨²blicos aconsejan hoy una pol¨ªtica de reducci¨®n del d¨¦ficit y de la deuda basada tan s¨®lo en un recorte del gasto como la que se aplic¨® entre 2012 y 2017. La confianza que se reclama desde el lado empresarial no es una virtud aplicable a unas alianzas de Gobierno y descartable en otras, sino una condici¨®n que el Ejecutivo debe ganar en la medida que mejore la estabilidad econ¨®mica y social. El mejor instrumento pol¨ªtico hoy para evitar otro ajuste destructivo del gasto es elevar selectivamente los impuestos y armonizar los ingresos auton¨®micos, como paso previo a una reforma fiscal.

Pero es que, adem¨¢s, el tiempo apremia. Una demora en la formaci¨®n del Gobierno significar¨ªa un retraso en la elaboraci¨®n del Presupuesto y la posibilidad de que el ajuste el a?o pr¨®ximo se aproxime a los 10.000 millones.