Inversi¨®n para crecer
A la amenaza de estancamiento hay que responder con gasto e inversi¨®n p¨²blica en mercados tecnol¨®gicos
La pol¨ªtica de est¨ªmulos fiscales mediante el aumento del gasto p¨²blico y de la inversi¨®n en infraestructuras es hoy la ¨²nica soluci¨®n razonable de car¨¢cter colectivo para las ¨¢reas econ¨®micas amenazadas por un crecimiento lento combinado con el envejecimiento de la poblaci¨®n. En este caso est¨¢n sin duda el ¨¢rea euro y, en ella, Espa?a. Tanto el FMI como la OCDE y, a escala nacional, el Banco de Espa?a, han propuesto en alg¨²n momento modificar el paradigma de la austeridad a ultranza y sustituirlo por pol¨ªticas progresivas de mayor expansi¨®n fiscal, porque, como ya es evidente, la pol¨ªtica monetaria ha agotado pr¨¢cticamente su efectividad.
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Ahora bien, los Gobiernos, que en el caso de la eurozona son responsables de la pol¨ªtica presupuestaria, tienen que enfrentarse a una limitaci¨®n, que es el compromiso de estabilizar el d¨¦ficit p¨²blico y la deuda, y a una recomendaci¨®n, que es la de incentivar los sectores y mercados que proporcionen ventajas competitivas frente a las ¨¢reas del d¨®lar, del yen o del yuan. El hecho es que Europa est¨¢ perdiendo terreno en la competencia feroz por ocupar posiciones relevantes en la guerra por las nuevas tecnolog¨ªas. Los organismos multinacionales, con una prudencia que est¨¢ en sus naturalezas, recomiendan que lideren los aumentos de gasto e inversi¨®n p¨²blica los pa¨ªses con fuerte super¨¢vit p¨²blico, como Alemania, mientras incitan a otros, como Espa?a, a que, sobre todo, reduzcan su endeudamiento.
La clave est¨¢ en la selecci¨®n de inversiones. Si Europa pretende tener alguna posibilidad de cerrar la brecha tecnol¨®gica con Washington o Pek¨ªn tiene que optar por una pol¨ªtica fiscal expansiva cuya diana sean aquellos mercados y tecnolog¨ªas que produzcan m¨¢s valor a?adido, mejoren la productividad y generen empleos de calidad. Existen nichos econ¨®micos que cumplen tales requisitos. Uno de ellos es el de las tecnolog¨ªas contra el cambio clim¨¢tico. No es una ocurrencia de ¨²ltima hora; en eso consist¨ªa el plan inversor de Barack Obama antes de que la involuci¨®n Trump liquidara un programa que acertaba en sus objetivos y ten¨ªa grandes oportunidades de constituirse en un embri¨®n de un cambio econ¨®mico de mayor alcance: convertir la lucha contra el deterioro ambiental en una oportunidad de negocio.
La iniciativa de la expansi¨®n del gasto tiene que ser europea. La cuesti¨®n relevante hoy es qui¨¦n propone ese programa neokeynesiano para aumentar selectivamente el gasto p¨²blico y la inversi¨®n y c¨®mo se ejecuta. No es necesario subrayar que Espa?a necesita un plan as¨ª, primero para mejorar una productividad exigua y despu¨¦s para estabilizar el empleo y los negocios. De hecho, no deber¨ªa renunciar a pelear por programas de esta ¨ªndole.
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