Como si fuera un simulacro
Esquerra alent¨® la estrategia de ruptura unilateral y no se arrepiente de haber quebrado las leyes; al mismo tiempo es una formaci¨®n con la que se puede negociar el Gobierno del pa¨ªs
Temo haber vivido mi vida como si fuera un simulacro¡±, dice Rafael Berrio en una de sus canciones. La frase condensa buena parte de la pol¨ªtica espa?ola de los ¨²ltimos a?os. Describe las negociaciones entre Esquerra Republicana y el PSOE. Ambos temen que el otro les enga?e, intentan confundirlo, saben que van a traicionarse. Pero tambi¨¦n necesitan enga?ar como poco a una parte de los suyos. Esquerra piensa en las elecciones auton¨®micas, un ecosistema donde impera una l¨®gica de la sobrepuja y el histrionismo, y en controlar el Gobierno en Espa?a, una oportunidad que exige cierto disimulo. Hace unos d¨ªas, el Parlament recurr¨ªa a una artima?a ret¨®rica para eludir una prohibici¨®n del Tribunal Constitucional: nos parece mal que nos digan que no podemos decir lo que vamos a decir, declararon. Escenifican su desaf¨ªo sin llegar a ejecutarlo, como quien hace estiramientos en el alf¨¦izar.
El PSOE tiene que insinuar concesiones imposibles y mostrar que no cede nada esencial: cuestiones simb¨®licas, como si en buena medida no fuera una guerra de s¨ªmbolos. Se crea un entramado sof¨ªstico: las negociaciones entre Gobierno central y auton¨®mico son habituales, ha habido pactos anteriores con Esquerra, ?qui¨¦n no est¨¢ a favor del di¨¢logo? La conveniencia otorga un aura de normalidad a lo que solo se explica por la excepcionalidad. Esquerra es un partido que alent¨® la estrategia de ruptura unilateral, que no se arrepiente de haber quebrado las leyes, cuyo l¨ªder est¨¢ en la c¨¢rcel y cuyo n¨²mero dos est¨¢ huida; al mismo tiempo es una formaci¨®n con la que se puede negociar el Gobierno del pa¨ªs. Sabotea las instituciones; pides su apoyo en aras de la estabilidad. Por un lado tienes que justificar su condena; por otro son socios deseables. Se propone como soluci¨®n la definici¨®n de la locura: hacer lo mismo y esperar un resultado distinto. Todo se arregla con un nuevo Estatut y unos premios nacionales: sali¨® bien la ¨²ltima vez. Ni siquiera sabemos si llegar¨ªa a redactarse o aprobarse, pero eso es lo de menos.
Son varios papeles para diferentes p¨²blicos a la vez, y recuerdan al chiste de los obreros sovi¨¦ticos: ¡°Nosotros fingimos que trabajamos y ellos fingen que nos pagan¡±. Los m¨¢s bienintencionados conf¨ªan en que la mara?a de amagos y enga?os no provoque el colapso del sistema que buscan los otros, y no est¨¢ claro si los actores temen o esperan que alguien los salve de s¨ª mismos. @gascondaniel
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