?A cu¨¢ntas Rosal¨ªas, Mozarts, Barenboims o Sabinas nos estamos perdiendo?
La educaci¨®n musical ha pasado a la cola de las prioridades educativas en Espa?a. ?Cu¨¢nto talento desperdiciado nos costar¨¢ ese desprecio?
CIENTOS DE MILES de ni?os espa?oles nunca han o¨ªdo hablar de Beethoven o Mozart. Y tengo miedo de que esta sea la punta de un iceberg muy sombr¨ªo. El n¨²mero de personas en este pa¨ªs que nunca ha escuchado una sonata de Beethoven en su totalidad debe llegar a las decenas de millones. Qu¨¦ frase tan terriblemente triste de escribir.
Soy, por supuesto, parcial. No solo me gano la vida como pianista, sino que lo m¨¢s importante para m¨ª fueron Beethoven, Mozart, Brahms, Bach y otros que alcanzaron el alma de mi infancia, arrancaron lo que hab¨ªa all¨ª, lo sacudieron, lo pulieron, lo llevaron de paseo y luego volvieron a colocarlo de una manera que se ajustaba un poco mejor en m¨ª.
Tuve la suerte de que cuando era ni?o, las orquestas escolares y las clases de m¨²sica estaban en todas partes, y la exposici¨®n a la m¨²sica cl¨¢sica era tan omnipresente como lo son hoy los ?buckets de pollo. Estoy agradecido por eso cada d¨ªa y, consciente del impacto que tuvo en m¨ª, estoy m¨¢s preocupado que nunca por el estado de la educaci¨®n musical y la presencia de m¨²sica cl¨¢sica en las escuelas (con algunas pocas excepciones notables, gracias a Dios).
Hay algo que funciona terriblemente mal en un sistema educativo que posee todos los ingredientes necesarios para el aprendizaje (pasi¨®n, curiosidad, maestros y maestras incre¨ªblemente trabajadores e inventivos) y, sin embargo, lo recompensa con un completo desinter¨¦s.
?A cu¨¢ntas y cu¨¢ntos futuras Rosal¨ªas, Savalls, Barenboims o Sabinas nos estamos perdiendo simplemente porque no tienen la oportunidad de explorar la creaci¨®n musical? Quiz¨¢ lo m¨¢s importante, independientemente del ¨¦xito comercial futuro (los ingresos de la industria de la m¨²sica en Espa?a actualmente superan los 650 millones de euros anuales), ?cu¨¢ntas j¨®venes mentes creativas est¨¢ sofocando el Gobierno debido a la pereza, la b¨²squeda de votos y las prioridades equivocadas?
Aprender un instrumento musical no consiste solo en perfeccionar una habilidad musical espec¨ªfica. Fomenta un sentido de comunidad y la disciplina, aumenta la autoestima, ense?a el trabajo en equipo y ayuda a la concentraci¨®n. El impulso creativo incluye mucho m¨¢s que el hecho de inventar algo. Es un ant¨ªdoto brillante frente a lo que nuestra sociedad se ha transformado, una respuesta potencial a los niveles epid¨¦micos de dificultades de comportamiento en nuestras aulas, algo que dura toda la vida y beneficia a las empresas, las familias, las estructuras sociales y la salud.
En esta ¨¦poca de endiosamiento y fama instant¨¢nea tan idealizada por programas como La Voz y sus semejantes, es m¨¢s importante que nunca que la educaci¨®n musical sea tratada como un derecho b¨¢sico m¨¢s que como un lujo.
Nunca ha sido m¨¢s importante recordar esa maravillosa historia (tristemente ap¨®crifa, creo) de cuando se le aconsej¨® a Churchill que tomara dinero de las artes para financiar el esfuerzo de guerra. ?l respondi¨®: ¡°Entonces, ?por qu¨¦ estamos luchando?¡±.
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