El precio
Los grandes temas, la pol¨ªtica econ¨®mica y la cuesti¨®n catalana, se prestan a rentables cortinas de humo durante la pre-investidura
Nunca desde 1977 la elecci¨®n de nuevo Gobierno se hab¨ªa presentado abierta a un escenario tan complejo. Tal es el resultado de la secuencia que desde el acuerdo poselectoral de la izquierda llev¨® al desarrollo de las gestiones para configurar una mayor¨ªa de investidura. Inicialmente, tras el 28-A, un acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos (UP) resultaba ya la soluci¨®n m¨¢s atractiva. Lo denomin¨¦ aqu¨ª ¡°un socialismo de lo posible¡±. El resto es conocido, hasta el vuelco dado a la situaci¨®n por Pedro S¨¢nchez al d¨ªa siguiente del 10-N. Vista la intransigencia de Pablo Iglesias, rendici¨®n total.
Ante el espectro de unas terceras elecciones, parec¨ªa una salida l¨®gica. No lo fue por la forma. Ya no hubo convocatorias a PP y Ciudadanos para explorar una alternativa, y sobre todo, seg¨²n cr¨®nicas fiables, Pedro S¨¢nchez salt¨® por encima de un debate en la Ejecutiva, para de inmediato escenificar el abrazo con Iglesias. Hab¨ªa argumentado antes puntualmente su rechazo a hacer m¨¢s concesiones, recibiendo un chaparr¨®n de censuras de Unidas Podemos. Ahora sin explicaci¨®n alguna, con Iglesias vicepresidente, la coalici¨®n era ¡°ilusionante¡±. La democracia interna qued¨® tocada, con el papel de la ejecutiva sustituido por un teledirigido plebiscito de ratificaci¨®n. Tampoco los ciudadanos, aunque respalden el acuerdo, tienen poco de qu¨¦ felicitarse ante el secreto que presidi¨® las actuaciones de los dirigentes. Adem¨¢s, mirando al pasado inmediato, nada excluye que estos digan una cosa y hagan luego otra diferente.
Porque los grandes temas, la pol¨ªtica econ¨®mica y la cuesti¨®n catalana, se prestan a rentables cortinas de humo durante la pre-investidura. La coalici¨®n debe formular pol¨ªticas correctoras de la desigualdad y asistenciales, frente al enfoque neoliberal, sin por ello deso¨ªr las exigencias de equilibrio presupuestario, esto es, cuantificando las ofertas. El pron¨®stico es aqu¨ª favorable.
Sobre la cuesti¨®n catalana, el dilema es asimismo grave. Por la fuerza de las cosas, no se trata de sentar las bases pol¨ªticas de un entendimiento, sino de que Esquerra Republicana se abstenga. Y el precio a pagar ser¨¢ alto, porque ERC no puede volverse de pronto constitucionalista. As¨ª que habr¨¢ que jugar al escondite con la opini¨®n, garantizando una constitucionalidad que los catalanistas rechazan, sobre la base de un black friday de ofertas econ¨®micas y normativas. Un ¡°nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica¡± supondr¨¢ acercarse, dando un rodeo, a la posici¨®n privilegiada de Catalu?a en el ¡°pacto fiscal¡± exigido por Artur Mas. En momento posterior, la prestidigitaci¨®n propuesta por Iglesias sobre la ¡°consulta¡± que en principio no es refer¨¦ndum y luego s¨ª lo es, puede servir de recurso para salvar el obst¨¢culo del ¡°fundamentalismo constitucional¡±. El PSOE tiene guardado un proyecto federal, pero Pedro S¨¢nchez y Miquel Iceta prefieren un tacticismo de supervivencia. Mientras sigue la transitoriedad.
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