La primac¨ªa del poder judicial

"Comp¨¢rese el encaje brit¨¢nico del nacionalismo escoc¨¦s y gal¨¦s con la aparente incapacidad de Espa?a para encajar el nacionalismo catal¨¢n. Uno de los motivos por los que esta cuesti¨®n ha sido mucho m¨¢s conflictiva en Espa?a es porque las relaciones entre el Estado y sus territorios constitutivos est¨¢n establecidas en el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n. La Constituci¨®n es aplicable de forma independiente por los jueces y, como todas las constituciones formales, es dif¨ªcil de modificar. De ah¨ª que cueste tanto lograr una soluci¨®n pol¨ªtica". Lo escribe el juez Jonathan Sumption, que fue magistrado del Tribunal Supremo del Reino Unido, en su libro Juicios de Estado.

Sumption constata que vivimos tiempos de un declive de la pol¨ªtica y una emergencia de la ley que otorga a los jueces un poder excesivo y mengua el prestigio de la democracia representativa. Un proceso al que no es ajena ¡°la b¨²squeda continua de un aumento de la seguridad y una reducci¨®n del riesgo por parte de la ciudadan¨ªa¡±. Hoy en d¨ªa la ley ¡°llega a todos los rincones de la vida humana¡±. Todo se regula y los c¨®digos penales engordan sin cesar con delitos nuevos. Los poderes del Parlamento y del Gobierno se debilitan al tiempo que sube el papel de los jueces. Y las democracias van mutando de la representaci¨®n y la soberan¨ªa popular a lo que algunos llaman el imperio de la ley, que convierte en un absoluto lo que por definici¨®n deber¨ªa ser convencional y funcional. Y as¨ª nos encontramos ante una ¡°de las iron¨ªas supremas de la vida moderna: hemos ampliado el abanico de los derechos individuales al mismo tiempo que hemos recortado de forma dr¨¢stica el ¨¢mbito de las decisiones individuales¡±.

El prestigio de la democracia viene de ser el m¨¦todo m¨¢s adecuado para la toma de decisiones que ofrezcan una probabilidad mayor para conciliar los desacuerdos. Pero si el equilibrio de poderes se rompe a favor del judicial la democracia se debilita porque se va cerrando espacio a la v¨ªa representativa, que es el v¨ªnculo que otorga legitimidad a quienes gobiernan. ?Para qu¨¦ sirve la pol¨ªtica si lo que deber¨ªa ser excepcional, el recurso a los jueces, se convierte en normal? El conflicto catal¨¢n es un ejemplo de ello: la pol¨ªtica ha sido incapaz de buscar la conciliaci¨®n. Y ha transferido su responsabilidad a la justicia. Y aqu¨ª estamos encallados entre el resentimiento, la desconfianza y una abrumadora sensaci¨®n de atasco, en medio de un incesante ir y venir de los juzgados. Hasta el punto de que el calendario pol¨ªtico espa?ol est¨¢ hoy marcado por las noticias judiciales. ?A d¨®nde vamos por este camino? El juez Sumption avisa: ¡°Si en alg¨²n momento llegara el fin de la democracia no nos dar¨ªamos cuenta¡±. Las sentencias no pueden suplir el debate parlamentario. La primac¨ªa del poder judicial nos acerca sin pausa al autoritarismo posdemocr¨¢tico.