Diez joyas de la arquitectura ocultas bajo tierra
Desde estaciones de metro a minas de sal, a veces para encontrar la belleza hay que cavar muy hondo
1. Centro de datos Pionen, White Mountain (Estocolmo, Suecia)
Es como trabajar en la guarida secreta de un malo de James Bond. El proveedor de servicios de Internet sueco Bahnhof AB inaugur¨® en 2008 un centro de datos de 1.200 metros cuadrados en Estocolmo muy alejado de esa imagen gris e industrial que uno puede imaginar para semejante instalaci¨®n. La empresa compr¨® un antiguo refugio nuclear a 30 metros de profundidad y encarg¨® a los franceses Albert France-Lanord Architects unas instalaciones retrofuturistas pensadas para la comodidad de sus trabajadores.
A pesar de estar en una cueva subterr¨¢nea (bajo el parque Bergen Vita, concretamente, en el centro de la ciudad), este centro de datos que protege unos 8.000 servidores cuenta con una permanente simulaci¨®n de luz diurna, as¨ª como con una cascada, invernaderos con todo tipo de plantas y un inmenso acuario de agua salada de m¨¢s de 2.500 litros de capacidad. Tambi¨¦n, por supuesto, est¨¢ a salvo de apagones. En caso de ca¨ªda de la conexi¨®n el¨¦ctrica, cuenta con la energ¨ªa de respaldo que le proporcionan dos motores MTU Serie 2000 dise?ados para submarinos.
2. Escalera mec¨¢nicas del t¨²nel de Santa Ana (Amberes, B¨¦lgica)
Est¨¢n tal y como se construyeron a principios de los a?os treinta del siglo pasado. Las escaleras mec¨¢nicas que dan acceso al t¨²nel de Santa Ana, que une las dos orillas de Amberes bajo el r¨ªo Escalda, est¨¢n consideradas las m¨¢s antiguas de Europa. De estilo art d¨¦co, como los dos accesos a la superficie, est¨¢n fabricadas en madera y en su momento supusieron toda una novedad en el campo de la ingenier¨ªa. Las escaleras conducen 31 metros bajo el lecho del r¨ªo, donde se encuentra un t¨²nel peatonal alicatado de 570 metros de largo y 4,5 de ancho (lo que permite adem¨¢s circular en bicicleta en ambos sentidos) que a¨²n conserva la se?alizaci¨®n original. Tambi¨¦n se pueden tomar los enormes ascensores con capacidad para 40 personas, y tambi¨¦n de la ¨¦poca, pero no es lo mismo.
3. Estaci¨®n de metro Formosa Boulevard (Kaohsiung, Taiw¨¢n)
M¨¢s cerca de una catedral que de la t¨ªpica estaci¨®n de metro, esta obra del arquitecto italiano Narciso Quagliata cuenta con una alucinante c¨²pula de luz que est¨¢ considerada la estructura de cristal m¨¢s grande del mundo. Tiene 30 metros de di¨¢metro y cubre un ¨¢rea de 2.180 metros cuadrados. Est¨¢ compuesta por 4.500 paneles de vidrio. La estaci¨®n, de tres niveles, 11 salidas y con conexi¨®n a dos l¨ªneas distintas, se inaugur¨® en septiembre de 2008 con motivo de los Juegos Mundiales que tendr¨ªan lugar un a?o despu¨¦s, y se ha convertido en un s¨ªmbolo tan popular del distrito de Sinsing que hasta se alquila para celebrar bodas.
4. Ciudad subterr¨¢nea de Kariz (Ir¨¢n)
Se construy¨® hace la friolera de 2.500 a?os bajo lo que es hoy la ciudad de Kish, en la isla iran¨ª del mismo nombre. Algunos expertos consideran que este inmenso entramado de t¨²neles a unos 15 metros bajo tierra era en su origen un inmenso acueducto que canalizaba el agua subterr¨¢nea hasta las aldeas y pueblos cercanos, parece que con el paso de los siglos pas¨® a estar habitado. El ¨¢rea alcanza en total los 10.000 metros cuadrados y los muros parecen cubiertos de conchas y corales que, sorprendentemente, los expertos han datado en m¨¢s de 300 millones de a?os.
5. Estaci¨®n de metro Toledo (N¨¢poles, Italia)
Es el mejor exponente del programa Estaciones de Arte, con el que el ayuntamiento napolitano encarg¨® a una serie de arquitectos de prestigio renovar las paradas de metro de la ciudad italiana a principios de esta d¨¦cada. Toledo se inaugur¨® en 2012 en lo que se conoce como los Barrios Italianos, la zona m¨¢s popular de la urbe. En la superficie, bulle la actividad del barrio, con ese tr¨¢fico incesante y ca¨®tico que caracteriza sus estrechas calles. Abajo, a 50 metros de profundidad, reina la calma y la pompa propia de todo museo.
Si uno llega por el acceso de Montecalvario, descubre un cr¨¢ter que conecta con el vest¨ªbulo. La luz del sol que entra por una claraboya ilumina un mosaico azul y ondulado, obra del catal¨¢n Oscar Tusquets Blanca, que nos recuerda que, cuando se iniciaron aqu¨ª las excavaciones, se toparon con el mar. Por otra entrada, descubrimos un inmenso panel de cer¨¢mica del artista transvanguardista Francesco Clemente, titulado Engiadina, y despu¨¦s El vuelo, del matrimonio de artistas conceptuales rusos Ilya y Emilia Kabakov. Tambi¨¦n hay una serie de fotos de la iran¨ª Shirin Neshat y una pieza con m¨²ltiples rostros de Oliviero Toscani, famoso director creativo de Benetton. Lo dif¨ªcil aqu¨ª es no perder el tren.
6. Minas de sal de Wieliczka (Cracovia, Polonia)
Aqu¨ª no hay arquitecto que pueda apuntarse el m¨¦rito, pues estas minas son obra de la naturaleza, que las horad¨® hace unos 15 millones de a?os llegando hasta los 325 metros de profundidad. E hizo un trabajo ¨ªmprobo, pues son en total m¨¢s de 300 kil¨®metros de galer¨ªas, lagos subterr¨¢neos y una veintena de enormes c¨¢maras, donde s¨ª que ha intervenido alg¨²n que otro dise?ador de interiores.
Tras descender los cerca de 800 escalones que conducen hasta aqu¨ª (dejaron de trabajarse como minas para convertirse en atracci¨®n tur¨ªstica en 1945) es f¨¢cil encontrar esculturas y bajorrelieves, pero lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es la enorme capilla de Santa Kinga, una sala de m¨¢s de 50 metros de largo decorada a base de estatuas de sal que conforman escenas b¨ªblicas y de cuyo techo cuelgan enormes l¨¢mparas de ara?a. Wieliczka bien vale una misa.
7. Estaci¨®n de metro de Westfriedhof (M¨²nich, Alemania)
Se la conoce como el Cementerio Oeste, porque no destaca precisamente por la profusi¨®n decorativa, pero su austeridad germ¨¢nica (es todo hormig¨®n armado y cemento, dise?ado por la oficina de arquitectura Auer+Weber) contrasta con unas enormes l¨¢mparas obra del dise?ador industrial Ingo Maurer, fallecido el pasado octubre. La espectacular iluminaci¨®n de colores amarillos, azules y rojos convierte los andenes en un escenario alucinante, al tiempo que combate acertadamente la claustrofobia. Construida entre 1993 y 1996, se ha convertido en lugar de peregrinaci¨®n de instagramers de todo el mundo.
8. Chichu Art Museum (Kagawa, Jap¨®n)
Ideado por el prestigioso arquitecto japon¨¦s Tadao Ando este museo de la isla japonesa de Naoshima est¨¢ construido bajo tierra pr¨¢cticamente en su totalidad. La idea era crear un centro de arte que repensara la relaci¨®n entre el hombre y la naturaleza desde el respeto al paisaje, de ah¨ª que, desde la superficie apenas se atisban detalles del magn¨ªfico edificio m¨¢s all¨¢ de sus preciosos jardines. La luz solar incide directamente en su interior para que el visitante no se sienta enterrado vivo. Adem¨¢s, cuenta con una sala a cielo abierto donde pueden contemplarse piezas de artistas como Claude Monet, de cuya famosa serie Lirios de agua se exponen cinco obras.
9. T¨²nel del Elba (Hamburgo, Alemania)
Cuando se inaugur¨® en 1911 fue todo un orgullo de la ingenier¨ªa alemana que hoy, a pesar de no ser la forma m¨¢s r¨¢pida de cruzar el r¨ªo Elba, se conserva con mimo. El t¨²nel une las dos orillas a 24 metros de profundidad a trav¨¦s de un pasadizo abovedado de 426 metros de longitud y seis de di¨¢metro. El recorrido, para peatones y veh¨ªculos motorizados, est¨¢ totalmente alicatado y brilla sobre todo en la salida (o entrada) de St. Pauli, gracias a cuatro enormes ascensores con capacidad incluso para coches. ?Qui¨¦n dijo que la ingenier¨ªa alemana no pod¨ªa ser bella?
10. Estacion de metro Majakovskaja (Mosc¨²)
El metro de Mosc¨² se present¨® al mundo en 1935 como el Palacio del Pueblo y para ello no se escatimaron detalles. Un recorrido por sus estaciones supone un paseo entre mosaicos aleg¨®ricos, pan de oro y se?oriales estatuas, pero en la estaci¨®n de Majakovskaja, Alexey Dushkin nos presenta el futuro de la Uni¨®n Sovi¨¦tica tal y como lo imagin¨® el gran poeta Mayakovsky. Columnas aerodin¨¢micas de acero inoxidable y rodonita rosa, mucho m¨¢rmol y 35 b¨®vedas, techos con mosaicos de Alexandr Deyneka y luces de filamento que, parad¨®jicamente, nos trasladan hoy al pasado de la URSS.
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