Acatar¡ la realidad espa?ola
Entretenerse en fantas¨ªas de un pa¨ªs con otra situaci¨®n territorial, institucional o pol¨ªtica solo favorece la melancol¨ªa in¨²til
La realidad espa?ola es la que es. Claro que el pa¨ªs ser¨ªa m¨¢s sencillo con la institucionalidad brit¨¢nica; con la consistencia alemana; con una habilidad para desdramatizar en los equilibrios a la italiana; con la cohesi¨®n territorial francesa¡ pero la realidad es que en Espa?a parece consustancial la pulsi¨®n de cuestionar las instituciones, la tradici¨®n de polarizaci¨®n trincherista que aflora con una facilidad desasosegante o el conflicto territorial que es parte de la identidad espa?ola. Y esto, todo esto, est¨¢ representado en el Congreso constituido esta semana para la XIV Legislatura. San Jer¨®nimo retrata bien el c¨®ctel nacional, tal como somos. Hay 17 partidos, o 19, una sopa de letras llena de siglas ajenas al inter¨¦s colectivo, en el tercio norte con un porcentaje alt¨ªsimo que incluso aspira a romper este¡ y con eso toca legislar y hacer Gobierno. Hay que acatar la Constituci¨®n, claro, pero tambi¨¦n hay que acatar la realidad del pa¨ªs.
La situaci¨®n es complicada, pero es la que es. Y con eso hay dos f¨®rmulas para hacer Gobierno, despu¨¦s de que Ciudadanos enterrase otra tercera f¨®rmula, m¨¢s deseable, tras el 28-A. Y las dos v¨ªas est¨¢n claras: con PP+Cs, evitando a los partidos nacionalistas de un extremo y de otro, y los aventurerismos populistas; o hacia la izquierda con UP+partidos territoriales, muchos independentistas. Refutar esto es ir a terceras elecciones a barajar de nuevo, y eso parece de locos. De momento, de esas dos opciones parecen ya descartadas la f¨®rmulas de gran coalici¨®n por ambas fuerzas bloqueando incluso el debate. El PSOE se ech¨® en brazos de Podemos, literalmente, a las pocas horas de votar; y el PP ha puesto pie en pared vetando preventivamente a S¨¢nchez. Refutada esa l¨ªnea, s¨®lo queda el otro pacto. Por m¨¢s que se ponga el grito en el cielo, sobre todo en el cielo mesetario, no hay m¨¢s.
Negarse a aceptar esas f¨®rmulas es negarse a la realidad. Se trata de la aritm¨¦tica votada por los ciudadanos. Y si nada cambia, el Partido Socialista tendr¨¢ que meter a ERC en su ecuaci¨®n, una operaci¨®n de alto riesgo que s¨®lo se evitar¨ªa si se apostase por la opci¨®n A. Entretanto, lo previsible es que ERC no ande buscando un regreso a la constitucionalidad sino reforzarse tras el proc¨¦s empezando por cambiar la ret¨®rica. Y en el PSOE saben, como advert¨ªa Kennedy, que quien busca el poder cabalgando un tigre suele acabar dentro del tigre. Tendr¨¢n que gestionar esa apuesta volc¨¢nica, y se equivocan si, para hacerlo, buscan legitimarse exagerando el fantasma de Vox como la mayor amenaza para Espa?a. Con esa estratagema, adem¨¢s, nutren a Vox, que es tambi¨¦n expresi¨®n de la compleja realidad espa?ola sintetizada en el Congreso.
Y entretenerse en fantas¨ªas de un pa¨ªs con otra realidad territorial, institucional o pol¨ªtica s¨®lo favorece la melancol¨ªa in¨²til. Eso es lo que hay, y hay que sumar con lo que hay, acatando la Constituci¨®n pero acatando tambi¨¦n la realidad.
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